El aislamiento en nuestros domicilios por la crisis del coronavirus tienta a romper con rutinas de higiene personal. Los expertos advierten: se requiere más que nunca.
El estado de alarma decretado por el Gobierno con el fin de frenar los contagios por coronavirus ha decidido, entre otras medidas, el aislamiento preventivo de la población. Bajo el hashtag #quédateencasa, la sociedad civil se ha sumado, ya antes de la obligación, al compromiso para solucionar la crisis sanitaria. Entre las razones que justifican la salida, está desplazarse al lugar de trabajo o abastecerse de alimentos.
El teletrabajo al que se han adaptado muchos empleados limita estas excursiones al exterior. El reto, ahora, está en mantener la calma y continuar con las rutinas, pese a la cuarentena preventiva. Librarse del pijama y ducharse nos permite cambiar el estado mental de lo personal a lo profesional. La ducha, además, trasciende lo psicológico. En situaciones de emergencia sanitaria, su papel se vuelve más relevante que nunca. Y aunque el consejo primordial de higiene desde las instituciones (y que apoyan celebridades como Gloria Gaynor cantando I will survive sigue siendo lavarse las manos con frecuencia y de forma eficaz, los expertos destacan la importancia de una ducha diaria.
Si se busca en la red con cuánta frecuencia nos deberíamos duchar, los resultados, todos anteriores a la situación actual, recomiendan hacerlo a diario, pero reservando el jabón para determinadas zonas. A saber: genitales, axilas y pies. Estas áreas son las que más sudan y por tanto requieren mayor higiene. El consejo experto en estos tiempos cambia. «Se aconseja ducharse todos los días y usar jabón en todo el cuerpo siempre», dice el doctor Javier Pedraz, dermatólogo . «En estos tiempos, el beneficio va a ser mayor que el perjuicio». Se refiere así a los efectos adversos de los geles en la piel. Por lo general, a menos que sean específicos, rompen el manto hidrolipídico que funciona como barrera del cutis.
¿Por qué este giro en el consejo profesional? El doctor Pedraz lo aclara. «Es un virus muy novedoso y existe todavía mucho desconocimiento. Algunas formas de transmisión, como las manos o las pequeñas gotas de saliva, están claras. Hay otras maneras que se investigan y, por tanto, cualquier precaución que tomemos es poca». Recientemente, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud ha desvelado que los pacientes recuperados pueden contagiar durante dos semanas. El doctor se pregunta si el virus se deposita en otra parte del cuerpo, ¿qué pasa con él? «Cuanta más higiene, más facilitamos la solución del problema. Ninguna precaución está de más y ducharnos forma parte de ellas».
La recomendación se dirige tanto a las personas que se mueven para ir a trabajar, como aquellas que solo salen para hacer la compra e, incluso, quien se queda en casa. Rocío Escalante, titular de Arbosana Farmacia y cofundadora de Laghum Cosmetics, da la razón. «En la calle no somos conscientes de lo que tocamos. Abrimos el pomo con el codo, pero luego empujamos la puerta con la mano. Aunque pasemos poco tiempo fuera, nos exponemos».
Con esto en mente, la doctora Mar Lázaro , especialista en medicina estética, señala: «Tenemos que ser especialmente concienzudos con piel, manos y cabello en el instante de volver a casa». Eso sí, no se permite más de una ducha al día. «Si exageramos, rompemos la función barrera que nos protege de bacterias y virus».
Para quienes permanecen al abrigo del hogar, la nueva rutina debe imponerse. «Cuando abrimos una ventana para ventilar, también entran microbios», advierte el doctor Pedraz. No solo eso: según datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, el ambiente de los espacios interiores está más contaminado que el exterior. Así que sí, se necesita una ducha diaria recluidos en casa. «Vas a eliminar posibles patógenos que se forman en tu piel», comienza el doctor Pedraz. «Nosotros tenemos una población de bacterias y hongos habituales que contribuyen al equilibrio de la dermis. Si no tenemos cuidado y se multiplican de forma exagerada o permitimos que crezcan otros, pueden provocar patologías e infecciones. Y la probabilidad de penetración de bacterias y virus nocivos aumenta».
¿Cómo debe ser el gel que se usa para mantener el hábito sin cargarnos la capa que protege? Por un lado, y con el objetivo de eliminar bacterias y virus, Escalante recomienda que sea antiséptico. Luego, que el pH se aproxime al de la piel. «Mejor si puede estar en torno al 5,5». Esto, claro, también dependerá de las circunstancias y estado de la piel. Si no lo permiten, deberán continuar con su producto específico que no les dañe.
El doctor Pedraz apuesta por las pastillas de jabón. «Es la recomendación que hacemos siempre los dermatólogos. En Estados Unidos está muy extendido su uso. Las pastillas secan y dañan menos que un gel corriente. Y que no se confunda, son igual de efectivas contra los gérmenes».
Después de la ducha, toca seguir cuidando. La doctora Lázaro lo expone así: «Es fundamental aplicar cremas hidratantes y reparadoras que contrarresten la pérdida de agua y de lípidos. Y aunque al no salir de casa lo normal es que la piel se reseque menos por no exponerse al frío o al calor ni a la radiación solar, sigue necesitando sus cuidados cosméticos habituales tras la higiene». Pero esto ya es otro tema a tratar en profundidad.
Fuente: www.elpais.com
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