Los expertos ya lo han bautizado como ‘Dating deja vu’. Hablamos con ellos y con personas acostumbradas a tropezar una y otra vez con la misma piedra
Ahí estás. En una cafetería con una persona que has conocido en Tinder. Es atractiva e intelectual, pero también egocéntrica, como todas en las que te fijas. Te habla de los libros que ha leído en el último mes cuando, de repente, te embarga un sentimiento de familiaridad. Esta escena ya la has vivido antes. Esta historia ni siquiera ha empezado y ya sabes cómo va a acabar: como el rosario de la aurora. Pero, en vez de cortar por lo sano, habrá una segunda cita. Incluso puede que seas tú quien la sugiera.
Este no es un caso aislado: muchas personas salen (e incluso se casan) con perfiles totalmente incompatibles. Pero, ¿por qué ocurre esto si a priori no tiene sentido? “La locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, decía el físico alemán Albert Einstein. Al ser humano le atrae lo que ya conoce aunque sepa que no es la mejor opción. Y este fenómeno tiene nombre: dating deja vu, un juego de palabras que hace referencia al famoso término francés déjà vu (ya visto).
Una investigación de la Universidad de Toronto asegura que tendemos a enamorarnos del mismo tipo de persona una y otra vez. Los autores de este estudio realizado con más de 300 personas en Alemania concluyen que, si tenemos los mismos problemas en una relación tras otra, ya sea estable o pasajera, quizá sea porque escogemos los mismos rasgos de personalidad en nuestras parejas y lo hacemos de manera inconsciente, todo el tiempo. Por otra parte, también solemos buscar rasgos de personalidad que creemos que nos faltan, usándolos para llenar vacíos emocionales. O rasgos de personalidad tóxicos con los que crecimos en los primeros años de nuestra vida. Escapar del bucle no es fácil.
Cristina, madrileña de 32 años, cuenta que salió con el mismo tipo de personas durante mucho tiempo. “Yo era esa típica amiga que siempre sufría por las mismas razones. Llegué a salir con personas que tenían las mismas aficiones, las mismas costumbres, e incluso el mismo nombre”, cuenta Cristina, ahora casada con el chico con el que nunca soñó. “Tras tantas decepciones decidí no salir con nadie más por un tiempo. Terminé comprometida con un amigo, un tipo que era totalmente incompatible con el modelo de hombre al que yo siempre recurría. Él siempre estuvo ahí pero nunca lo supe ver, estaba muy ocupada perdiendo el tiempo”, recuerda Cristina.
Por su parte, Raúl, profesor de 29 años, recuerda cómo eran sus citas con las chicas que conocía online. “Solo le daba match a las chicas delgadas y más bajitas que yo. Cuando hacía un match por error con alguna chica que no me gustaba físicamente lo deshacía al darme cuenta. Salí con algunas, pero nunca pasé de esa primera cita, no nos hablábamos después”.
A pesar de que las aplicaciones de citas como Tinder, Bumble, OKCupid, Badoo o Facebook Dating permiten socializar con diferentes tipos de personas,también requieren definir ciertos parámetros para encontrar a nuestra pareja ideal: estatura, ideología política, aficiones o edad. Incluso hay una app para ligar llamada Hater que te permite conectar con personas que odian lo mismo que tú.
“En general las personas tenemos ciertas preferencias y gustos y siempre buscamos eso en el otro. Muchas veces nos sentimos inseguros frente a lo desconocido y nos da miedo romper el patrón para conocer personas con otras características, otras nacionalidades, otras costumbres… Nos resistimos a salir de nuestra zona de confort y nos perdemos conocer a alguien distinto”, explica Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro Salud digital.
“Las aplicaciones de citas, por su parte, están diseñadas para mostrarte un prototipo de persona, el que tú buscas. Pero esto, que no es algo malo, sin embargo podría llevarte a cometer errores”, explica Paoli. “Ahora imagina, por ejemplo, conocer a alguien que es deportista. Si tú nunca has practicado ningún deporte, tal vez este encuentro te ayudaría a plantearte un cambio de hábitos y hacer algo diferente. Esto puede ocurrir en muchos ámbitos. Por eso es muy importante desarrollar esa capacidad de flexibilidad y adaptación con los demás, teniendo en cuenta que las personas diferentes nos pueden aportar cosas positivas. Salir de esa zona de confort significa arriesgarnos y tener confianza en uno mismo”.
Lo que no deberíamos cambiar, según Paoli, son los valores que buscamos en las demás personas. “Hay determinados principios que son fundamentales y si no están en la base es muy poco probable que la relación avance y se consolide. Esos no los deberíamos cambiar”. Para romper este patrón de relaciones y citas hay que ser honestos con nosotros mismos, aunque esto signifique admitir cosas que no nos gusten.
La clave para romper con el dating déjà vu es no aferrarse al mismo tipo de personas, por más difícil que parezca. ¿Cuántas veces hemos dejado pasar una buena oportunidad por estar atentos a algo que sabíamos que no funcionaría?. “Hay que sentir que somos merecedores de una buena relación amorosa y que puede llegar el amor a nuestra vida sin importar que dejemos atrás eso que tanto deseamos pero que, inevitablemente nos hará daño”, concluye Paoli.
Fuente: www.elpais.com
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