Nutrición

La polémica de la sucralosa

Cada vez hay más alimentos que contienen sucralosa en lugar de azúcar, pero hay que analizarla con detalle para valorar si realmente es beneficiosa para nuestra salud.

La sucralosa es un edulcorante artificial, hipocalórico, que se obtiene de la sacarosa (azúcar común), mediante un proceso químico basado en reemplazar de forma selectiva tres grupos de hidroxilo de la molécula del azúcar por tres átomos de cloro.

¿SANA?

Como el resto de los edulcorantes artificiales ha de utilizarse en su justa medida, ya que nuestro organismo necesita eliminarlo y, aunque ya hay muchos estudios que muestran su seguridad alimentaria, todavía no están claros los posibles efectos que pueda tener a largo plazo sobre nuestra salud.

EN LA COCINA Y EN EL PALADAR

Podríamos denominar a la sucralosa (aditivo E955) como un edulcorante neutral, al no aportar valor energético a la comida. Pero más que por su capacidad calórica, se tiene que valorar por la mínima cantidad necesaria para incluirla en cualquier receta, ya que su poder edulcorante es 600 veces superior al del azúcar blanco, por lo que la cantidad a emplear es mínima.

Además, no aporta calorías, ya que la mayor parte no se metaboliza, sino que se expulsa por las heces fecales. Solo una pequeña parte se absorbe intestinalmente, pero se expulsa por la orina, menos un 20-30 %, que sí se metaboliza.

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SOMBRAS SOBRE LA SUCRALOSA

Tras la presentación de varios estudios se llegó a la conclusión de que la sucralosa, al calentarse a altas temperaturas, podría generar sustancias tóxicas como residuo. Se publicó que, al calentarse por encima de los 120 ºC, se descomponía e interactuaba con compuestos grasos, generando unos agentes nocivos denominados cloropropanoles, que aumentan el riesgo de cáncer. No obstante, tras investigaciones más profundas, se ha confirmado que esto es falso y que la sucralosa no tiene efectos cancerígenos y es segura para el consumo humano. La FDA ha establecido como segura una dosis de 500 mg/kg por peso corporal/día.

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A VUELTAS CON LA OBESIDAD

Un reciente estudio publicado en Obesity confirmó una relación directa entre el consumo de edulcorantes artificiales y un aumento del peso corporal. Pero no se le ha atribuido directamente a la utilización de edulcorantes como la sucralosa, si no más bien a los patrones de conducta de las personas que la consumen de forma habitual:

  • Este tipo de edulcorantes no sacian ya que no estimulan la secreción de dopamina, como sí lo hace la sacarosa.
  • Existe el riesgo de alterar la respuesta neuronal-hormonal a la que induce el sabor dulce y, como consecuencia, se puede segregar más cantidad de insulina por el páncreas, lo que podría dar origen a una mayor asimilación de las grasas o los carbohidratos.
  • Debemos tener claro que no es una buena alternativa para perder peso y la mejor opción para endulzar la comida es mediante edulcorantes naturales, intentando acostumbrarnos al sabor natural de muchos alimentos para no precisar de la adición de ningún tipo de endulzante.

Fuente: www.sportlife.es