Ocho capítulos componen la nueva producción original de la plataforma que se atreve a abordar un conflicto matrimonial donde la insatisfacción sexual es clave.
“Esto es completamente desde el punto de vista femenino (…) es el sexo que quieren las mujeres”. Con estas palabras a Entertainment Weekly, Stacy Rukeyser definió el eje argumental de su nueva creación: Sexo/Vida, la nueva serie que debuta hoy por Netflix.
Una producción estadounidense para adultos que, como su título lo dice, se enfoca en el deseo y la sexualidad, pero dejando de lado todos las ideas preconcebidas por los hombres y desarrollando su narración completamente desde la mirada femenina.
Y para la cual Rukeyser (UnREAL) tomó como inspiración directa las memorias, con algo de ficción, de BB Easton, una psicóloga escolar de Atlanta que decidió plasmar en su libro 44 capítulos sobre 4 hombres, la forma que encontró para animar su vida sexual matrimonial.
Una experiencia que traducida a la pantalla se convierte en Sexo/Vida, un espacio de ocho episodios, cuyo relato tiene como protagonista a Billie Connelly (Sarah Shahi), una esposa, dueña de casa y madre de dos pequeños niños que vive en un tranquilo suburbio de Connecticut.
Su marido se llama Cooper (Mike Vogel) y es ejecutivo de una empresa de capitales, alguien que, como lo define Billie, es perfecto por dentro y por fuera, y le trajo la estabilidad y cordura que ella necesitaba, haciéndola desear pasar “100 años” más con él.
El recuerdo que lo trastoca todo
Sin embargo, la vida en apariencia perfecta de la joven madre y esposa no puede alejarla de los pensamientos que la asaltan cada vez más, durante día y noche, y que la trasladan años atrás, cuando vivía en Nueva York y tenía relaciones con hombres de “todos los tipos”.
El inicio del conflicto para la figura principal de un relato marcado por ardientes escenas, varios desnudos femeninos y masculinos -incluído el desnudo frontal de un hombre-, pero que no se aleja mucho del drama al estilo de producciones como las del canal Lifetime.
Donde los pensamientos sobre su alocada vida de hace casi una década se vuelven constantes, en especial la figura de Brad Simon (Adam Demos), su novio antes de conocer a Cooper, un millonario de extraño acento y con la capacidad de ofrecerle el mejor sexo.
Pero sus sensuales habilidades en muchos momentos eran desplazadas por sus traumas, lo que comenzó a quebrar su relación. Y una década después, con un niño preescolar y una bebé, Billie no puede dejar de escribir sobre él en su diario de vida en el computador.
El mismo que Cooper lee a escondidas y comienza a afectar lentamente su, hasta el momento, perfecto matrimonio. Una serie de inseguridades que en un primer momento lo hace querer replicar lo que Brad le ofrecía a su esposa sexualmente y luego a espiar a su “rival”.
La conexión con el público femenino
Todo mientras Billie rememora lo bueno -en especial el sexo- y lo malo de estar junto a su ex, mientras se hace cargo de los problemas escolares de su hijo o el mandar a reparar el automóvil de lujo de su marido. Además de compartir sus problemas con Sasha (Margaret Odette).
Esta última es su mejor amiga desde la universidad y antigua compañera de departamento en Nueva York, y también aliada en sus salidas nocturnas. Quien le ha ocultado un hecho clave a Billie: desde hace unos meses se ha estado viendo con Brad.
Lo que agrega bastante más en qué pensar a la cada vez más contrariada protagonista, quien se debate en tratar de arreglar la fractura que su diario de vida ha provocado en su matrimonio con Cooper, mientras piensa en Brad y además retoma contacto con él.
Un espacio que en un primer momento parece dar una visión del conflicto más bien primermundista y algo sesgada, donde no hay problemas económicos y todos son físicamente perfectos. Además de presentar bastante piel y muchos flashback.
Pero que por momentos logra conectar con el público femenino al tratar conflictos que son reconocidos por mujeres de todo el mundo, donde son claves palabras y conceptos como depresión, crisis, satisfacción, deseo, confianza y querer volver a ser lo que se fue.
Lo que está abordado por un relato audiovisual de ritmo ágil y provocador. Sin embargo, en varios momentos se echa de menos el humor que prometía Sexo/Vida, al definirse como dramedy -mezcla de drama y comedia en inglés -, aunque sí está la vida y el sexo que ofrecía.
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