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Las muertes maternas, el grave efecto colateral de la pandemia en América Latina

Con sistemas de salud debilitados y volcados en la atención de los casos de covid, los servicios de salud sexual y reproductiva fueron excluidos de las prioridades de los gobiernos de América Latina, lo que ha desencadenado un aumento silencioso pero alarmante de las muertes maternas en la región.

Un reciente informe del Consorcio Latinoamericano contra el aborto inseguro (Clacai) señala que en países como Chile, Ecuador, Perú y Brasil hubo un aumento de entre el 7 % y  el 39 % de muertes maternas durante los meses más duros de la pandemia en 2020, como consecuencia, principalmente, de la falta de atención a las mujeres en estado de gestación.

En Ecuador, por ejemplo, entre enero y diciembre de 2020 hubo 163 muertes maternas, 40 más que en 2019 y la cifra más alta de los últimos seis años.

Ana Vera, representante de la organización ecuatoriana Surkuna, asegura en una entrevista con Efeminista que este aumento de muertes está directamente relacionado con la falta de atención prenatal, de acceso a aborto seguro y de control del embarazo. Servicios públicos que se cerraron y se limitaron ampliamente por varios meses, pese a la alerta levantada por todos los organismos de Derechos Humanos de la región.

“Hay un aumento del 33,64 % de los casos de mortalidad materna directa, ligada a la falta de consultas preventivas prenatales, que disminuyeron en un 45,47 %. Tenemos también un aumento del 55 % de los casos de mortalidad indirecta, que es la que está relacionada con otras complicaciones previas al embarazo, pero que no fueron atendidas de manera adecuada“, explica Vera.

Estos datos son parte de la investigación que ha publicado Clacai y que realizó Surkuna junto a otras organizaciones de la sociedad civil de América Latina para poner foco en este grave efecto colateral de la pandemia del que poco se habla, pero que ha afectado a cientos de mujeres de la región.

Ecuador: Complicaciones obstétricas no atendidas

Entre las causas directas frecuentes de muerte materna de 2020 en Ecuador están los trastornos hipertensivos como la preeclampsia severa (29 casos) o el Síndrome de hellp (17 casos). La hemorragia post parto también registró cifras altas (16 fallecimientos). La causa indirecta de muerte materna más frecuente fue el contagio de covid (25 casos).

Si estos problemas son detectados a tiempo por el personal médico, la madre y el bebé tienen probabilidades de sobrevivir. “Pero cuando (las embarazadas) van a los servicios de salud les dicen que no es ahí, que eso no es emergencia, que no las pueden atender y que esperen. Les dilatan las atenciones”, denuncia Vera.

El 67,82 % de los doctores consultados para la investigación ha relacionado los casos de complicaciones obstétricas atendidos durante la emergencia sanitaria por covid con la falta de controles prenatales.

Durante los meses más duros de la pandemia, Surkuna conoció los casos de dos embarazadas que tuvieron complicaciones obstétricas y que no recibieron asistencia médica pública.

Una de ellas tenía un embarazo ectópico (fuera de la cavidad principal del útero) y, pese a tener todos los exámenes médicos en regla, no la quisieron atender. Su hermano tuvo que hipotecar algo para pagar una clínica privada. Era de una familia muy pobre de Guayaquil”, recuerda Vera.

La segunda mujer fue discriminada por ser migrante y perdió a su bebé después de recorrer varios centros de salud de una ciudad de la Amazonía en busca de atención. “Al tercer o cuarto lugar donde llega casi la criminalizan diciéndole que se había provocado el aborto», relata la vocera de la organización.

Estos problemas no son ajenos al conocimiento de las autoridades. La nueva ministra de Salud, Ximena Garzón, dijo hace unas semanas que la cantidad de muertes maternas ha aumentado “porque las mujeres que están embarazadas muchas veces se ponen mal y no existe una unidad de cuidados intensivos ni intermedios para que sean atendidas”. Sin embargo, nunca hubo acciones concretas para enfrentar la situación.

“Hubo un montón de restricciones que hicieron que las mujeres no puedan acceder de manera adecuada a estos servicios. Todas relacionadas con responsabilidades estatales al no mirar lo que estaba sucediendo, lo que se podía hacer para garantizar los derechos de todas. Ecuador nunca dio prioridad a los servicios de salud sexual y reproductiva”, asegura la vocera de Surkuna.

La respuesta de un gobierno local

La falta de procedimientos claros es lo que provocó que muchas mujeres se volcaran a las redes sociales a cuestionar la falta de servicios y a exigir a las autoridades que tomen acciones sobre el tema.

“Nosotros leímos en redes la desesperación de mujeres que decían “estoy embarazada, voy a las clínicas y están saturadas” y decidimos que era necesario tener este enfoque de género en la respuesta a la crisis“, explica a Efeminista Vivianne Almeida, jefa del Dirección de la Mujer del Municipio de Guayaquil, la segunda ciudad más importante de Ecuador.

El departamento que dirige se ha volcado desde abril de 2020 a gestionar con un centro médico local la atención prenatal y el parto de cientos de mujeres de pocos recursos económicos que fueron afectadas por el cierre de los hospitales y servicios de salud reproductiva en la ciudad.

“A las dos horas de lanzar la convocatoria tuvimos más de 500 aplicaciones y empezamos a filtrar. Al haber cerrado todo, (las embarazadas) no tenían los chequeos completos, no tenían exámenes de sangre, no sabían mucho acerca de sus embarazos y eso complejizaba la labor médica porque tenías la emergencia, pero no la información médica para garantizar el estado de salud del bebe y la mamá. Fue una carrera contra el tiempo”, detalla.

La funcionaria asegura que al principio las madres llegaban listas para parir y con infecciones o emergencias en curso.

Por medio del convenio, la Dirección de la Mujer gestionó 600 atenciones y 470 mujeres pobres de Guayaquil tuvieron un parto seguro en todo el año. Este servicio, asegura Almeida, también ayudó a la salud mental de las madres. “Había mujeres muy angustiadas al pensar que iban a traer un bebe al mundo y que no sabían dónde iban a dar a luz o si les podía pasar algo a su bebé”, relata.

Perú: Casi un 50 % más de muertes maternas

En Perú la situación también es preocupante. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) señala que en 2020 se registraron 439 muertes maternas en el país, un 45,4 % más que en 2019.

Según el lugar de ocurrencia, Cajamarca (17), Lambayeque (20), Lima Metropolitana (40) y Piura (20) son las regiones que registran el mayor número de muertes maternas hasta el 12 de junio del 2021.

“Al analizar las causas de las muertes maternas ocurridas en el país, se encuentra que muchas pudieron ser prevenidas, como las hemorragias y la hipertensión, pero también estuvieron asociadas a la enfermedad por coronavirus, siendo ésta última la tercera causa de mortalidad materna en 2020 y la primera en 2021“, explica el organismo en un comunicado.

La investigadora de la organización Promsex, Elisa Juárez, reafirma esos resultados y lamenta que la salud sexual y reproductiva no se vea como un tema prioritario. “Tenemos una mortalidad materna que ha retrocedido alrededor de 5 años, es un retroceso importante. En el 2019 tuvimos 302 muertes maternas, hemos pasado a 440 en 2020 y se proyecta que este año vamos a tener cerca de 600“, adelanta.

En Promsex también han podido determinar que en los primeros 9 meses del 2020 hubo un incremento de casi el 40 % de los partos domiciliarios y en los lugares de trabajo esta cifra fue casi 7 veces mayor al encontrado en el 2019 o en el 2018.

“El hecho de tener menos servicios de atención primaria y menos disponibilidad de controles prenatales ha sido un factor determinante para llegar a la atención necesaria de manera más oportuna”, señala Juárez.

Bolivia: Falta de información y datos

La falta de datos ha sido uno de los problemas que ha impedido conocer la realidad de las muertes maternas en Bolivia. La directora ejecutiva de Católicas por el derecho a decidir, Tania Nava, dice a Efeminista que las mujeres embarazadas pasaron por una situación muy complicada y que, aunque no hay estadísticas oficiales, los casos se dieron en todo el país.

“Muchas mujeres bolivianas han muerto en la puerta de los hospitales con los hijos dentro porque ya no había espacio en los hospitales. Ha habido una saturación del sistema de salud, se han dado nacimientos de niños de forma precoz o en los automóviles y camionetas de la Policía”, cuenta.

La situación era igual de dramática si la mujer tenía covid o si no lo tenía. En el departamento de Chuquisaca, por ejemplo, a una joven madre de 25 años le practicaron una cesárea para salvar a su bebé de siete meses. La niña pasó a terapia intensiva, ella falleció. Había peregrinado en busca de oxígeno por algunos hospitales colapsados.

Las restricciones por la pandemia también han provocado una disminución en la entrega y uso de anticonceptivos, el aumento de embarazos no deseados y la limitación de acceso al aborto legal por violación o cuando corre peligro la vida de la mujer. “Ni en estos casos las mujeres contaron con alguna posibilidad de acceder al servicio por la cuarentena rígida”, recuerda Nava.

El principal inconveniente, asegura la directora de la organización, es que no hubo una línea de información para que las mujeres salgan de dudas y tengan un poco más de tranquilidad. “No sabían cómo tenían que enfrentar sus embarazos o qué hacer si estaban con covid. No hubo una campaña gubernamental al respecto”.

Vía: efeminista.com