Psicología y coaching Vida saludable

¡Cerrado por vacaciones! La necesidad psicológica de descansar

No se puede vivir siempre con prisas y estrés. Nuestro cerebro necesita reposar.

El mundo actual es muy competitivo. Tanto en la vida laboral como en la personal hay que ser productivos, eficientes, correctos, tener un alto rendimiento, cumplir con fechas límite, hacer frente a situaciones difíciles, tomar decisiones, demostrar proactividad, renovarse, actualizarse continuamente…

Todo ello induce un estado de estrés que, si bien inicialmente nos impulsa y motiva a permanecer atentos y dar lo mejor de nosotros mismos, de mantenerse continuamente conduce a un descenso de la motivación, rendimiento y de disfrute de la actividad laboral que incluso inducir algún trastorno tal como el burnout, los trastornos de ansiedad o síntomas depresivos.

Con el fin de evitarlo, al margen de otras consideraciones, consejos y de la aplicación de técnicas de relajación como las de respiracion es necesario contar con periodos de descanso en los que poder relajarse tanto física como psicológicamente y desconectar de los problemas cotidianos. Es decir, se hacen necesarias unas vacaciones.

La necesidad de las vacaciones

En este periodo de descanso resulta de gran utilidad realizar actividades de recuperación tales como la relajación con el fin de que el individuo pueda abstraerse y descansar de los estresores que tiene en su vida habitual.

Entendidas como recompensa por el esfuerzo realizado, las vacaciones resultan un elemento reforzador de la autoestima y el autoconcepto, además de prevenir la aparición de estrés y otros trastornos. Se trata de un periodo en el que poder hacer actividades que nos resulten placenteras y para las que normalmente no se tiene ocasión, dejando atrás temporalmente las responsabilidades asociadas al cargo, rol o estatus personal y social.

Efectos beneficiosos del descanso

El hecho de disfrutar correctamente de unas vacaciones supone una gran cantidad de beneficios. En primer lugar, en relación al anteriormente mencionado estrés, el periodo vacacional ayuda a relajarse, reparando el organismo de los daños provocados por el aumento de cortisol y la ansiedad.

Asimismo, un buen descanso produce un aumento notable de creatividad, pudiendo dar pie a la formación de nuevas estrategias e ideas que en un entorno estresante no surgirían. Esto es debido a que en los periodos de descanso el cerebro no está inactivo, sino que únicamente deja de centrarse en determinada estimulación, activándose muchas otras áreas de la psique que suelen dejarse de lado.

En este sentido, el desbloqueo mental que produce el descanso provoca una mejora de la capacidad de juicio y decisión, posibilitando el análisis completo de la información disponible y la posterior toma decisiones.

Además de ello, el descanso produce un incremento de la productividad y la concentración, al disminuïr el bloqueo intelectual y el enlentecimiento mental y físico propio de una situación continuada de estrés. La latencia de reacción ante estímulos disminuye, aumentando el rendimiento y la eficiencia tanto durante el periodo recreativo como en la vuelta al trabajo.

Por último, el descanso provoca la liberación de endorfinas y la activación de los circuitos neurales de recompensa, estimulándose la presencia de dopamina y serotonina en el cerebro. Todo ello produce una reducción de ansiedad y esquemas negativos de pensamiento. En conclusión, las vacaciones suponen una vía que provoca la felicidad en aquellos que son capaces de disfrutar del periodo de descanso vacacional.

Cosas a evitar que disminuyen el efecto reparador de las vacaciones

Es necesario tener en cuenta que el simple hecho de tener vacaciones no es por sí mismo reparador, sino que el descanso proviene del cambio de actividades y formas de pensar en comparación con la situación habitual. De este modo, no todo vale, si no que se debería tener en cuenta algunos elementos que dificultan el verdadero disfrute del periodo vacacional.

En este sentido, un problema común ante la presencia de vacaciones, especialmente si se trata de unas de corta duración, es la programación excesiva. Frecuentemente se tiende a hacer extensos listados de cosas que hacer o visitar. Merece la pena tener en cuenta que más cantidad no equivale a más calidad, ya que saturar el tiempo disponible puede producir aún más estrés.

La hora de dormir también es un problema frecuente. Es habitual ver cómo los individuos tienden a acostarse de acuerdo a un horario estipulado con el fin de aprovechar el tiempo. De nuevo se ha de recordar que el objetivo final es descansar y disfrutar.

Otro problema a evitar es la creación de una rutina B (siendo A la rutina cotidiana). En este sentido se ha de valorar la necesidad de hacer cosas fuera de lo habitual, que no supongan una repetición constante de los mismos esquemas presentes en la vida cotidiana.

Si bien el periodo de ocio que suponen las vacaciones ha de ser disfrutado al máximo, no se debe olvidar sin embargo la necesidad de tener en cuenta la vertiente económica. Es probable que surjan imprevistos. Asimismo, el disfrute se debe llevar a cabo sin caer en los excesos, puesto que un descontrol completo puede causar problemas de salud, económicos y/o relacionales.

Recomendaciones para mejorar la calidad de las vacaciones

Se ha hablado de algunos elementos a evitar para que no se enturbie la regeneración mental producida por el descanso vacacional. Veamos ahora algunas recomendaciones básicas para mejorar este último.

1. Lo bueno de la improvisación

Entre todas las recomendaciones, la principal es tener una gran flexibilidad. Como ya se ha dicho, el periodo vacacional está lleno de posibles imprevistos, y por muy planificado que esté las necesidades de los individuos pueden cambiar. Ser capaz de improvisar y adaptarse a los deseos y posibilidades es fundamental para una experiencia óptima de disfrute.

2. Cambiar de mentalidad

Un segundo elemento imprescindible es el hecho de desconectar totalmente de la rutina normal. Es decir, se hace necesario que antes de iniciar el periodo vacacional se encuentre todo preparado para que las responsabilidades habituales no interrumpan (salvo necesidad mayor) el descanso.

3. Atreverse

Otro elemento importante es el de atreverse a hacer cosas nuevas, pues permite la adquisición de nuevos puntos de vista que pueden aportar grandes cambios a nuestra vida, aumentando nuestra creatividad.

4. Prevenir conflictos

Una consideración más que debería tenerse en cuenta para aquellos cuyas vacaciones se lleven a cabo en compañía es la recomendación de escoger las actividades a realizar de manera colaborativa. Esto refuerza el vínculo entre los sujetos, proporcionando además diferentes perspectivas que pueden ayudar a encontrar mejores opciones para todos.

Volver a empezar: la reentrada

El periodo de descanso vacacional tiene un final. Tener presente este hecho y afrontarlo puede suponer la diferencia entre reincorporarse a la vida cotidiana con energía y optimismo y entrar en un estado de abatimiento ante el retorno de las obligaciones, conocido popularmente como sindrome postvacacional

En este sentido se ha de procurar un retorno progresivo para re-adaptarse a la cotidianidad, volviendo al hogar unos días antes, por ejemplo, ajustando los ritmos circadianos al horario habitual y en algunos casos, favoreciendo que las empresas permitan una reentrada progresiva. Asimismo, al iniciar las vacaciones es importante no obsesionarse con el tiempo que queda para que finalicen, pero sí planificarse para tener en cuenta que se va a volver en un periodo concreto.

Fuente: www.psicologiaymente.com