La idea del minijardín o terrario en nuestros hogares requiere de creatividad, organización y relajación. Es una actividad que sirve para dejar atrás el estrés y además de ser un objeto de nuestra decoración.
A nivel psicoemocional, según especialistas, es una tarea que nos ayuda para crear, diseñar y colocar cada uno de los elementos que van a formar este minijardín. Es decir, la jardinería no solo aporta belleza a nuestro entorno, sino que también contribuye a nuestro bienestar mental.
POR QUÉ OPTAR POR UN MINIJARDÍN
- Queres tener un jardín, pero no tenes espacio suficiente o una vivienda con un espacio al aire libre.
- Sentis curiosidad por la elaboración de bonsáis y afines.
- No sabes cuidar plantas, pero queres intentarlo.
- Sentis curiosidad por el reino vegetal.
- Necesitas relajarte.
ARMADO DEL MINIJARDÍN
Para empezar, tenemos que tener en cuenta que hay que disponer de tiempo para dedicarles, porque las plantas no se cuidan solas y los cuidados varían dependiendo de la especie, algunas necesitan más atención y otras no tanto.
MINIJARDÍN DE SUCULENTAS
Como primer paso, debemos elegir las plantas que nos gusten, dónde serán colocadas y si optaremos por dejarlas en un recipiente o no.
En caso de que deseemos cambiar el recipiente por uno más estético, será necesario prestar atención a las necesidades de la planta. Por ejemplo, hay especies que necesitan tener una buena ventilación y por ello, se les abren agujeros en la maceta. Otras pueden necesitar más luz y por ello se debe elegir un recipiente transparente, y así.
Evidentemente, el tipo de minijardín quedará determinado por las especies que hayamos elegido. Ahora bien, las especies vegetales más apropiadas para un primer minijardín son aquellas que no necesiten demasiada luz, riego y que toleren las altas temperaturas; como las suculentas y los cactus.
Para crear un minijardín es necesario contar con los siguientes materiales:
- Tierra o mantillo.
- Gravilla o piedras pequeñas.
- Carbón vegetal o activado.
- Musgo, arena y piedras decorativas (opcional).
En primer lugar, llenaremos la maceta con unos 2 a 3 cm de gravilla. Esto evitará que el agua estancada entre en contacto con las raíces. Podemos agregar una capa de musgo en el fondo para que sirva como esponja y evite que la tierra se filtre hacia la gravilla.
Seguidamente, mezclaremos la tierra o el abono con carbón vegetal: este material orgánico facilitará el drenaje y ayudará al buen crecimiento de las raíces. Colocaremos una capa con esta mezcla, que ocupará una cuarta o tercera parte de la capacidad de la maceta.
Ahora tomaremos las plantas y las colocaremos dentro de la maceta. Haremos huecos en el sustrato para introducir bien allí las raíces. Debemos dejar espacio de unos 10 centímetros mínimo entre planta y planta.
DECORACIÓN Y MANTENIMIENTO
Una vez ubicadas las plantas, cubriremos la superficie con musgo o, si lo preferimos, con piedras decorativas; estas ayudarán a evitar el crecimiento de malezas. A continuación, regaremos el minijardín con un poco de agua, hasta que veamos que la gravilla del fondo se humedece.
Por cierto, hay que procurar regar las plantas por la mañana temprano y durante la noche. Finalmente, colocaremos el minijardín en una zona bien iluminada, donde los rayos del sol den de forma indirecta.
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