El lenguaje de los gatos es muy particular. Cuando acarician dicen algo, cuando se encrespan demuestran otra cosa, sus maullidos suelen ser señales de algo y si de apetito hablamos, hay varios gatitos que lidian con esto. Si bien algunos se autogestionan, otros piden la comida en determinados momentos del día a modo de rutina. Pero, ¿Sabías que hay razones por las que actúan así?
Tu gato se siente aburrido: si bien los felinos son animales curiosos por naturaleza, usualmente tienen algo que investigar. Pero si no encuentra algo que le de curiosidad, lo más seguro es que acuda a ti, a maullarte para que le prestes atención y juegues con él o sino pide comida a los dueños. Los humanos a veces comemos por gula y casi por aburrimiento así que podemos comprenderlos.
Tu gato comienza a envejecer: uno de los gestos que indican que se acerca la vejez (a partir de los 13 años) es la de sentir menos fuerzas. Es decir, el felino cada vez tiene menos energía y quiere jugar menos lo que hace que tienda a pedir más comida.
Tu gato puede tener parásitos en el intestino: Un felino que tiene parásitos puede estar comiendo, pero no le sirve de mucho ya que el parásito se encarga de robarle los nutrientes. Es por eso que pueden sentir hambre aun comiendo las cantidades usuales.
Tu gato puede padecer de diabetes: esto hace que los felinos no puedan absorber la glucosa que aportan los alimentos que ingieren debido a la falta de insulina. Esto quiere decir que puede ser normal que un gato en estas circunstancias sienta hambre.Eso sí, no solo puedes guiarte por este síntoma para saber si tu gato tiene diabetes. Otro de los síntomas es que bebe mucha agua llevándole a orinar mucho.
Tu gato puede tener hipertiroidismo: La tiroides es algo que hay que tener muy bien revisada ya que altera el organismo. Una de las alteraciones que se pueden notar es en el metabolismo que puede provocar un hambre voraz. Otro de los síntomas que pueden tener es la sed constante y la orina frecuente que encaja también con la diabetes. También puedes aparecer vómitos, diarrea e hiperactividad.
Es importante tener en cuenta que ante cualquier síntoma o comportamiento extraño de tu mascota, se recomienda acudir al veterinario.
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