Consejos para ayudar a tu hijo pequeño a afrontar la separación o divorcio de sus padres
La separación es casi siempre una vivencia emocionalmente dolorosa para las personas que ponen fin a una relación de pareja, aunque siempre hay excepciones y puede ocurrir que sea vista como una liberación tras una etapa de malestar y molestias mutuas que en ciertos casos es celebrada incluso por ambas partes.
Sin embargo, los casos en los que la separación no repercute negativamente en el estado emocional de los hijos pequeños, en caso de haberlos, son aún menos comunes. Ocurre casi siempre que los niños, niñas y adolescentes que ven cómo sus padres se separan sufren bastante psicológicamente durante semanas e incluso varios meses. Y si esa vivencia no es bien manejada por los mayores, incluso puede dar lugar a traumas en los pequeños.
Por ello, aquí haremos un repaso a varios consejos para saber cómo ayudar a tu hijo o hija a afrontar la separación de sus padres.
¿Qué hacer para ayudar a un niño a afrontar la separación o divorcio de sus padres?
Si bien cada persona es un mudo, hay algunas pautas a seguir que los adultos que se separan deben tener en cuenta a modo de recomendaciones generales para ayudar a sus hijos pequeños a gestionar esa situación. Veamos un resumen de ellas.
1. Pacta con tu expareja en todo lo que se pueda en lo relativo en la crianza
En la medida de lo posible, y siempre que la separación no se haya producido en un contexto de maltrato, pactad cuanto antes acerca del modo en el que se producirán las visitas a cada uno de los padres, la logística de este proceso, y las tareas de crianza que realizará cada uno.
El bienestar del niño o niña no puede tener menos prioridad que el resto de asuntos ligados a la ruptura o el divorcio, y por ello, es importante darle estabilidad cuanto antes y no someter su crianza a vaivenes, decisiones unilaterales (insistimos: en caso de que no haya una parte maltratadora) ni a cambios de opinión repentinos.
2. Evita que se exponga a las discusiones intensas
Hay quienes creen que es bueno que los pequeños vean las riñas que pueden surgir entre los padres porque son un reflejo de la vida real y supuestamente eso ayuda a que los niños aprendan cuanto antes los aspectos buenos y malos de las relaciones personales.
Sin embargo, esta creencia, que es muy debatible (entre otras cosas por al amplio margen que deja para cometer errores garrafales dependiendo de la intensidad y naturaleza de esas discusiones), es especialmente errónea en el caso de una situación de divorcio o separación.
Recuerda que son esa clase de experiencias puntuales y con una fuerte carga emocional y simbólica las que el pequeño asociará a la vivencia de la separación de los padres, de manera que esas imágenes y sensaciones le vendrán a la mente cada vez que recuerde esa ruptura.
3. Deja claro que no tiene la culpa de nada
Si el niño o niña interioriza la idea de que todas las experiencias emocionalmente dolorosas vinculadas a la separación son su culpa, eso dañará significativamente su salud mental y aumentará el riesgo de que desarrolle un trauma complicado de superar. Por eso, ofrécele una explicación sobre lo ocurrido que esté adaptada a su capacidad de comprensión por su edad y en la que, sobre todo, quede claro que la separación no es por su culpa.
Y por supuesto, es importante no incluir en la explicación información que le lleve a pensar que el estrés o el desgaste físico y/o psicológico ha deteriorado la calidad de relación entre los padres, ya que en casos así, lo más habitual es que esto sea interpretado del modo más pesimista posible por parte de los niños y adolescentes; en esas edades tempranas aún no tienen la capacidad de un adulto a la hora de apreciar matices y complejidades en los mecanismos de causa-efecto, y además, es frecuente que confundan el concepto de culpa con el de responsabilidad y con las causas objetivas de una experiencia desagradable.
4. Explícale cuanto antes cómo quedarán planificados los momentos con sus padres
Siguiendo en la línea del primer consejo, para evitar que pase por un periodo de incertidumbre demasiado largo, haz lo posible por dejarle claro, lo más rápidamente posible, el modo en el que a partir de esa fase de ruptura de los padres podrá pasar tiempo con cada uno.de ellos (siempre que no se hayan producido dinámicas de maltrato y por consiguiente deba mantenerse lejos de quien puede dañar su salud física o mental).
5. En caso de que la situación te desborde, recurre a la asistencia psicológica de profesionales
Si el reto de hacer frente a la crianza de tu hijo o hija te supera ante un contexto de separación o divorcio complicado de gestionar, busca asistencia psicológica, ya sea a modo de asesoramiento para padres o madres, o a través de un proceso de terapia.
Y si detectas síntomas preocupantes en tu hijo o hija y parece que la situación está dañando su salud mental, es importante que recurras a los servicios de terapia infanto-juvenil cuanto antes. En la etapa de los primeros años de vida somos especialmente vulnerables a las experiencias potencialmente problemáticas, y si no se cuenta con ayuda profesional, estas pueden dejar en los pequeños una marca emocional capaz de perdurar durante mucho tiempo y de generar problemas a años o décadas vista si no es tratada en terapia.
Eso sí, recuerda que los psicólogos dan apoyo y planes de formación y “entrenamiento emocional” en todo lo relativo a la crianza de los hijos (si tienen especialidad infanto-juvenil), la gestión de los sentimientos y de los pensamientos disfuncionales, y los patrones de comportamiento que constituyen rutinas o hábitos útiles o dañinos. En caso de que el apoyo que buscas tenga que ver con el sistema jurídico, acude a un abogado.
Fuente: www.psicologiaymente.com
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