Es un ritual diario que debemos realizar de manera correcta para evitar irritaciones e infecciones. Tanto para el momento del período como para el día a día, en esta nota te contamos cuáles son tus mejores aliados.
A lo largo de nuestra vida tenemos aproximadamente unos 470 ciclos menstruales, indicadores de la correcta funcionalidad de nuestro aparato reproductivo y de una serie de rituales de higiene diaria y mensual. Históricamente las mujeres siempre hemos buscado recursos higiénicos para nuestro confort. Jabones, lociones y geles más una enorme variedad de toallitas, tampones y la reciente copa menstrual son parte del arsenal de nuestra limpieza.
La cantidad de productos y sus modelos es tan amplia, que a veces resulta difícil elegir y la elección se basa en el precio o en el mayor confort que se obtiene. Pero, ¿son similares todos los productos? ¿Existe alguna ventaja o desventaja entre unos y otros? Veamos.
Productos de higiene:
Jabones y lociones limpiadoras: consisten en productos antisépticos con función limpiadora, con un Ph ácido, casi igual al de la vagina (3,8-4,2), que evita irritaciones.
Otro punto importante es la buena práctica del lavado de manos “antes y después, del contacto con la zona genital y de la técnica de higiene de lavar de “adelante hacia atrás”, para evitar el arrastre hacia la vagina, de las numerosas bacterias que habitan dentro del intestino y que se asientan en los pliegues perianales.
Se pueden utilizar también otros jabones neutros sin perfume, como los de glicerina o de coco para evitar las alergias de contacto. También debe cuidarse la higiene de esponjas, toallas y cualquier otro objeto que utilicemos o que podrían estar en contacto con los tres orificios pélvicos: uretra, vagina y ano.
Cabe destacar que rasurar todo el vello púbico no es recomendable, pues el vello suele ser una protección para los genitales, lo mejor es recortarlo, pero no eliminarlo.
Desodorantes íntimos
El lavado diario de vulva y región anal, realizado durante el baño, alcanza para mantener la higiene y el buen olor corporal natural. Si una mujer se siente molesta con su propio olor corporal o vaginal, se recomienda consultar al ginecólogo/a o dermatólogo/a, por si dicho olor es el resultado de un proceso infeccioso.
No es necesario utilizar desodorantes íntimos o perfumes en aerosol, que pueden contener sustancias irritantes que produzcan alergias. Si nos perfumamos después de la ducha, se debe hacer en las axilas, cuello y piernas, pero no, obviamente, en la cercanía de los pliegues de la vulva, por su alto contenido alcohólico que podría provocar irritaciones.
Para facilitar la sexualidad
Cremas y geles lubricantes
Existen principalmente para dos funciones, para lograr una mejor lubricación y combatir la sequedad vaginal, mejorando el trofismo y la salud de la mucosa interna de la vagina, como los que contienen estrógenos y se venden bajo receta médica y también, con el agregado de L-arginina, mentol, hidroximetilcelulosa, parabenos y glicerina entre otros componentes, para mejorar las relaciones sexuales. Las sustancias como la L-arginina y el mentol, actúan como vasodilatadores produciendo sensaciones de calor y frío que estimulan la excitación sexual. Algunos vienen con sabores frutales.
Es clave que los geles de venta libre sean con base de agua, no oleosos y además hipoalergénicos, ya que pueden producir irritaciones muy molestas.
Sin embargo, es prudente antes de usarlos, aplicar un poco en la piel para detectar una posible alergia. Los aceites de bebé y la vaselina no son sustancias compatibles con las mucosas, por lo cual no deberían utilizarse.
Fuente: https://mia.perfil.com/
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