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25 de Julio: Día de la Mujer Afrodescendiente

Fue durante el Primer Encuentro de Mujeres Afro- latinoamericanas y Afro-brasileñas, realizado en Santo Domingo, República Dominicana (1992), que las mujeres de 32 países de América Latina y el Caribe establecieron el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente. La existencia de este día es apenas un paso en el largo camino que las mujeres afrodescendientes en pos de dignificar y reivindicar sus derechos humanos desde una perspectiva social, cultural y política, y la reflexión en torno a temas de la doble discriminación, racial y sexual. Ellas desde sus reflexiones, investigaciones, prácticas y activismos han impulsado un proceso en el que exigen el lugar que se les ha querido negar.

Si ponemos a toda la humanidad, uno al lado del otro organizados en una línea de color, desde el blanco más blanco hasta el negro más negro, no hay donde establecer un límite entre un color y otro, porque siempre hay matices. Se trata de una decisión social. La raza como concepto existe en lo social, la mirada siempre está racializada porque tiene formas de ir separando los unos de los otros.(Lea Geler, antropóloga y doctora en Historia argentina).

Así como la racialización y el racismo se construyen en torno al color de la piel, morena, oscura o negra, su cabello y formas corporales, a la vez que van tejiendo un camino de estereotipos y violencias, concretas y simbólicas; es esa misma piel, esta vez reconocida como abanico maravilloso de colores, identidades, culturas e historias la que podemos convertir en el sello de una humanización- en lo privado y público- que nos urge reconquistar. Es cuestión de piel. Así ha ocurrido en Chile en lo referido a políticas públicas, particularmente en la incorporación al Censo y a la promulgación de una ley aún perfectible; que han sido impulsadas y sostenidas principalmente por el trabajo de diversos colectivos afro chilenos de Arica y Parinacota liderados y protagonizados por mujeres, como la ONG Oro Negro y la Colectiva de mujeres afrodescendientes Luanda.

El 16 de abril de 2019 se publicó en el Diario Oficial la ley 21.151, que otorga “reconocimiento legal al pueblo tribal afrodescendiente chileno y a su cultura, idioma, historia e instituciones”. Se avanza así en su identificación como comunidad con sus respectivos derechos legales, sociales, culturales. La ley precisa que son afrodescendientes chilenos aquellos que se identifican como tal y comparten la identidad de los descendientes de la trata transatlántica de esclavos africanos traídos a Chile entre los siglos XVI y XIX.

La incorporación de lo afro al Censo es aún un tema. Se logró realizar la Primera Encuesta de Caracterización de la Población Afrodescendiente (ENCAFRO) Región de Arica y Parinacota, entre agosto y noviembre de 2013. La pregunta que apunta a reconocimiento ¿Se considera afrodescendiente? (Moreno de Azapa, Descendiente de Familia Morena, Negro/a, Zambo/a, Mulato/a) arrojó un 4,7% de la Población de esas zonas que se reconoce afrodescendiente.

Y en esto mucho por conquistar en las luchas afro falta incluir a muchas otras comunidades y mujeres, como, afrolatinas o afrocaribeñas, igualmente invisibilizadas y violentadas, desde un racismo institucional, social e individual. Este racismo se manifiesta en ausencias y violencias físicas y simbólicas, porque si bien hoy Chile y muchas comunas, escuelas e instituciones albergan en sus espacios a niñas, jóvenes y mujeres afro, sus culturas e identidades siguen siendo negadas y homogeneizadas. Y las universidades tenemos mucho que hacer en restituir e instalar derechos.

La inclusión en la Educación Superior, las ausencias y violencias se manifiestan en falta de datos y aparentemente baja presencia. Respecto de la asistencia bruta a educación superior solo existen datos en Arica y Parinacota, en que esta alcanza 22,2% de la población afrodescendiente y si se desagrega por género, tenemos que un 67,5% de esta población son mujeres y un 32,5% son hombres (Fuente: datos ENCAFRO en Informe 2018 “Pueblos indígenas, afrodescendientes y migrantes en la Universidad de Chile”, Oficina Equidad e Inclusión). Este mismo informe se compromete con un proceso creciente de interculturalización de la Universidad de Chile, que incluye a las y los estudiantes afro. Aquí surgen múltiples interrogantes y posibilidades que esperamos abordar y apoyar.

La mujer negra es forzada cultural y socialmente a asumir posición de servidumbre como forma de ser aceptada, explica Milene Molina (Colectiva Luanda). Ella reconoce que, se cree que nos están integrando solo a raíz de que muestran a mujeres con pelo afro, piel más oscura o cuerpos más anchos en las propagandas del Gobierno. Nos ponen en la pantalla, pero no nos dan trabajo. Nos sientan en las mesas de discusión, pero no hay líneas de trabajo para las mujeres afro, no hay un cambio desde lo institucional.

Esta nueva conmemoración nos enfrenta a los desafíos que deseamos se transformen en encuentros y necesarios diálogos interculturales con niñas, jóvenes y mujeres afrodescendientes desde sus voces e identidades, de piel a piel, de humanidad a humanidad, desde la igualdad y respeto pleno de derechos. ¿Qué papel decidimos asumir en estas realidades y desafíos?

Vía: uchile.clProf. Gricelda Figueroa Irarrázabal
Encargada Área Interculturalidad, Oficina de Equidad e inclusión, Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Universidad de Chile.

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