Arenas Movedizas es la serie sueca de Netflix que muestra descarnadamente el horror de los tiroteos escolares y lo que hay detrás de estos. Un drama policial de sólo seis capítulos que vale la pena ver en maratón.
Es como esas noticias que varias veces al año llegan desde EE.UU.: un tiroteo escolar en que un alumno acribilla a sus compañeros en una matanza que estremece a la comunidad.
La historia de Arenas Movedizas, la serie sueca que llegó a Netflix en abril, se centra en uno de esos macabros hechos, esta vez en un colegio público de Estocolmo.
La inculpada es Maja, una de las chicas más populares del colegio, buena alumna, responsable y cariñosa, sobre todo con su hermana menor. Pero a lo largo de los capítulos, a través de flash backs, vamos descubriendo el lado b de la protagonista, quien, después de conocer a su multimillonario novio, cambia su carácter por la presión que esta inestable relación le trae, volcándose hacia las drogas y la mentira.
La serie transcurre a un ritmo trepidamente, con la ayuda de una cámara ágil y movediza, que va mostrando detalles, pero que también deja velados otros, para que el espectador nunca tenga certezas. Maja tampoco las entrega a través de su relato, olvidadizo, fragmentado.
A lo largo de los episodios el espectador no sabe qué tan culpable es la protagonista y cuáles son sus reales motivaciones, lo que induce a ver la serie con interés para descifrar al final las motivaciones de la matanza.
Excelente la actuación de la protagonista, la joven Hanna Ardéhn, que nos brinda una Maja intensa, a ratos tierna, a ratos feroz, pero con una denodada demostración de emociones vividas en carne propia en cada instancia de la serie.
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