En el marco del Día Internacional del Trabajo Doméstico, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación lanzó una herramienta que permite localizar más de 32.000 espacios de cuidado de primeras infancias, personas mayores y personas con discapacidad, y que se construyó con el apoyo de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL)
Presentado como un proyecto innovador y sin antecedentes de envergadura en la región, la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD), Elizabeth Gómez Alcorta, dio a conocer hoy el Mapa Federal del Cuidado, un portal web interactivo que permite visibilizar y localizar más de 32.000 espacios de cuidado de primeras infancias, personas mayores y personas con discapacidad a lo largo y ancho del país. También, ofrece un registro de alternativas de formación para quienes deseen capacitarse y trabajar en el mundo de los cuidados.
El acto desde Casa Rosada se llevó a cabo en el marco del Día Internacional del Trabajo Doméstico, con la participación del Director de la oficina en Buenos Aires de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), Martín Abeles; el Director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), Marco Lavagna; la Presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz; y la Secretaria de Gestión y Empleo Público, Ana Gabriela Castellani.
Al inicio de su exposición, Gómez Alcorta subrayó la centralidad que los cuidados representan en la gestión del proyecto político: “Es una oportunidad para poner los cuidados en valor como un bien público para la sostenibilidad de la vida, en tanto lo consideramos una necesidad a cubrir, un derecho a garantizar, y un trabajo que es necesario reconocer y redistribuir. Sabemos también que es el motor de la economía que se viene. Hoy ponemos a los cuidados en el Mapa porque queremos cuidar en comunidad y solo eso nos va a permitir cuidar en igualdad”.«Es una oportunidad para poner los cuidados en valor como un bien público para la sostenibilidad de la vida», expresó la ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)
¿Por qué es importante mapear el cuidado?
Para la ciudadanía, la posibilidad de tener a mano la oferta de servicios de cuidado -tanto del sector público, como privado y comunitario- y de formación cercanos a sus domicilios apunta a favorecer un mejor uso del tiempo de las personas que cuidan y el acceso a mejores servicios a quienes necesitan ser cuidadas/os.
En simultáneo, para el Estado funciona como una herramienta de diagnóstico sobre la forma que adopta la organización social del cuidado en Argentina y, de esta manera, poder ubicar las necesidades específicas e identificar las zonas críticas donde falta fortalecer redes.
“En el Mapa se encuentran todos juntos los lugares de cuidados para personas mayores, para personas con discapacidad y primera infancia porque son tres poblaciones que requieren de cuidados intensivos. Por otro lado, nos interesa profesionalizar cada vez más las distintas tareas de cuidados, entonces el Mapa incluye los espacios de formación. Tenemos que pasar de esta cuestión tan familiarizada y feminizada del cuidado hacia una cuestión en que esté socializado y distribuido entre todos los géneros y profesionalizado. Poner en el mapa estos lugares es un hecho político”, explicó la directora nacional de Políticas de Cuidado en el Ministerio de las Mujeres, Lucía Cirmi Obón, en un encuentro con comunicadoras y comunicadores.
Para la creación del Mapa colaboraron desde la CEPAL en el marco del programa Primera Infancia y Sistema Integral de Cuidados, del Fondo Conjunto para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Asimismo, se gestionaron convenios de intercambio de información con ocho organismos que forman parte de la Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado.
Cirmi puso el foco en la importancia de la articulación: “Es un ejercicio muy político e interesante definir qué es y qué no es infraestructura de cuidados para las poblaciones que mencionamos. En ese sentido articulamos con la Agencia Nacional de Discapacidad, porque por ejemplo queremos que prime la lógica del modelo social de la discapacidad y no el modelo médico. Lo mismo hacemos con PAMI y el Ministerio de Salud en relación a las personas mayores. O con el INTA para abordar la complejidad de la organización del cuidado en la ruralidad, conectado muchas veces con el trabajo infantil. Es un trabajo colectivo”.El Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe de 1983 declaró al 22 de julio como el Día Internacional del Trabajo Doméstico para contribuir al reconocimiento de una labor realizada mayoritariamente por mujeres
Proceso en construcción permanente
A través de cualquier dispositivo móvil se puede navegar el Mapa Federal de Cuidado, que tiene un formato muy parecido a Google. El botón de geolocalización despliega el listado de los espacios de cuidado y formación cercanos a la persona usuaria, ordenados de acuerdo a la distancia y con opciones para llegar en bici, auto o caminando. Los distintos colores diferencian las poblaciones y el buscador ayuda a orientar las búsquedas. Al seleccionar una institución se accede a una ficha con el nombre, su ubicación, números de contacto y el organismo que brindó la información.
Fueron necesarios 16 meses de trabajo para la puesta en marcha del Mapa y se convocó a un equipo informático conformado y liderado por mujeres, tratando de contrarrestar la brecha de género que existe en el mercado laboral y, muy especialmente, en el área de desarrollo de software.
Ya configurados los datos de los registros formales, se espera continuar relevando espacios de cuidado comunitarios que existen en el país pero que no figuran “de manera oficial”.Según el ministerio, las mujeres destinan 6 horas por día y los varones solo 2 al trabajo doméstico. «Por eso decimos que es el corazón de las desigualdades de género», sostuvieron
Eso que llaman amor es trabajo no pago
Pobreza y cuidados son asuntos conectados. Por eso, 7 de cada 10 hogares que dedican horas diarias de cuidado a las infancias se ubican en los primeros quintiles de ingresos. Cuantas más responsabilidades de cuidado, mayor desigualdad.
Pero la organización del cuidado tiene, además, una marca de género muy clara. Según el informe Uso del tiempo y economía del cuidado realizado en base a la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo del Instituto Nacional De Estadísticas y Censos (INDEC) en 2013: “Las mujeres dedican en promedio tres horas diarias más al trabajo no remunerado que sus pares varones, aun cuando se encuentren participando activamente en el mercado laboral”.
El documento también señala que la mayor tasa de participación de las mujeres es en los quehaceres domésticos (86,7%). Es decir, son especialmente las mujeres las que se ocupan de la limpieza de la casa, del lavado y arreglo de ropa, preparación y cocción de alimentos, compras; y reparación y mantenimiento de bienes de uso doméstico. En la lista sigue el cuidado de personas (31,3%), y por último las actividades dedicadas al apoyo escolar y/o de aprendizaje a miembros del hogar (19,3%).
Más acá en el almanaque los números perseveran: la Dirección de Estadísticas Sectoriales del INDEC reveló, a partir de datos de la Encuesta Permanente de Hogares del tercer trimestre de 2019, que casi 8 de cada 10 mujeres realizan tareas domésticas en el hogar. El doble que los varones.
Lejos de volver equitativo el panorama, los tiempos de pandemia lo complicaron. Según la Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia COVID‐19 y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana que UNICEF realizó en hogares urbanos con niñas, niños y adolescentes durante 2020, las mujeres concentraron la mayor parte de las tareas de la casa y del cuidado sin distinción por nivel educativo. En los hogares monomarentales las mujeres se llevaron, todavía, la peor parte del efecto del COVID-19.
Sobre esta foto de situación se posiciona Cirmi: “Hay una gran desigualdad en los cuidados. Hacia dentro de los hogares la carga está puesta sobre los hombros de las mujeres. Pero además de una mejor distribución en términos de género al interior de los hogares, creemos que cuanto más socializado y distribuido esté ese cuidado, cuanta más infraestructura pública de cuidado haya, menos va a pesar sobre los hombros de las mujeres”.
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