Para comenzar, existen dos tipos básicos de achicoria: una con hojas verdes, delgadas y bordes dentados, y otra con hojas anchas, bordes ondulados y con cogollo, más parecidas a la lechuga. Si bien pueden variar en su color, ambas poseen importantes propiedades y beneficios que al consumirlas, nos brindan a nuestro organismo.
Por caso, las propiedades depurativas y diuréticas son las que más se destacan, de la mano del notable contenido en vitaminas, entre ellas la C. Es decir, es un buen alimento para cualquier persona, 100 gramos de sus hojas solo contienen 18 kilocalorías, en especial para quien sigue una dieta para perder peso.
Su sabor es amargo, esto hace que la achicoria no gusta a todo el mundo, pero deberíamos integrarla porque también es rica en provitamina A (buena para la vista, la piel y el cabello) y en potasio. En menor medida, también contiene minerales como el magnesio y el calcio, así como algo de fibra.
Aunque en una ensalada aporta textura y sabor, la achicoria sobresale por sus cualidades digestivas. Incorporarla en ágapes pesados los hará algo más livianos.
Valor nutricional (por 100 gramos):
- Calorías: 18 kcal
- Fibra: 0,9 g
- Hidratos de carbono: 2,8 g
- Potasio: 170 g
- Calcio: 21 mg
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