Vida saludable

Todo sobre la hernia discal

Aunque es una patología relacionada con el desgaste del disco que se encuentra entre nuestras vértebras, puede haber otras causas que nos lleven a padecer una hernia discal.

Se denomina hernia discal a la compresión de una de las almohadillas cartilaginosas (discos) ubicados entre una o varias de las vértebras de conforman la espina dorsal.

LOS DISCOS ESPINALES

Esta especie de amortiguadores vertebrales tienen un núcleo gelatinoso, denominado núcleo pulposo, recubierto por una especie de anillo más sólido y elástico. Una hernia discal se produce cuando parte del núcleo se desplaza hacia el exterior a través de una fractura en el anillo que lo recubre.

Las hernias de disco se pueden producir en cualquier región de la espina dorsal aunque las más frecuentes son las de la región lumbar, seguidas de las de la zona cervical. Como consecuencia de la protusión de ese núcleo se produce una presión de las raíces nerviosas que salen de nuestra columna.

Dependiendo de la ubicación de la lesión, puede producir dolor, adormecimiento o falta de fuerza en alguna extremidad (brazos o piernas).

En la mayoría de los casos los afectados por una hernia de disco son asintomáticos o reflejan un cuadro leve, por lo que se puede tratar con ejercicios específicos de fortalecimiento y estabilidad y una buena higiene postural.

Hernia de disco
Hernia de disco

LAS PRIMERAS SEÑALES

Debido a su estratégica posición anatómica, la mayoría de las hernias discales se manifiestan en la región lumbar (desde la vértebra L1, hasta la L5), aunque no es extraño que se presenten hernias en las vértebras cervicales.

Los primeros síntomas, siempre dependiendo de la ubicación de la lesión y de si el disco está presionando un nervio, suelen afectar a un lado del cuerpo. Aunque no es descartable la patología bilateral cuando la protusión se produce de forma centrada.

El dolor en miembros inferiores es típico de la lesión lumbar, normalmente se siente con más intensidad en los glúteos, el muslo y la pantorrilla, aunque en algunos casos el dolor se irradia hasta el pie.

Cuando la hernia de disco está en la región cervical, se puede desarrollar un cuadro de dolor cervical pero también en hombro y a lo largo de todo el brazo.

Además, en general, el dolor puede aparecer cuando se tose o estornuda, al reírse, en la defecación, cuando se adoptan ciertas posiciones, al hacer algún esfuerzo y los afectados lo describen como agudo o ardiente.

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Posición de carga nociva para los discos: el peso ha de levantarse con las piernas, no con la espalda.

OTROS SÍNTOMAS

En algunos casos quienes padecen una hernia discal presentan entumecimiento u hormigueo en brazos o piernas, siempre dependiendo de la región vertebral afectada: las piernas en caso de una lesión lumbar y los brazos si hablamos de hernias cervicales.

Como consecuencia de la neuralgia producida por el pinzamiento de algún nervio los músculos implicados tienden a debilitarse. Cuando el estadio de la patología cobra importancia es fácil que el individuo que la padece tropiece o vea reducida su capacidad para levantar o sostener objetos.

Cuando esto ocurre, no hay que dudar en acudir a un especialista, sobre todo si el dolor de cuello o de espalda se transmite hacia el brazo o la pierna, o si se siente adormecimiento, hormigueo o debilidad.

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EL ORIGEN DE UNA HERNIA DE DISCO

Por norma general una hernia es el resultado del desgaste natural gradual y está relacionado con el envejecimiento, entendiendo como tal a una degeneración del disco intervertebral. Cuando vamos cumpliendo años, nuestros discos pierden flexibilidad y esponjosidad y son más propensos a desgarrarse o romperse, incluso siendo sometidos a tensiones o torsiones de baja intensidad.

En la mayoría de los casos no se puede precisar la causa de una hernia de disco, pero suele estar relacionado, en el caso de hernias lumbares, con maniobras en las que utilizamos los músculos de la espalda en lugar de los de las piernas para levantar objetos pesados. También puede ser la causa de una hernia rotar o girar la columna mientras nos levantamos, sobre todo si en ese movimiento transportamos algún peso.

Es menos frecuente que una hernia esté provocada por un traumatismo (caída o un golpe), pero tampoco se puede descartar.

Higiene postural en la oficina
Higiene postural en la oficina

LOS ALIADOS DE LA HERNIA DISCAL

Hay algunos factores que incrementan el riesgo de padecer una hernia de disco, estos son los más importantes:

  • Sobrepeso. El peso excesivo provoca estrés adicional en los discos, especialmente en la región lumbar. Esto unido a un estilo de vida sedentario, aumenta la probabilidad de hernia.
  • Rutina. Los trabajos físicamente exigentes llevan añadido un mayor riesgo de padecer problemas con los discos vertebrales. Acciones como levantar, tirar, empujar o girar hacia los lados pueden aumentar el riesgo de una hernia discal.
  • La herencia. Algunas personas, por causas genéticas, tienden a padecer esta patología.
  • Tabaquismo. Ya hay estudios en los que se muestra al consumo de tabaco como una causa concurrente: los fumadores ven disminuido el suministro de oxígeno a los discos intervertebrales, causando que se deterioren con mayor facilidad.
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CÓMO PREVENIR LA HERNIA DE DISCO

Aunque ya hemos mencionado que en muchos casos una hernia discal está relacionada con la degeneración discal provocada por la edad, hay ciertas rutinas que pueden ayudar a prevenirla:

  • Ejercicio físico. Fortaleciendo los músculos del tronco (CORE). Trabajando los abdominales y lumbares, la musculatura de la pelvis, los glúteos y la musculatura profunda de la columna, conseguimos estabilidad y fuerza para proteger nuestra columna.
  • Higiene postural. Manteniendo la espalda recta y alineada reduciremos la presión sobre la espina dorsal y los discos. De manera especial cuando estemos sentados durante periodos largos. Al levantar objetos pesados, por ejemplo, utilizaremos las piernas (no la espalda) y para trasladar pesos, hacerlo con la carga lo más pegada a nuestro cuerpo.
  • Controlar el peso. El sobrepeso castiga de manera especial la parte inferior de los discos de la columna vertebral, haciéndolos más vulnerables frente a una hernia.
  • Deja de fumar. Evitar su consumo, no solo evita problemas respiratorios, también dejamos de exponernos a una agente altamente oxidante.
  • Descansar y dormir. Aunque parezca una obviedad, nuestros discos se someten diariamente a la acción de la fuerza de la gravedad, así como al peso del cuerpo y a los movimientos que realizamos de forma rutinaria. El descanso es la manera de que vuelvan a recuperar su esponjosidad y flexibilidad para afrontar cada día de manera óptima.
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Fuente: www.sportlife.es