En 1999, una japonesa concibió un plan magistral que prometía resolver uno de los desafíos más difíciles que enfrentaba la economía de su país: la reducción drástica de su fuerza laboral debido al nacimiento de pocos niños y el rápido envejecimiento de la población.
La visionaria idea de la analista de inversiones japonesa Kathy Matsui para ayudar a su país fue aprovechar el talento de la mitad de la población: las mujeres.
Y, para nombrar su creación, combinó las palabras women (mujeres) y economics (economía) y la llamó Womenomics, que en español sería algo así como «feminomía» o «mujerómica«, pero dejémoslo en inglés, como hicieron los expertos.
«En mi trabajo como analista, tomo datos y estadísticas e intento sacar conclusiones sin aportes subjetivos», explica Matsui .
«Con el análisis que realicé en ese momento me di cuenta de que, de hecho, había un potencial para que Japón aprovechara ese activo oculto que yo llamo womenomics para crecer».
Kathy Matsui es la principal estratega de renta variable en Goldman Sachs en Tokio, lo que significa que analiza las tendencias y los problemas relacionados con la economía japonesa.
«La génesis detrás de la idea de womenomics ocurrió en 1999″, cuenta.
«Había regresado de mi licencia de maternidad después de tener mi primer hijo y noté que muchas de mis amigas japonesas que también estaban de baja por maternidad al mismo tiempo no regresaban a sus lugares de trabajo«.
A diferencia de la mayoría de esas amigas, Kathy había crecido en Estados Unidos, hija de inmigrantes japoneses.
«Creo que influyó mi educación, basada en los principios transmitidos por mis padres, que tenían dos niños y dos niñas y nunca nos trataron de manera diferente. Además, como en Estados Unidos había visto a mis compañeras casarse y formar familias y, en muchos casos, continuar prosperando en sus carreras a tiempo completo, pensé que era una progresión natural de la vida de una mujer«.
Más mascotas que gente
A fines de la década de 1990, Japón estaba en medio de una crisis económica. Y el país enfrentaba el impacto de un desafío a largo plazo: la demografía.
Según el último informe Womenomics de Matsui, para 2055 se espera que la población activa de Japón, el número de personas en edad laboral, disminuya drásticamente en un 40%.
«Japón es uno de los pocos países de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos] en los que la cantidad de mascotas supera en número a la de niños menores de 15 años, lo que pone otra perspectiva sobre cuán grave es realmente la situación demográfica en Japón», indica.
«Ese es el telón de fondo al que me enfrenté cuando regresé de esa primera licencia de maternidad y pensé, ‘espera un minuto: si más mujeres que quisieran regresar al trabajo pudieran hacerlo, ¿eso no ayudaría?’, plantea.
«No resolvería el problema por completo, pero ayudaría a compensar parte de este obstáculo demográfico, permitiendo que más mujeres participaran en la fuerza laboral y, con suerte, contribuyeran a un crecimiento económico más sólido».
Fue así como nació la idea que bautizó womenomics… ¿Cómo se le ocurrió el nuevo término?
«Realmente quería trasladar la discusión sobre la diversidad de género al ámbito de la política económica, el crecimiento económico, el desempeño corporativo, y mi conclusión fue entonces -y sigue siendo ahora- que la diversidad de género es un imperativo absoluto para el crecimiento económico y el desempeño sólido económico y corporativo.
«Así que fue una elección muy deliberada de palabras para tratar de enfatizar que esto no se debería hacer solo porque fuera justo o como una movida feminista, sino como algo realmente fundamental para la economía de Japón».
El recurso menos utilizado
Cuando se publicó el primer informe de Matsui sobre womenomics en 1999, recibió más comentarios de sus clientes internacionales que de los japoneses.
Pero eso no quería decir que nadie en Japón le estuviera prestando atención.
«La fuerza laboral femenina en Japón es el recurso menos utilizado; Japón debe convertirse en un lugar donde las mujeres brillen…», declaró en 2012 en un discurso en el Foro Económico Mundial el primer ministro japonés Shinzo Abe, al anunciar que incorporaría la idea de womenomics en sus planes gubernamentales.
«Lo que sucedió en 2012, cuando el gobierno hizo de womenomics un pilar central de la estrategia de crecimiento de la nación, nos sorprendió a todos, incluyéndome a mí, pero creo que fue una decisión muy inteligente», apunta Matsui.
«Gracias a que asumió la idea como una parte integral de la estrategia de crecimiento de la nación esta tuvo mucha tracción desde 2013 en adelante».
La pregunta es si ha dado resultado.
«Por un lado, la participación laboral femenina en general ha aumentado dramáticamente en estos años: del 56% en 1999 se elevó a aproximadamente el 71% a principios de 2019, cuando escribimos nuestro quinto informe sobre womenomics. Eso excedió el promedio de EE.UU., de 66%, y el de la UE, de 63%».
Medir para cambiar
Esto fue el resultado de muchos factores, como el hecho de que el gobierno invirtiera más dinero en el cuidado de niños y de la introducción de cambios en el permiso parental.
«Puede sorprender a muchos pero hoy en día Japón tiene uno de los sistemas de beneficios de licencia parental más generosos del mundo desarrollado«, expone.
«Por ejemplo, tanto el padre como la madre obtienen una licencia parental de un año, y aunque por supuesto depende de dónde trabajes, en términos generales durante ese tiempo de licencia reciben hasta el 80% de su sueldo previo a la salida.
«Si lo comparas con la mayoría de las otras economías del G7, esto ciertamente pone a Japón en la cima».
El gobierno también ordenó que todas las empresas y organizaciones públicas con más de 300 empleados tenían que revelar el porcentaje de mujeres empleadas y establecer objetivos.
«Así pasamos de una situación en la que no había casi ninguna información a que hoy hay al menos más transparencia con respecto a la diversidad de género.
«Yo siempre he dicho que no se puede cambiar lo que no se puede medir y creo que ese es el primer paso en esa dirección, una mayor transparencia que conduce a una mayor responsabilidad y eso, definitivamente, a una mejora», dice.
Pero quedan muchas dificultades.
Estereotipos arraigados
Queda camino por recorrer.
Muchas mujeres trabajan a tiempo parcial, el porcentaje de mujeres en puestos directivos sigue siendo inferior al 15% y la tasa es aún peor en el Parlamento japonés.
«Japón realmente se destaca en términos de la muy baja representación de las mujeres en su parlamento: la proporción es de alrededor del 10% más o menos, que es francamente más baja que Arabia Saudita o Libia», subraya.
Kathy Matsui dice que también hay estereotipos arraigados o prejuicios inconscientes que impiden que las mujeres alcancen su máximo potencial.
Eso podría explicar por qué las mujeres japonesas no están bien representadas en los llamados campos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés).
«Creo francamente que esto no se debe a que les falta el conocimiento o la curiosidad para convertirse en científicas, sino que sucede mucho que en la escuela secundaria o la universidad, y francamente tal vez en los hogares, desalientan a las niñas a seguir carreras o estudios en esos campos«, opina.
«Por supuesto, Japón no es único en este sentido, pero creo que para algunas familias o comunidades más conservadoras existen estereotipos muy fuertes».
Pero hay signos alentadores.
Uno de ellos es el cambio de actitud entre los hombres japoneses jóvenes que, según las encuestas, dicen abrumadoramente que preferirían un cónyuge que trabaje fuera del hogar, en lugar de una esposa que se quede en casa.
Más allá de Japón
Womenomics, como ha dicho Kathy Matsui en el pasado, sigue siendo un trabajo en desarrollo.
Y ella ha llevado su idea más allá de Japón, hablando sobre la necesidad de permitir que las mujeres prosperen en muchos otros países que también podrían beneficiarse de womenomics.
Además, a nivel personal, está ayudando a cambiar la vida de cientos de mujeres jóvenes en toda Asia.
Matsui es una de las principales patrocinadoras de la Universidad Asiática para la Mujer, en Bangladesh, que tiene cerca de 900 estudiantes de unos 18 países diferentes.
La mayoría de ellas está becadas y son las primeras de sus familias en asistir a la universidad.
El deseo de Matsui de ayudar a empoderar a las mujeres más allá de Japón nació de una profunda experiencia personal, mientras estaba en un viaje de negocios en Mumbai, India, y desde su habitación de hotel vio a una joven madre en una comunidad de barrios marginales.
«Con su bebé atado a su espalda, estaba lavando la ropa de la familia y esa imagen me llamó la atención. Pensé que solo un golpe de suerte había permitido que yo estuviera sentada en una cómoda habitación de hotel con aire acondicionado mientras que esa mujer de casi mi misma edad estaba haciendo eso», relata.
«Me llevó a preguntarme qué podía hacer para contribuir a cambiar la situación; obviamente lo que estoy haciendo es muy pequeño en el gran esquema de las cosas, pero también siento que cambiar la vida de una persona es mejor que nada«.
Una gruesa capa de hombres
Más de 20 años después de que Kathy Matsui acuñara el término Womenomics, ¿cuál es su visión para el futuro?
«Mi esperanza es que en el futuro mis hijas y sus hijas y todas las mujeres jóvenes en este país puedan vivir a la altura de su potencial: que puedan soñar y no haya nada que les impida realizar ese sueño», responde.
«Espero que así sea el Japón y el mundo que alcancemos a ver, con suerte, en nuestras vidas».
Para lograrlo, no hay que olvidar lo que dijo Kathy Matsui en una conferencia TED recientemente:
«Recuerda siempre que no existe el tal ‘techo de cristal’, sino una gruesa capa de hombres«.
Fuente: escrito por Alejandra Martins para www.bbc.com
Add Comment