Acaba de cumplir 18, es chilena y sorprendió en el diálogo que mantuvo con Hillary Clinton en la reciente cumbre de género en París.
“Mi nombre es Julieta Martínez, tengo 17 años y soy chilena, latina. Pero hoy en este escenario no quiero ser solo Julieta. Soy Melanie de Ecuador, soy Daniela de Venezuela, soy Sofía de Costa Rica”.
Julieta está ante Hillary Clinton, que la mira sonriente, embelesada, y asiente a cada una de sus frases. De fondo, decenas de rostros cubiertos con barbijos la escuchan mientras habla sobre la importancia de que las niñas y las adolescentes formen parte de los procesos de toma de decisiones.
Lo dice en el marco del Foro Generación Igualdad de las Naciones Unidas, celebrado entre el 30 de junio y el 2 de julio en París, con la participación de líderes mundiales como el presidente francés Emmanuel Macron, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris y la empresaria Melinda French Gates.
El presidente francés Emmanuel Macron saluda a Julieta Martínez en la apertura del Foro
“Hice hincapié en que quería ser la voz de muchas niñas que no estaban presentes físicamente, pero que quieren que su voz sea escuchada”, afirma , ya de regreso en Santiago de Chile.
Generación comprometida
Julieta es la cara de una nueva generación comprometida con la justicia climática y la igualdad de género. Muchas veces se la presentó como la Greta Thunberg latinoamericana, aunque ella hace su propio camino.
Un camino que, por cierto, empezó desde muy chica, cuando estaba en la escuela primaria y sufría bullying. Para darle otro espacio en el que relacionarse, su mamá empezó a llevarla a charlas y conversatorios de emprendedores a los que asistía por trabajo. Quedó impresionada cuando escuchó a varios oradores presentarse a sí mismos como innovadores o innovadoras sociales. Así, a los ocho años, supo qué quería ser cuando fuera grande: “No podía creer que cambiar el mundo pudiera ser una carrera”.
A los 12, marchó por primera vez. Fue en una manifestación para exigir la cobertura de la bomba de insulina para pacientes de diabetes tipo 1. A ella, su familia se la había podido costear. “Pero me di cuenta del enorme privilegio que tenía y me lo cuestioné. ¿Cómo podía ser que el 99% de los niños y niñas chilenos no pudieran acceder a eso? Entonces salí a luchar con un montón de personas de las que no sabía nada, pero a las que me unía el espacio y un objetivo común”.
Tres años después, creó una plataforma colaborativa destinada al empoderamiento de jóvenes y adolescentes. Julieta eligió cuatro de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU sobre los que creía que podía hacer una diferencia: crisis climática, equidad de género, educación y trabajo en comunidad.
Gracias a su proyecto, tuvo la oportunidad de conocer a chicas “inteligentes, potentes, tremendas”. Y así lo bautizó: Tremendas. El mismo año en que lo lanzó, 2019, fue elegida para exponer en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Madrid (COP25).
Exposición de Julieta en la COP25, celebrada en 2019 en Madrid
-¿Cómo fue creciendo la comunidad de Tremendas?
-Empecé a ir a estos paneles a los que iba cuando era chica, pero me acercaba a niñas para contarles de mi proyecto y ofrecerles que tuvieran un espacio. Me di cuenta de que no era la única que se sentía sola, sino que éramos muchas las que nos sentíamos así. Formamos un equipo de base de ocho niñas, y ahora el proyecto se extendió a 18 países. Se fue generando una red en las que se visibilizan talentos y capacidades, pero también se potencian en un espacio en el que se puede crear y conectar con chicas de intereses similares.
-En una entrevista dijiste que se dieron cuenta de que podían trabajar bajo la premisa de que la educación de las niñas es una solución climática, ¿cómo es esto?
-Cuando hablamos de la crisis de derechos humanos también hablamos de crisis climática, y cuando hablamos de crisis climática también hablamos de una crisis que afecta las inequidades de género porque el 60% de las personas más pobres son mujeres; el 80% de los refugiados climáticos son mujeres y niñas. ¿Cuál es la solución? En Climáticas x Tremendas, propusimos la educación de las niñas como solución climática, y nos basamos en estudios que estiman que si les diéramos acceso a todas las niñas del mundo a la educación y a la planificación familiar, se podrían reducir hasta 105 toneladas de emisiones de CO2. Hoy 263 millones de niños no tienen acceso a la educación, y más de la mitad son niñas. Si les entregas información sobre sus derechos sexuales y reproductivos, sobre economía circular y sobre la crisis climática, pueden tener una mejor oportunidad económica, convertirse en agentes de cambio y desarrollar nuevas soluciones en base a la sustentabilidad y la sostenibilidad. Partimos en marzo e invitamos a organizaciones para dar capacitaciones, charlas y masterclass a 600 niñas de América Latina.
-¿La invitación para el Foro de París llega a partir del trabajo de Tremendas?
-Sí, el año pasado, fui seleccionada con otras 30 personas para formar parte de Youth Task Force de Generación Igualdad, un equipo que busca a líderes activistas que están trabajando en la participación activa y efectiva de jóvenes. Fue una oportunidad para llevar todo el trabajo que estábamos haciendo con Tremendas a una escala internacional. A principio de año, participé del encuentro de Generación Igualdad que se hizo en México de forma virtual. Y el 12 de junio me llegó un correo del gobierno de Francia en el que me invitaban a París.
Julieta Martínez con Phumzile Mlambo-Ngcuka, la directora ejecutiva de ONU Mujeres
-Y participaste de un panel con Hillary Clinton, que según dijiste fue un pase de batuta de las generaciones mayores a las nuevas generaciones, ¿en qué sentido?
-El panel con Hillary fue muy simbólico. En 1995, en la Conferencia sobre la Mujer de Beijing, ella dijo que los derechos de las mujeres eran derechos humanos, una frase que marcó un antes y un después. Ese pasar la batuta se da porque las generaciones más grandes lucharon incansablemente para darnos espacios y herramientas a las nuevas generaciones. Ahora las nuevas generaciones tenemos que ir más allá, debemos llevar las voces de las niñas que están invisibilizadas, no hablar por ellas. En verdad, no quiero ser la vocera de la juventud, sino que este sea es un camino para que las chicas tengamos una silla en la mesa.
Julieta forma parte de la juventud que está cambiando Chile. En el país vecino, tras el estallido social de 2019, una asamblea paritaria presidida por una mujer mapuche, Elisa Loncón, discute un nuevo texto constitucional. Al respecto, Julieta está convencida de que se logrará tener una constitución feminista y ecológica, pero espera que también contemple en su redacción a las personas jóvenes.
Charla de Julieta en el Congreso Futuro que se realizó en Chile a principios de 2020
Meses atrás, pudo reunirse con candidatos y candidatas constituyentes y pedirles que no se olvidaran de las juventudes, que crearan consejos consultivos para poder aportar sus experiencias y perspectivas: “Tenemos que estar presentes de alguna manera. Tienen que dejar de invitarnos solo para la foto o para un discurso inspirador, porque no es suficiente y es frustrante, eso no es participación”.
-¿Cómo describirías a tu generación?
-Esta es una generación que está super despierta. En muchas revueltas, crisis sociales o quiebres en la historia, las juventudes tuvieron roles significativos, pero creo que hoy con las redes sociales, con un click podemos derribar fronteras, acceder a noticias o generar impacto. Cada vez más, las juventudes se conciben como sujetos políticos y como sujetos de derechos. Hoy no queremos vernos solo como sujetos de protección, porque tener menos de 18 años no significa ser una parte inactiva de la sociedad.
-Es muy interesante lo que está pasando en Chile con el proceso de una nueva constitución nacional, pero también el debate sobre el matrimonio igualitario o el aborto legal en el Congreso, ¿sentís que sos parte de ese nuevo Chile que se está gestando?
-Creo que sí y también es parte de mí. Sin todo este contexto sería una persona distinta a la que soy. Podrá sonar muy obvio, pero lo tengo muy presente. Durante mucho tiempo, sentí que estaba en una burbuja, porque sé que soy una persona muy privilegiada con buen pasar, educación, una familia que me apoya y acceso a internet. Vengo de un espacio con gente que tiene oportunidades, recursos y herramientas y no las aprovechan. Sentí que si me quedaba en la burbuja, iba a ser una más del montón, y no me gustaba para nada esa idea. Necesitaba romper la burbuja, o por lo menos expandirla y ser consciente de que el Chile que yo vivía no era la realidad de todas las personas que vivían en mi país.
Julieta en una manifestación.
Julieta no para. Al hablar, lo hace rápido, tal vez para que le alcance el tiempo. En su habitación, colgó un almanaque gigante en la pared con todas sus actividades y armó un sistema estricto para delimitar los horarios dedicados al secundario y a sus iniciativas extracurriculares. Cuando termine el colegio, quiere hacer la carrera de Artes Liberales en la New York University, así que además está preparando un examen de inglés.
Pero a pesar de estar siempre ocupada, Julieta se reserva un rato para pasar con su mamá y su hermana menor. “Tenemos una tradición de sentarnos a conocer historias de mujeres que han marcado la nuestra y que hoy en día no las conocemos”, cuenta. Es uno de los momentos en los que el reloj no cuenta. Cuando leen sobre esas mujeres, Julieta admite que muchas veces piensa en que le gustaría llegar a ser una referente para su hermana, tal como el colectivo Las Tesis o la escritora Chimamanda Ngozi Adichie lo fueron para ella.
Sin embargo, Julieta ya inspira a cientos de chicas.
El 7 de julio, cumplió 18 años. Hizo un festejo muy chico en su casa con su mamá y su perro. Recién había vuelto de París y estaba haciendo los diez días de cuarentena obligatoria post viaje. Entre sus deseos, pidió que las niñas puedan incidir en la agenda política “para empujar el avance en forma efectiva hacia la igualdad”. Julieta estrenará su mayoría de edad en las elecciones primarias de este domingo, votando por primera vez. No dice a quién, pero sí promete que será por los derechos humanos, por la inclusión y la sustentabilidad.
Fuente: escrito por Agustina Ordoqui para www.clarin.com
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