Comer alimentos más nutritivos de origen vegetal es saludable para el corazón a cualquier edad, según han evidenciado dos estudios de investigación que han sido publicados en el Journal of the American Heart Association, una revista de acceso abierto de la American Heart Association.
En dos estudios separados en los que se analizaron diferentes medidas de consumo de alimentos vegetales saludables, los investigadores encontraron que tanto los adultos jóvenes como las mujeres posmenopáusicas tenían menos ataques cardíacos y tenían menos probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares cuando comían alimentos vegetales más saludables.
Con la corroboración de estos estudios, la American Heart Association lanza una serie de recomendaciones dietéticas y de estilo de vida con las que la sugieren un patrón dietético saludable general que enfatiza una variedad de frutas y verduras, granos integrales, productos lácteos bajos en grasa, aves, pescado sin piel, nueces, legumbres y aceites vegetales no tropicales.
Además, esta entidad también aconseja limitar el consumo de grasas saturadas, grasas trans, sodio, carnes rojas, dulces y bebidas azucaradas, entre otros productos.
El consumo de vegetales en adultos jóvenes
El primer estudio, titulado «Una dieta centrada en las plantas y el riesgo de enfermedad cardiovascular incidente durante la edad adulta joven o media», evaluó si el consumo a largo plazo de una dieta centrada en frutas y verduras y un cambio hacia una dieta centrada en los vegetales a partir de la edad adulta temprana están asociados con menor riesgo de enfermedad cardiovascular en la mediana edad.
Investigaciones anteriores se habían centrado en analizar los beneficios de los nutrientes individuales o de alimentos individuales. Sin embargo, había pocos datos sobre una dieta centrada en las plantas y el riesgo a largo plazo de sufrir una enfermedad cardiovascular, explico Yuni Choi, autor principal del estudio llevado a cabo en adultos jóvenes e investigador postdoctoral en la división de epidemiología y salud comunitaria de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos.
De este modo, Choi y sus compañeros examinaron la dieta y la aparición de enfermedades cardíacas en 4.946 adultos que se inscribieron en el estudio de Desarrollo de riesgo de arteria coronaria en adultos jóvenes (CARDIA). Los participantes tenían entre 18 y 30 años en el momento de la inscripción al estudio y no habían sufrido ninguna enfermedad cardiovascular hasta ese momento.
Los participantes se sometieron a ocho exámenes de seguimiento desde 1987-88 hasta 2015-16 entre los que se incluyeron pruebas de laboratorio, mediciones físicas, historiales médicos y evaluación de factores de estilo de vida. A los participantes no se les indicó que comieran ciertas cosas y no se les informó su puntaje en las medidas de la dieta, por lo que los investigadores pudieron recopilar datos no sesgados de la dieta habitual a largo plazo.
Después de entrevistas detalladas sobre el historial de la dieta, la calidad de las dietas de los participantes se calificó según el puntaje de calidad de la dieta A Priori (APDQS) compuesto por 46 grupos de alimentos en los años 0, 7 y 20 del estudio. Los grupos de alimentos se clasificaron en alimentos beneficiosos (como frutas, verduras, frijoles, nueces y cereales integrales); alimentos adversos (como patatas fritas, carnes rojas con alto contenido de grasa, bocadillos salados, pasteles y refrescos); y alimentos neutros (como patatas, cereales refinados, carnes magras y mariscos) según su asociación conocida y relacionada con las enfermedades cardiovasculares.
Los participantes que recibieron puntuaciones más altas comieron una variedad de alimentos mayormente beneficiosos, mientras que las personas que tenían puntuaciones más bajas comieron más alimentos adversos y más perjudiciales. En general, los valores más altos corresponden a una dieta centrada en plantas y rica en nutrientes.
Una dieta basada en vegetales mejoró la salud cardiovascular de adultos jóvenes
Finalmente, los investigadores encontraron que, durante los 32 años de seguimiento, 289 de los participantes desarrollaron enfermedades cardiovasculares, entre las que se incluyen ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, dolor de pecho relacionado con el corazón o arterias obstruidas en cualquier parte del cuerpo.
Por otro lado, el estudio también concluyó que las personas que obtuvieron puntajes un el 20% superior del puntaje de calidad de la dieta a largo plazo (lo que significa que comieron los alimentos vegetales más ricos en nutrientes y menos productos de origen animal evaluados negativamente), tenían un 52% menos de probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, siempre después de considerar varios factores, como la edad, sexo, raza, consumo calórico promedio, educación, antecedentes de enfermedad cardíaca de los padres, tabaquismo y actividad física media.
Además, entre los años 7 y 20 del estudio, cuando las edades de los participantes oscilaban entre los 25 y los 50 años, aquellos que mejoraron más la calidad de su dieta, es decir, que consumieron más alimentos vegetales beneficiosos y menos productos animales evaluados negativamente, tenían un 61% menos de probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares posteriores, en comparación con los participantes cuya calidad de dieta fue peor.
Los expertos señalan que había pocos vegetarianos entre los participantes, por lo que el estudio no pudo evaluar los posibles beneficios de una dieta vegetariana estricta, que excluye todos los productos de origen animal, incluida la carne, los lácteos y los huevos.
Así, con estos resultados, el estudio concluyó que «una dieta nutricionalmente rica y centrada en las plantas es beneficiosa para la salud cardiovascular. Además, una dieta centrada en las plantas no debe ser necesariamente vegetariana», explicó Choi, quien recalcó que es imprescindible que las personas elijan entre alimentos vegetales que sean lo más naturales posible, no altamente procesados.
Los expertos creen que las personas pueden incluir productos de origen animal con moderación de vez en cuando, como aves de corral no fritas, pescado no frito, huevos y lácteos. Aunque lo cierto es que como se trata de un estudio observacional, no puede probar una relación de causa y efecto entre la dieta y la enfermedad cardíaca.
El consumo de vegetales en mujeres posmenopaúsicas
En el segundo estudio, titulado «Relación entre una cartera dietética basada en plantas y el riesgo de enfermedad cardiovascular: hallazgos del estudio de cohorte prospectivo de la Iniciativa de salud de la mujer (WHI)», los investigadores, en colaboración con los investigadores de WHI, dirigidos por Simin Liu, catedrático de la Universidad de Brown, evaluaron si las dietas que incluían alimentos de origen vegetal, según la Dieta Portfolio aprobada por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos para reducir los niveles de colesterol malo, se asociaban con menos eventos de enfermedades cardiovasculares en un gran grupo de mujeres posmenopáusicas.
La Dieta Portfolio incluye, entre otros alimentos, frutos secos, proteína vegetal de soja, frijoles, tofu, avena, cebada, quimbombó, berenjena, naranjas, manzanas, bayas; esteroles vegetales, grasas monoinsaturadas del aceite de oliva, de la canola, aguacates y un consumo limitado de grasas saturadas y colesterol en la dieta.
Anteriormente, dos ensayos aleatorizados ya habían demostrado que consumir alimentos incluidos en la Dieta Portfolio mostraba una reducción significativa del colesterol «malo» o del colesterol de lipoproteínas de baja densidad.
Por ello, este nuevo estudio pretendía analizar si las mujeres posmenopáusicas que siguieron la Dieta Portfolio experimentaron menos eventos de enfermedades cardíacas.
Así, la investigación incluyó a 123.330 mujeres de Estados Unidos que participaron en la Women’s Health Initiative, un estudio nacional a largo plazo que analiza los factores de riesgo, la prevención y la detección temprana de afecciones graves de salud en mujeres posmenopáusicas.
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