El estudio más ambicioso hasta la fecha establece una muy probable relación entre dieta y granos. Los amantes del chocolate están de enhorabuena: si es puro, no influye.
«No comas chorizo que te van a salir granos». Seguro que esta frase, cambiando el alimento según el contexto (facturas, leche, chocolate…) te la han soltado alguna vez. O la has dicho tú mismo. Pues algo de razón, como casi siempre sucede con la sabiduría popular, tiene.
Un estudio publicado en la revista JAMA Dermatology ha encontrado relación entre el consumo de determinados productos alimenticios y los brotes de acné. Las conclusiones a las que llega no suponen ninguna novedad, como señala el doctor Miguel Sánchez Viera, director del madrileño Instituto de Dermatología Integral (IDEI). «En los últimos cuatro o cinco años tenemos cada vez más evidencias al respecto», afirma. «Resulta interesante, sin embargo, el número de pacientes que incluye. Hasta ahora, las investigaciones seguían a un grupo demasiado reducido para determinar la relación». Efectivamente, el trabajo controla la ingesta y evolución de la piel de 24.452 participantes.
La doctora Ana Molina, dermatóloga del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, destaca también el rango de edad. «Siempre se ha enfocado en acné juvenil, esta línea tiene en cuenta el adulto». Que sea prospectivo lo ve como otra clara ventaja. «Lo siguen a un año vista, controlando en todo momento qué comen y cómo reacciona el cutis. No confía simplemente en la palabra del paciente que afirma que sufre acné».
¿Qué determina el estudio?
Después de fijarse en los patrones dietéticos y el estado del acné durante ocho meses, encontraron «una asociación significativa entre el acné recurrente y el consumo de productos grasos y azucarados». Entre los principales causantes, las gaseosas, la leche y un patrón de consumo con altos niveles energéticos (azúcares refinados y grasas).
«Hay que tener en cuenta, aun así, que la alimentación es un detonante, no la causa principal», advierte la doctora Molina. El doctor Javier Pedraz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirón salud Madrid, sigue en esta línea. «En algunos pacientes ve relación, en otros, no. Si no existe una predisposición a sufrir acné, ninguna alteración en la dieta tendría por qué provocarlo».
¿Cuál es el origen, entonces, del acné?
«Existe el factor genético; el hormonal, en especial en la etapa de desarrollo sexual; y los microbios presentes en la piel», explica el doctor Sánchez Viera.
Entre los detonantes que pueden promover su aparición, domina el estrés, el más estudiado. «Lo conocen todos los pacientes. En época de mayor carga emocional, notan cómo empeora», asegura el doctor. También el clima. «Cuando el ambiente está más húmedo o caluroso, pueden surgir brotes».
El doctor Pedraz añade otro, menos conocido: el acné estival. «Normalmente el sol seca los granos y mejora el aspecto, pero en algunas pieles lo activa durante la fotoexposición».
La doctora Molina incluye el cuidado cosmético. «Tener una rutina adecuada importa. Por eso muchos laboratorios, en especial los de venta en farmacia, cuentan con su propia línea para pieles acneicas».
El estudio permite a los profesionales tomar en consideración la nutrición, aunque sigan faltando más estudios al respecto. «Se sabe que la dieta es el tercer factor externo más importante de envejecimiento de la piel, detrás de la radiación solar y la contaminación. Sucede por la llamada glicación: el azúcar libre se une al colágeno y la elastina, responsables del buen aspecto de nuestra piel, y los destruye. Por eso, no extraña que tenga relación igual con el acné», opina la doctora Molina.
¿Cómo se soluciona el acné?
Todavía no se puede determinar que un cambio en la dieta vaya a mejorarlo. Eso sí, puede evitar brotes futuros. «Yo siempre digo a mis pacientes que si ellos aprecian relación entre la ingesta de un alimento y la aparición de granos, lo dejen», comenta el doctor Pedraz.
Los amantes del chocolate pueden celebrarlo: si es puro, no afecta. Serían las tabletas con leche y azúcares añadidos las que habría que desechar del menú. Cuanto más puro (de 85% para arriba), mejor. «Es un antioxidante muy potente para la piel y maravilloso para nuestra salud», destaca la doctora Molina.
La solución, por lo tanto, reside en los tratamientos ya existentes. «Disponemos de varias herramientas médicas, como los fármacos por vía tópica u oral para los casos más graves», cuenta el director del IDEI. «Los antibióticos se dirigen a los gérmenes implicados, reduciéndolos para eliminar el acné. Los retinoides eliminan el exceso de queratina de los poros, que lo taponan desembocando en granitos. Ahí entraría, por ingesta, el famoso Roacután. En mujeres, si la causa es hormonal se pueden pautar medicamentos que reduzcan los andrógenos. Y, por último, ahora se trata también con láseres que apuntan tanto a los microbios como a la queratina».
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