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Netflix: El Castillo de Cristal

‘El Castillo de Cristal’: Un drama muy bien resuelto por el director hawaiano Destin Cretton que, con guión de Martin Noxon, nos narra los hechos reales sucedidos en la familia Walls.

Jeannette Walls (Brie Larson) se ha convertido en una exitosa columnista, está comprometida con un joven empresario, David (Max Greenfield) quien disfruta llevando a su bella novia a cenas de empresa, por su locuacidad y saber estar. Cuando le preguntan a Walls por su familia, su novio siempre se adelanta para mentir sobre la realidad de su pasado, pues Jeannette guardado un duro secreto familiar.

Una infancia dura vivida en una familia disfuncional e inconformista, girando alrededor de las personalidades de los progenitores: Un padre alcohólico, con sueños extremos de idealismo, Rex (Woody Harrelson) y una madre pintora y excéntrica, Rose Mary (Naomí Watts). Ambos se negarán a asumir las responsabilidades de sus hijos, quienes sufrirán las consecuencias del hambre y la dejadez: Jeannette (Ella Anderson/ Brie Larson), Brian (Charlie Shotwell/Josh Cara), Lori (Sadie Sink/Sarah Snook) y Maureen (Shree Crooks/Brigette Lundy-Paine)

Martin Noxon, tomará la historia escrita por la columnista Jeannette Walls, “The Glass Castle” basada en sus memorias, para crear un guion oscuro y despiadado; exponiendo una realidad que Destin Cretton llevará a la pantalla con gran acierto. Una narración que nos envuelve en una de esas películas que a través de las pupilas, traspasa el corazón, el alma y el cerebro, pero con la inteligencia y astucia, de no convertirla en sensiblera.

Una feroz crítica a las falsas apariencias, a la falta de identidad y a la irresponsabilidad hacia los hijos. Tocará temas siempre en boga como la pederastia, el alcoholismo, el idealismo, el amor paternal, el hambre, las necesidades básicas infantiles, la imaginación como refugio, la lucha por salir de la miseria… Un relato cruel, en una rabiosa realidad sobre la pobreza, el abandono, la dejadez, la mendicidad y el ego.

Una historia familiar que nos llama a la reflexión. Frágil y transparente, como el propio cristal, asumiendo y no negando quienes fueron y quienes son, en un constante dolor entre el pasado y el presente que desemboca en la visión de superación y el deseo de poder salir del pozo más profundo, si existe voluntad. Estamos ante una parte de esa sociedad apartada, olvidada, perdida… Marginada.

El elenco de actores sorprende desde el primero al último, los niños que interpretan a los cuatro hermanos del pasado, estremecen, destacando a la pequeña Ella Anderson, quien devora la pantalla con su fiereza escénica. En el presente, ya como adultos, los cuatro también están correctísimos y por supuesto vuelve a destacar el personaje de Jeannette, esta vez en la piel de la actriz Brie Larson.

Lógicamente no me olvidaré de la gran pareja que encarnan en la pantalla, el matrimonio Walls, Woody Harrelson, un hombre viviendo en la bipolaridad provocada por el estar constantemente borracho y que en el espectador causará acercamiento o rechazo, según el estado que presenta; y Naomi Watts, de la que pocas veces se entiende como pudo vivir con un hombre así, por muy extravagante que fuera y por mucho que lo amara.  

Si las interpretaciones, la dirección y el guion ofrecen una historia de sensaciones fuertes, todo ello está acrecentado a través de las atmósferas creadas en la soberbia fotografía de Brett Pawlak y la intensa banda sonora del compositor Joel P. West.

Es imposible respirar cuando te estás ahogando en la mierda.

Recomendable para los amantes del buen drama.

  • REPARTO: Brie Larson, Naomi Walls, Woody Harrelson, Max Greenfield, Sarah Snook, Iain Armitage, Ella Anderson, Shree Crooks, Charlie Shotwell, Sadie Sink, Eden Grace Redfield, Dominic Bogart, Alanna Bale, Andrew Shaver, Brigette Lundy-Paine, Kyra Harper, Joe Pingue, Nathaly Thibault, Darrin Baker.
  • PRODUCTORA: Lionsgate/ Netter Productions