Por qué somos de tal manera o actuamos siempre igual. Los registros akáshicos, como una camino hacia las respuestas.
La lectura de registros akáshicos es una forma de conocer más sobre nuestra alma y descubrir la razón de algunos problemas personales.
Quizá no sea algo para escépticos. O quizá sea justo para ellos, porque en lo que a registros akáshicos se refiere, todo es un poco creer o reventar. Allí, donde las terapias convencionales, como el psicoanálisis, no logran clarificar los problemas o cerrar conflictos, los registros akáshicos se proponen como una nueva puerta de entrada a nuestra interioridad. A nuestra alma. Una forma diferente para saber más sobre uno mismo, empezando por el alma.
Pero ¿qué son exactamente los registros akáshicos y cómo se leen? Sentir curiosidad es inevitable. Aquí, las respuestas.
Los registros akáshicos contienen toda la historia del alma de una persona.
Qué significa que te lean los registros akáshicos
«Akáshico» viene de ākāśa (akasha), término del antiguo idioma sánscrito de la India y significa alma, espacio, cielo o éter. Según la tradición hindú, los registros akáshicos son los archivos de las memorias del alma.
No es un espacio físico de esta dimensión, sino energético, sin medidas de tiempo (no existe el ayer o el hoy), donde se guardan los archivos que contienen la historia de toda la existencia. Todos los seres tienen su registro. El de las personas es individual. El de las plantas, los animales y los minerales es grupal.
Allí, se archiva todo lo que vivió un alma en sus diferentes reencarnaciones, lo que está viviendo y las cosas que, tal vez, viva en el futuro, pero no desde una forma de adivinación, sino de caminos potenciales. La predicción del futuro no tiene nada que ver con esta disciplina.
La angustia por no poder resolver un problema es uno de los principales motivos de consulta.
Los archivos del alma están dentro de cada uno de nosotros y hacerlos conscientes a través de una lectura, es una forma de superar o entender el origen de diferente miedos, conflictos, ataduras, trabas y hasta problemas familiares. Suele ser común que una persona lleve una lista de temas para abordar en una sesión de apertura de registros, los exteriorice y luego profundice sobre ellos en un espacio terapéutico.
En una apertura de registros akáshicos, el terapeuta o guía, según cómo se lo quiera llamar, será el encargado de abrir los archivos del alma y contestar las preguntas que uno tenga. En el proceso pueden surgir imágenes de nuestra vida actual o surgir escenas o vivencias de nuestras vidas pasadas. Todo lo que haya afectado al alma, de un modo u otro, estará allí, guardado.
Cómo se leen los registros akáshicos
Hay diversas maneras de realizar la lectura de los registros akáshicos, y cada guía puede elegir el camino que mejor se adapte a la persona que consulta. En general, las sesiones, siempre con turno previo, suelen durar entre hora y media y dos horas. Lo ideal es ir con una lista de preguntas (el terapeuta indicará cuántas pueden ser), y en algunos casos, se sugiere gravar la charla.
Antes de comenzar, el guía puede hacer algunas preguntas simples, cómo nombre completo y fecha de nacimiento de la persona que quiere abrir sus archivos, luego dirá algunas oraciones, y entonces se podrá comenzar con las preguntas. En todo momento, el guía se presenta como un canal o un puente entre quien consulta y los maestros ascendidos, y la información recibida se puede expresar a través de imágenes, sensaciones o palabras.
Al final, la información obtenida tiene como fin ayudar a la persona a avanzar y evolucionar en sus problemas. Ofrecer una ayuda para entender el por qué de ciertas cosas que pasan en su vida, pero el guía nunca podrá indicar qué hacer o qué no hacer, ni qué decisión tomar frente a un tema.
Muchas veces, la lectura registros akáshicos se complementa con sesiones de terapia.
Para tener un mayor provecho de la sesión, conviene hacer preguntas sobre el «Por qué de algo», el «Qué» y el «Cómo». Este es el tipo de preguntas que dan la mayor carga de información.
Pretender saber el «Cuándo» o el «Dónde», de algo no tienen mucho sentido ya que en el espacio energético del alma, el tiempo no existe (el alma es infinita e imperecedera) y tampoco se trata de un proceso de adivinación.
Preguntas que tienen como respuesta un «Sí» o «No», tampoco son indicadas. El libre albedrío de la persona que consulta y la decisión final sobre el accionar que lo hará feliz, nunca se cuestiona en una sesión de apertura de registros akáshicos.
También hay que tener en cuenta que no se pueden hacer muchas lecturas y, que de requerir más de una, tienen que pasar varios meses entre una sesión y otra.
En definitiva, la lectura de registros akáshicos tiene que ser abordado como una herramienta más, una especial si se quiere, en el largo camino del autoconocimiento. Su fin es ayudar a avanzar en la resolución de conflictos personales, pero como todo, siempre dependerá de uno mismo lograr mejorar.
Fuente: clarin.com
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