Aprender a tomar decisiones realistas y ser consciente de que cada elección comporta una renuncia. Nadie puede tenerlo todo, ni ser aceptado por todos, ni querido exactamente como desearía.
Algunas personas intentan hacer frente a la inseguridad tratando de controlar de forma rígida todo cuanto ocurre a su alrededor. Sin embargo, ese no es el camino.
La persona insegura tiende a enfrentarse a las decisiones con un gran miedo al fracaso y las vive como si lo apostara a todo o nada. Conviene recordar que no se puede ganar confianza en uno mismo sin arriesgarse: es necesario actuar. No existe otra forma de ganar seguridad que aceptar los desafíos y ponerse a prueba.
Una estrategia para combatir la duda crónica es enfocar las decisiones con mentalidad «científica»: definir bien la situación o problema, valorar las diferentes opciones –incluyendo lo que se siente ante cada una de ellas–, y decidir teniendo en cuenta que la perfección no existe. Superar el sentido de omnipotencia o de culpa -fruto de la inseguridad- es esencial para disfrutar de lo que se tiene. Para ello, se pueden probar algunas tácticas.
Observar cómo todo en la naturaleza es finito: el día, la noche, las estaciones, las tormentas, la vida…
Aprender a fijarse en lo que se tiene más que en lo que falta, pero sin perder de vista los objetivos.
Reflexionar sobre quién o qué somos más allá de la profesión, los papeles que podamos ejercer en nuestra familia o a nivel social o nuestros bienes materiales.
Escuchar a quien ha tenido pérdidas importantes, humanas o materiales. Su experiencia ayuda a relativizar el valor de las cosas.
Hacer una lista de las propias capacidades y otra de las limitaciones. Conocer el potencial de superación personal no está reñido con tener una visión realista de uno mismo: nadie debe sentirse menos pero tampoco dejarse llevar por un sentimiento de grandiosidad.
Ante cualquier decisión, tener en cuenta lo que se siente y preguntarse si esa opción puede aumentar la felicidad o no.
Aceptar el error como algo tan inevitable como valioso; sin error no hay aprendizaje. No compararse con los demás, porque hacerlo lleva a sentirse «perdedor» tarde o temprano.
Fuente: https://mia.perfil.com/
Add Comment