Psicología y coaching

¿Qué es y qué no es ansiedad? Un discernimiento entre lo clínico y lo espiritual

La ansiedad es una de las afecciones más comunes de nuestro tiempo. Pero, ¿qué pasa cuando los tratamientos no funcionan, los síntomas se intensifican y hay una sensación persistente de vacío o confusión espiritual?

En este artículo te contaré cómo discernir entre la ansiedad, lo psicologico y lo espiritual especialmente cuando se han abierto puertas al esoterismo o se sospecha una influencia negativa.

Nota antes de leer el artículo: La ansiedad, la depresión, la psicosis y otros trastornos de salud mental no deben interpretarse automáticamente como signos de influencia demoníaca. El acompañamiento profesional —psicológico y psiquiátrico— es una parte esencial del cuidado integral de la persona. Con este artículo, no se busca en ningún caso sustituir la ayuda clínica cuando es necesaria. Sin embargo, reconocemos que en momentos de confusión interior pueden surgir búsquedas que derivan en prácticas ajenas a la fe, las cuales sí pueden abrir la puerta a influencias espirituales negativas. Por eso, animamos a un discernimiento cuidadoso, acompañado tanto por profesionales de la salud mental como por una guía espiritual sólida.

1. ¿Todo es psicológico? Cuando la terapia no alcanza y algo más se esconde detrás

La ansiedad

Explicar que muchos trastornos emocionales pueden tener raíz humana, pero a veces hay síntomas que no responden a tratamiento y es necesario considerar la dimensión espiritual. ¿Qué señales pueden alertar?

Según la OMS, aproximadamente 280 millones de personas en el mundo entero sufren de depresión y el 4 % de ansiedad, remitiendo, en muchos casos, a un sinsentido de la vida que termina en graves consecuencias psíquicas/espirituales. ¿Nunca te preguntaste «¿para qué estoy aquí?», «¿qué misión tengo en la vida?», entre otras preguntas de tipo existencial?

Yo me lo he preguntado repetidas veces, siendo parte de ese 4 % de personas que han sufrido ansiedad (muy elevada), lo que me llevó a una búsqueda vertiginosa de respuestas en lugares equivocados, falsos dioses y técnicas sumamente peligrosas del campo «new age», con efectos muy complejos, pero a la vez salvíficos. Esto ha logrado generar un cambio profundo y un proceso de conversión inimaginable para mí en ese momento… pero esto no fue todo…

Para el abordaje de dichos guarismos en problemáticas psicológicas, un proceso de psicoterapia es lo ideal, muchas veces en un tratamiento combinado con psicofármacos. Pero el problema es la ligazón con pseudoterapias de tinte esotérico, que indefectiblemente te llevan por un sendero muy lejano a Dios, y que hay que evaluar con mucho detalle de manera interdisciplinaria (sacerdote, psicólogo, psiquiatra).

Hoy día es muy fácil encontrar psicólogos con formación en técnicas esotéricas como reiki, constelaciones familiares, mindfulness, astrología, entre otras… todas contrarias a la fe católica y con graves negativas en su aplicación.

Este contacto complica el abordaje a nivel psicológico porque debemos contemplar el mundo espiritual a través de un diagnóstico diferencial. Para entender el funcionamiento, tenemos que explicar que el mundo espiritual se «monta, apoya» sobre el mundo humano, como dijo Santo Tomás de Aquino: «La gracia supone la naturaleza…».

Esto significa que no toda afección psíquica es completamente humana si la persona ha tenido este tipo de contacto, como fue, por ejemplo, mi caso. Se debe hacer una evaluación exhaustiva, ya que podemos ver pacientes que parecen estar atravesando conflictos psicológicos, pero que en realidad enmascaran un trasfondo espiritual que hay que abordar en simultáneo para la sanación de la persona.

Como explica el padre exorcista Javier Luzón, una de las puertas de entrada de las afecciones espirituales es el contacto con el ocultismo, en lenguaje actual, la nueva era. Esta conduce —no siempre, pero en muchas situaciones— a tener que consultar con psicólogos y sacerdotes que se dediquen al ministerio de liberación y, en casos más graves, derivación a exorcista.

Algunas señales de alarma son: la historia de la persona en relación con el esoterismo o brujería; si está medicado y, en general, no funciona ningún fármaco; si va de psicólogo en psicólogo o consulta múltiples psiquiatras sin mejora alguna; si los síntomas se crecen en contacto con lo sagrado, entre otros criterios…

2. Vejación, obsesión, infestación… ¿Qué significan estos términos y qué enseña la Iglesia?

En aquellas personas cuyas manifestaciones exceden el campo psicológico, tenemos que pensar que estamos delante de una acción demoníaca extraordinaria, como por ejemplo la infestación, la obsesión, la vejación y la posesión.

Trataré de ser lo más sintético posible, dado que son temas muy largos para abordar y comprender en profundidad. Una acción extraordinaria del demonio es la vejación, la cual podemos definir como maltrato, dolor, y tiene como destino atacar y agredir el cuerpo físico de la persona.

Por ejemplo: golpes, mordeduras, quemaduras, enfermedades, ser arrojados contra paredes, pisos, etc., de parte de manos invisibles… También entra dentro de este género el ataque a nivel laboral, afectivo, vincular, familiar y económico. Hay que tener en claro que en este tipo de acción la persona siempre está bajo el control de la inteligencia y voluntad, muy diferente a la posesión, donde la misma pierde por completo el control de sus facultades.

La obsesión la podemos definir como la acción del demonio contra la persona con el objetivo de agredir y agobiar internamente, en el ámbito psíquico.

La operación es sobre los sentidos a través de pensamientos intrusivos angustiantes, blasfemos e irracionales, sensaciones e imágenes insistentes, los cuales son muy difíciles de rechazar por parte de la víctima, confundiéndose en el tiempo como propios. Pueden aumentar frente a la presencia de lo sagrado o en oración, siendo este un criterio clave de discernimiento.

Por último, la infestación busca dañar al hombre de manera indirecta, dirigiéndose a los objetos, cosas, lugares y también animales. Por ejemplo: ruidos y golpes en pisos, paredes, techos; ruidos de pasos invisibles; voces; vibraciones; timbres; manchas misteriosas; aparición de cierto tipo de insectos o animales que desaparecen rápidamente; despertarse por «toques», entre otras.

En todos los casos tenemos que lograr hacer un diagnóstico diferencial, y esto se basa en el conocimiento y expertise del profesional para poder realizarlo de manera correcta, sabiendo diferenciar sin confundir psicopatologías similares con acción demoníaca extraordinaria como las tres mencionadas anteriormente.

3. ¿Cómo acompañar procesos de discernimiento espiritual sin caer en reduccionismos?

La ansiedad

Un psicólogo es un profesional de la salud mental que, vía la ciencia, puede acompañar a personas a ir sanando diferentes problemáticas referidas al mundo emocional. Como muy bien escribe el padre Kentenich sobre lo mecánico vs. lo orgánico, la subdivisión del hombre en razón, afecto y voluntad lo dejan atrofiado y mutilado; en cambio, la integración de los mismos, sumando la esfera espiritual, lo hacen más íntegro, centrado y sano.

No podemos ver al hombre solamente desde una mirada positivista, ya que sería recortarlo y reducirlo. La variable espiritual hay que tenerla en cuenta, dado que es una pieza fundamental en la constitución antropológica del hombre.

¿Eso significa que somos sacerdotes o directores espirituales? La respuesta es más que clara: ¡¡no!! Somos un eslabón en la cadena de sanación de la persona afectada, que por diferentes situaciones de la vida, Dios nos ha llevado hacia aquí.

Estadísticamente, son muchos menos los casos donde hay una problemática espiritual de magnitud, en comparación a la incidencia de casos de salud mental «puros». No hay que caer en los extremos de demonizar los cuadros, ni de negar la posibilidad de que haya alguna influencia espiritual negativa que esté posibilitando el sufrimiento de la persona.

Sin embargo, con un mal diagnóstico o carencia de formación en esta área, se terminan tratamientos eternos o prescripción de psicofármacos sin efecto alguno.

¿Qué es lo recomendable cuando hay sospecha de que puede haber una comorbilidad de afección psíquica y espiritual? Trabajar de manera coordinada (psicólogo, psiquiatra y sacerdote con conocimiento y desarrollo en el ministerio de liberación) para diagnosticar e intervenir eficazmente, reduciendo los tiempos de trabajo en los que se incurriría con parámetros incorrectos.

4. ¡No tengas miedo, pero tampoco seas ingenuo!

La new age no es una religión ni una filosofía. Es un movimiento sincretista pseudoespiritual que toma elementos de diversas religiones y filosofías, constituido a partir de una matriz masónica y un misticismo pagano-oriental.

Es completamente opuesta a la fe católica y promueve un vaciamiento de la misma a través del rechazo dogmático, sincretismo de cultos y enaltecimiento del yo. Algo que quiero dejar bien en claro en este artículo es que la nueva era NO ES INOCUA, ¡es realmente peligrosa!

Hoy día encontramos a la vuelta de la esquina toda esta oferta, incluso hasta en las propias iglesias, generalmente por desconocimiento de las consecuencias que tiene el contacto con este tipo de prácticas.

Sacerdotes pobremente formados, cultura del hedonismo y el yo-centrismo, más una agenda supranacional perversa, dan como resultado que, ante situaciones de la vida complejas, busquemos «magia» en lugar de Cristo, soluciones rápidas en lugar de procesos, y vanidad en lugar de cruz.

Pero no todo es mala noticia: «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Romanos 5, 20); es decir, estamos llamados a orar y mantenernos junto a la Verdad con «V» mayúscula. Las técnicas new age son falsos remedios para un mal. Son, dicho por los propios autores, «narcisismo espiritual», culto del yo y reemplazo de Dios. Entonces, podemos preguntarnos: ¿buscamos esto? ¿Queremos soluciones rápidas? ¿Nos dejamos guiar por la Divina Providencia?

El mercado espiritual está a la orden del día para intentar «solucionar» tus dudas, conflictos o decisiones. Por ejemplo: la carta astral para la toma de estas últimas, el reiki para la «sanación» física y psíquica, las constelaciones familiares para la resolución de problemáticas vinculares, el mindfulness para la reducción de la ansiedad el yoga para «centrarte», las regresiones a vidas pasadas para «entender» de dónde venís y hacia dónde vas, entre otras.

Fíjate que para cada demanda tenemos una oferta, pero la única que sería importante tener en cuenta es ¡Jesús! Ahí tenemos todo, ¿por qué buscar afuera?

Por último, quería invitarte a que puedas expresarte en los lugares donde frecuentes —sobre todo ámbitos de fe—. Cuando escuches que tal o cual está haciendo alguna de estas técnicas, puedas salirle al encuentro, exhortarlo amorosamente a que deje todo ese maquillaje espiritual para que pueda sumergirse en Jesús, en la Palabra y en la Santísima Virgen.

No tengas miedo de hablar, incluso a los sacerdotes que no conocen sobre este tema. ¡Ánimo, imitemos a los primeros apóstoles!

FUENTE: Lic. Pablo Lopez Caruso @pablofcaruso para www.catholic-link.com