Psicología y coaching Vida saludable

¿Cómo superar la sensación de soledad?

Conectar emocionalmente con los demás y socializar de verdad puede marcar la diferencia

En un mundo cada vez más intercomunicado, puede parecer extraño que sigan existiendo personas que se sienten solas, pero la realidad es esta. Las nuevas tecnologías han conseguido que intercambiemos palabras con más frecuencia, pero el impacto que han tenido en la calidad de los vínculos emocionales que unen a las personas no ha sido inequívocamente positivo.

Teniendo en cuenta que ante el aislamiento no existen soluciones mágicas que permitan solucionar el problema de la noche a la mañana… ¿cómo superar la sensación de soledad?

Métodos que ayudan a superar la soledad

A continuación repasaremos algunas pautas que resultan útiles para solucionar el problema del aislamiento emocional típico de las personas que se sienten solas.

1. Pregúntate qué es lo que quieres

Es cierto que el aislamiento puede llegar a ser muy dañino, pero también es verdad que cada persona es un mundo y la definición de lo que significa estar solo varía dependiendo de a quién se pregunte. Es un hecho que existen muchísimas personas que aman la soledad, y no hay nada malo en ello.

Sin embargo, en los países de cultura occidental se valora mucho la extraversión, y la introversión y la tendencia a querer estar a solas tiene peor imagen. Eso puede hacer que algunas personas se planteen un problema que no existe: ¿Por qué no disfruto estando más tiempo en compañía de los demás? ¿Cuál es mi problema?

Lo cierto es que en un principio, la soledad solo es dañina cuando genera un sufrimiento claro causado por la escasez de momentos en los que se conecta emocionalmente con los demás. Esto es también lo que explica que gente muy popular y con una ajetreada vida social pueda llegar a sentir un vacío en su interior al sentir que esas interacciones no significan nada o no están basadas en la honestidad.

Así pues, el primer paso para saber cómo superar la soledad es tener claro si realmente hay algo que deba ser superado.

2. Reconcíliate con tus hábitos y gustos

Hay gente que, aunque no se dé cuenta, se siente sola porque en parte decide auto-excluirse de la vida social. Esto suele darse en casos de personas que se creen demasiado únicas y que piensa en los demás como si formasen una sola categoría homogénea: “los otros” por un lado, y “yo” por el otro.

Pero en el mundo hay demasiada gente como para reducirla toda a un solo concepto estereotipado. Es por eso que si el problema está en los gustos, las mentalidades y las aficiones, nada debería impedirnos ir a donde está la gente que tiene todo eso en común con nosotros.

Internet, si bien por sí sola no garantiza que vayamos a superar la soledad, pone a nuestra disposición un montón de opciones para contactar con toda clase de colectivos y personas con características similares. Acudir a foros, y otros tipos de comunidades online en las que poder hacer quedadas es una genial manera de pasar a participar en conversaciones estimulantes y, a partir de ahí, crear nuevas amistades.

3. Busca el apoyo de las personas más cercanas a ti

Llegar a superar la soledad no es tarea fácil, y por eso merece la pena no rechazar cualquier ayuda disponible. Al fin y al cabo, uno de los primeros pasos a la hora de solucionar cualquier problema de tipo psicológico es desprendernos de los problemas artificiales, y la obsesión por conseguirlo todo por uno mismo es tan irracional como poco constructiva.

En este caso, además, contamos con la ventaja de que el hecho en sí de buscar apoyo en los familiares y amigos contribuye a romper ese sentimiento de soledad. Hablar sobre cómo nos sentimos es una actividad que puede llegar a ser terapéutica y, por otro lado, nos acerca a posibles soluciones a las que antes no teníamos acceso.

4. Entrénate en técnicas para desarrollar asertividad

Ahora que ya has roto la primera barrera de tu zona de confort, es momento de romper la que queda e involucrarte de una manera más activa en las conversaciones.

Para ello, evita a toda costa quedarte cavilando acerca de cuál es el mejor momento para intervenir; limítate a decir lo que piensas de forma clara y con un tono de voz firme. Piensa que si no lo haces de este modo, darán igual tus características personales, tus gustos o tu apariencia: la gente no prestará atención a lo que dices, porque se notará que incluso tú no le das mucha importancia a tu mensaje.