Hoy por hoy, es muy común hablar de términos como «sahumar la casa» o «limpiar tu entorno de malas energías», con el fin de que nos ayude a relajarnos y a mejorar las vibras del lugar que nos interese, hogar o lugar de trabajo. Para eso, la mayoría recurre al uso de los clásicos sahumerios, que hace cientos de años ya se usaban en el antiguo Egipto, en Babilonia y en Grecia para alejar los malos espíritus o cualquier otra energía negativa.
Ese proceso de sahumar se inicia con la quema de algún elemento, pueden ser los sahumerios, o bien algún elemento de la naturaleza, como madera, plantas, flores. Sin embargo, cada uno atrae propiedades diferentes.
El incienso es el sahumerio más famoso ya que la gran mayoría tiene uno y se utiliza generalmente para aliviar el estrés y la ansiedad. Mientras que el sándalo ayuda a limpiar las energías negativas de la casa o santificar algún rincón de ella.
En el caso del ámbar, resina de origen vegetal fosilizada, su quema está relacionada con la toma de decisiones porque se dice que puede aclarar los pensamientos.
La canela y la lavanda son elementos estimulantes para tu vida amorosa/sexual. Estos pueden ayudar ya que se relacionan con la atracción y el amor.
El jazmín es un potenciador de conexiones, ya sea a nivel emocional como a nivel personal, en relación con tu pareja, con amigos o familiares. O si estás en época de exámenes finales, es recomendable el aroma a vainilla ya que promueve la tranquilidad en el ámbito del estudio.
Mediante estudios realizados, se comprobó que los sahumerios pueden afectar a nuestro bienestar, ya que nos calma y nos relaja, pero puede que haya contras al utilizarlo.
Según un estudio de la Facultad de Salud Pública Global Gillings de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) dice que el exceso de humo del incienso puede incrementar el riesgo de cáncer de pulmón. Esto se debe a la exposición continuada al monóxido de carbono, que puede ser perjudicial si lo inhalamos en grandes cantidades. O en el caso de las personas que sufren asma porque puede resultar perjudicial, sobre todo para los niños, según la investigación del 2009.
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