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Cancillería: 300 diplomáticas reclaman igualdad de género y dejar de ser «invisibilizadas»

Casi la totalidad del cuerpo diplomático presente en el país estaba ese día en el auditorio del Ministerio de Relaciones Exteriores . Durante el evento, una reunión informativa por una negociación de la reforma jubilatoria, funcionarios de todos los rangos pedían la palabra para hacer consultas y se los anotaba en una lista de oradores. Cuando llegaba su turno para hablar, eran llamados a través de los parlantes. «Embajador, excelentísimo señor», decía el locutor antes de pronunciar sus nombres. El llamado a una diplomática fue distinto . «La niñita de suéter naranja», dijo la misma voz. La funcionaria aludida, que no fue mencionada por su rango como sí se lo hizo con sus colegas hombres, decidió no hacer uso del micrófono. Ocurrió en 2019.

Con el objetivo de superar lo que consideran una «invisibilización histórica» de las mujeres en el Servicio Exterior, unas 300 profesionales mujeres (de las 357) crearon la Red de Diplomáticas Argentinas y elevaron a las autoridades de la Cancillería un petitorio de 12 puntos para generar la «igualdad sustantiva dentro de la carrera diplomática, la conciliación de la vida personal con la laboral y la internalización en las prácticas del Ministerio de los compromisos y valores que promueve la política exterior argentina en materia de derechos humanos de las mujeres».

En el texto de dos páginas que recibió el jefe de gabinete de Felipe Solá , Guillermo Chaves, las diplomáticas piden, por ejemplo, la igualdad de género en los cargos directivos y jerárquicos.

Antes de asumir, el canciller había manifestado su voluntad de dar una mayor importancia en la gestión a las cuestiones de género. En ese sentido, hace un mes Solá anunció el restablecimiento de la Dirección de la Mujer, un área del Ministerio que había sido fusionada con otra dirección hace dos años. Las diplomáticas recibieron la noticia con expectativa. «Es una señal importante», dicen cerca del canciller.

¿Por qué decidieron elevar su reclamo ahora y no antes? «No podríamos haberlo hecho mejor. ¿Qué mejor momento que ahora para hacerlo? Hay un gobierno que parece tener intenciones de ir por este camino», dice a la nación una diplomática de carrera.

Según un relevamiento de la red, la cantidad de mujeres es inversamente proporcional al nivel de jerarquía. Solo el 25% tiene el cargo de embajador, a pesar de que son mujeres el 38,4% de los secretarios de tercera categoría -los más bajos de la pirámide-, el 39,3% de los secretarios de segunda y el 47,8% de los secretarios de primera.

De las 92 embajadas argentinas en el exterior (contando los organismos multilaterales), son nueve las representaciones que hoy están a cargo de mujeres : Guatemala, Irlanda, Kuwait, Noruega, Polonia, República Dominicana, Tailandia, Ucrania y Suecia. Pero habrá dos representaciones más. En Rusia fue propuesta Alicia Castro , exembajadora en el Reino Unido. Junto a María Fernanda Silva , designada en la Santa Sede, son las únicas dos mujeres que, hasta ahora, Alberto Fernández promovió como embajadoras.

Salvo estas dos últimas, las diplomáticas aseguran que históricamente les otorgan a las mujeres las embajadas «periféricas a los centros de poder o principales socios bilaterales políticos o comerciales de la Argentina».

No es casual, tampoco, que el nombre de los cargos esté en masculino. Siempre fue así. Otro de los reclamos de las diplomáticas es que se incorpore el género femenino en la denominación del escalafón.

«Soy consejero», dice Mercedes Arbasetti , cónsul adjunta en Lima, al momento de presentarse. Enseguida se corrige y dice «consejera». Admite que hay reglas establecidas en el inconsciente que son difíciles de erradicar pese al proceso de «deconstrucción» que, afirma, se inició en la Cancillería. «Tenemos el cerebro formateado así», lamenta.

Otra diplomática que prefirió mantener su nombre en reserva admite que las mujeres deben «adoptar ciertas prácticas masculinas para avanzar en la carrera».

Arbasetti, por su parte, asegura que en sus más de 20 años de carrera se topó con varias situaciones que hoy llamarían la atención si se las mirara desde la óptica de género, pero recuerda una sobre sus inicios en la profesión. «Una mujer me hacía preguntas sobre cómo voy a hacer si me caso. Si pensaba tener hijos. Yo tenía 26 años», cuenta.

La maternidad es uno de los puntos que surgen en las conversaciones con las diplomáticas que piden más igualdad en la profesión. Un tercio del petitorio tienen referencias directas a la cuestión.

Por caso, la red pide que se compute el período de «excedencia» de la licencia por maternidad en la antigüedad y los ascensos. Hoy, aseguran las diplomáticas, si una mujer se toma un período excedente de licencia sin goce de sueldo, durante ese tiempo no corre la antigüedad, un factor determinante a la hora de ascender en la carrera.

El petitorio además pide que se garantice la «continuidad de la cobertura médica» durante el lapso de excedencia, que haya un «respeto irrestricto del horario de lactancia», que haya «consideración de los ciclos lectivos de los hijos menores de edad al momento de decidir fechas de traslados» y que se contemple el derecho a «hacer uso de todas las licencias reconocidas para el Servicio Exterior, especialmente las contempladas para progenitores gestantes y no gestantes».

Fuente: escrito por Alan Guadalupe y Catalina Bello para www,lanacion.com.ar

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