Tras el éxito de «La maldición de Hill House», Mike Flanagan continúa su antología de mansiones embrujadas. Ahora le toca el turno a la mansión Bly, la célebre locación creada por Henry James, uno de los autores más influyentes del relato de horror de finales del siglo XIX.
Si bien la vara quedó muy alta con «La maldición de Hill House», esta vez Mike Flanagan nos demuestra que lo mejor está por venir para todos aquellos que disfrutan de una buena historia de terror.
El exitoso realizador regresa a Netflix con un nuevo capítulo de su antología de mansiones embrujadas. Si en 2018 fue Hill House, ahora le toca el turno a la mansión Bly, la célebre locación donde se desarrolló la novela «Otra vuelta de tuerca» de Henry James, publicada por capítulos en 1898 para la revista estadounidense Collier’s Weekly.
La maldición de Bly Manor nos relata la historia de Dani, una joven institutriz que decide mudarse a Londres y presentarse a un trabajo para cuidar dos niños huérfanos en una antigua casa en las afueras de la ciudad. Pero todo cambiará cuando empieza a percibir diversas presencias fantasmales.
La historia comienza con un relato -gran efecto de inmersión en una narración contada en tercera persona- para situarnos en un Londres de 1987. Sin caer en recursos facilistas, trabajando la elaboración de cada personaje, centrándose en los silencios y las extrañas relaciones de los habitantes de la imponente mansión victoriana, La maldición de Bly Manor nos regala lo mejor del terror clásico, aquel que bebía tanto de las fuentes del horror como de lo fantástico.
La serie no devela sus secretos fácilmente, así que el espectador deberá poner atención en cada detalle a medida que avanza el relato. Una locación maravillosa y perturbadora, rodeada de una atmósfera que pareciera salida de cuento de hadas o de una película de Guillermo del Toro, y oscuros laberintos emocionales se entretejen a un ritmo lento y preciso. A medida que Dani va recorriendo la mansión – y descubriendo sus secretos, habitaciones y personajes – también lo hará el espectador.
Esta nueva apuesta de Netflix pone el foco en el perturbador entramado de relaciones entre los personajes, centrándose particularmente en sus dramas y corriendo al susto efectista del centro de la escena, presentando un terror más intimista y psicológico. En este sentido, La maldición de Bly Manor no solo es una adaptación heredada del imaginario de Henry James, uno de los autores más influyentes del relato de horror de comienzos del siglo XX, también resulta un gran homenaje a esa representación clásica de «lo espectral» que supo aportar la tradición literaria del terror.
Con un elenco ya conocido, Flanagan decide contratar a algunos actores de su anterior trabajo en Hill House al mejor estilo American Horror Story. Con un excelente trabajo por parte de Vera (Victoria Pedretti) y los niños que encarnan a Flora y Miles (Amelie Bea Smith y Benjamin Evan Ainsworth), los dos huérfanos de la historia, sus vínculos se volverán cada vez más complejos sin dejar de lado los exquisitos personajes secundarios.
Si estás buscando horror, una buena dosis de sustos y terroríficos personajes, esta nueva apuesta de Netflix no es para vos. La maldición Bly Manor se cocina despacio, nos invita a relajarnos, a apagar las luces y a disfrutar básicamente de una historia de amor en un lugar encantado con una trama de complejas relaciones humanas que harán de esto un festín para disfrutar con calma, pero que también, en cierto punto, puede convertirse en un desacierto, ya que no es el universo del género al que el público en general está acostumbrado.
Fuente: mdzol.com
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