¿Si has estado físicamente en forma en el pasado, tendrás más facilidad para estarlo de nuevo en un futuro?
Según los que defienden la existencia de una memoria muscular, sí. Pero, ¿en qué consiste este concepto? Se trata de un tipo de memoria “localizada” en nuestros músculos, que nos permite hacer con más facilidad ejercicios que ya habíamos practicado en el pasado.
En este artículo acudimos a la investigación científica y a diferentes expertos en la materia para arrojar un poco de luz sobre los diferentes aspectos que rodean esta temática: ¿existe realmente la memoria muscular?
¿Cómo funciona? ¿De qué depende? ¿Qué factores determinan que aparezca antes o después? ¿Cuánto dura? Responderemos a estas y otras cuestiones en este artículo.
Memoria muscular: ¿qué es?
Hace muchos años, se tendía a pensar que los músculos que se atrofiaban, ya sea como consecuencia de su desuso, o como consecuencia de una lesión, no volvían a recuperarse nunca. Sin embargo, hoy se sabe que esto no es así, gracias al concepto de la memoria muscular.
Pero, ¿qué es la memoria muscular? Se trata de aquella memoria que “tienen” nuestros músculos, es decir, aquella capacidad que nos permite repetir movimientos más fácilmente cuando ya los hemos realizado anteriormente.
De esta manera, nuestros músculos pueden llegar a “retener” el recuerdo de ciertos ejercicios, e incluso de nuestro crecimiento muscular previo, como así lo asegura Robert Seaborne, uno de los investigadores de un estudio desarrollado por la Universidad de Keele (Reino Unido) sobre la memoria muscular, y que comentaremos más adelante.
La memoria muscular puede ser apreciada sobre todo en personas deportistas que, aunque abandonen temporalmente el deporte, recuperan más fácilmente su forma física, y tienen más facilidad que otras personas que nunca han hecho deporte a la hora de volver a hacer determinados ejercicios.
Así, este tipo de memoria nos ayuda cuando abandonamos nuestras rutinas deportivas y volvemos a la carga, ya que nos permite recuperar la forma física con más facilidad. Pero, ¿existe realmente la memoria muscular? ¿Qué dice la ciencia al respecto?
Neurociencias y memoria muscular
La ciencia ha intentado dar respuesta a la pregunta de si realmente existe la memoria muscular y, en caso de ser así, cómo funciona ésta. Una de estas respuestas, según las investigaciones recientes, se encontraría en la genética (es decir, el origen de la memoria muscular se encontraría aquí).
En esta línea, una investigación publicada en la revista Scientific Reports de Nature y desarrollada por un equipo de la Universidad de Keele (Reino Unido), sugiere que el músculo esquelético humano tiene una memoria epigenética que está determinada por un crecimiento más temprano, el cual permite que nuestro cuerpo se recupere más rápidamente.
Sin embargo, los resultados de esta investigación “chocaron” con lo que dicen otras teorías en relación a la memoria muscular. Una de estas teorías es la desarrollada por el biólogo Kristian Gundersen, según la cual se produce un aumento de los mionúcleos (los núcleos que se encuentran dentro de las fibras musculares) en las células de nuestras fibras musculares, lo cual explicaría (a grandes rasgos) cómo funciona la memoria muscular.
Volviendo al tema de la genética, los expertos han encontrado genes específicos relacionados con la memoria muscular y, por lo tanto, con un mejor retorno a la forma física de nuestro cuerpo.
Dichos genes podrían llegar a mejorar ciertos tratamientos de rehabilitación a los que se someten los atletas profesionales cuando se lesionan, por ejemplo. Se ha visto, además, cómo estos genes también podrían alargar los efectos de ciertos fármacos que toman algunos deportistas para mejorar su construcción muscular.
Otras investigaciones
Otro estudio en la línea de la genética, esta vez desarrollado por Moberg et al. (2020), reveló que diversos genes reguladores, así como algunas proteínas involucradas en la adaptación que hacen los músculos ante ejercicios de resistencia, están relacionados con la memoria muscular (es decir, están influenciados por el historial de entrenamiento previo de cada persona).
Uno de los resultados destacados de este estudio, es que las células de la pierna ejercitada por los participantes, tras 10 semanas de entrenamiento y 20 semanas en reposo, estaban más preparadas para desarrollar volumen y fuerza, a nivel genético y metabólico.
Concretamente, los investigadores encontraron una amplia gama de marcadores genéticos, así como señales bioquímicas, dentro de las células musculares de los participantes, relacionadas con el buen funcionamiento de los músculos y con su crecimiento.
Según la investigación, la memoria muscular claramente sí existe, y ésta aparece como consecuencia del entrenamiento deportivo. Sin embargo, los investigadores resaltan que se precisa de más investigación al respecto.
Más allá de la genética
Sin embargo, no sólo se cree que la memoria muscular se deba a la genética. Francisco Ozores, técnico en antropometría y profesor de educación física, explica que la memoria muscular es un concepto amplio, que engloba (o se explica por) tres aspectos esenciales: lo orgánico, lo psicológico y lo fisiológico.
Según él, las personas que están acostumbradas a hacer deporte (especialmente los deportistas profesionales, o de alto rendimiento), tienen unas capacidades diferentes a la gente “de a pie” fruto de su trabajo, más allá de las físicas.
Estas capacidades tienen que ver, por ejemplo, con una mente “fuerte” capaz de entrenar hasta el límite, o con el hecho de poder desarrollar nuevos capilares para esa masa muscular que alguna vez tuvo la asimilación de proteínas.
Así, según Ozores, la memoria muscular sería aquella capacidad que hace que podamos desarrollar ejercicios físicos pasados con muchísima más facilidad (lo cual supone una ventaja para los deportistas respecto los no deportistas); después, según él, también actuaría la genética, pero tanto para deportistas como para no deportistas por igual.
¿Cuánto dura la memoria muscular y de qué factores depende?
Según los expertos, esto depende de diversos factores, tales como la edad a la que se dejó de hacer deporte, la edad a la que se vuelve a ejercitar el cuerpo, el tiempo transcurrido entre un momento y otro, el tipo de alimentación, la propia actividad, factores genéticos y metabólicos, etc.
Ana Chezzi, nutricionista especialista en antropometría, explica que la memoria muscular dura unas 72 horas aproximadamente; esto significa que lo ideal sería que si hacemos deporte un lunes, deberíamos volver a hacerlo el jueves, ya que si no, toda la preparación que ha hecho nuestro cuerpo (y por ende, nuestros músculos) se va deteriorando e incluso perdiendo.
La importancia del deporte (y de la juventud)
No es una novedad el hecho de que el deporte sea tan saludable para nuestro cuerpo (y ojo, ¡también para nuestra mente!). Así, los expertos están de acuerdo en señalar la importancia de mantenernos activos y de entrenar nuestros músculos todo lo que podamos durante toda la vida, aunque especialmente cuando somos jóvenes. Esto es así porque, a medida que nuestro cuerpo envejece (al igual que nuestros músculos), la construcción muscular se hace cada vez más difícil.
De esta manera, aunque la memoria muscular parece ser que existe y que nos puede ayudar mucho en este sentido (en nuestra recuperación física, por ejemplo, o en estar simplemente en forma), siempre podremos “facilitarle” las cosas poniendo de nuestra parte. Además, no olvidemos que sin entrenamiento, la memoria muscular no existe.
Fuente: www.psicologiaymente.com
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