La participación plena y equitativa de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad es un derecho humano fundamental. Sin embargo, en todo el mundo, las mujeres y las niñas están considerablemente subrepresentadas: desde la política y el entretenimiento hasta los lugares de trabajo.
Las siguientes visualizaciones analizan en mayor detalle este panorama con desequilibrio de género a lo largo del tiempo y revelan la lentitud del progreso. Arraigadas en las normas y tradiciones patriarcales, las consecuencias son de gran alcance e impactan negativamente en el bienestar personal, económico y futuro de las mujeres y las niñas, sus familias y la comunidad en general.
Construir un futuro sostenible para todas y todos significa no dejar a nadie atrás. Las mujeres y las niñas son fundamentales para encontrar soluciones a los desafíos más importantes que enfrentamos en la actualidad y deben ser escuchadas, valoradas y celebradas por toda la sociedad, de modo tal que se vean reflejadas sus perspectivas y elecciones respecto de su futuro y del progreso de la humanidad.
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Política
La representación política de las mujeres en el mundo se ha duplicado en los últimos 25 años. Sin embargo, esto apenas representa una mujer de cada cuatro personas en los parlamentos, dejando más de tres cuartos de los escaños ocupados por hombres.
Las mujeres siguen estando considerablemente subrepresentadas en los puestos políticos más altos. En octubre de 2019, había sólo 10 mujeres Jefas de Estado y 13 mujeres Jefas de Gobierno en 22 países. En 1995, había cuatro Jefas de Estado y ocho Primeras Ministras en 12 países.
Trabajo
En junio de 2019, la lista Fortune 500 alcanzó un hito y registró la mayor cantidad de mujeres con el cargo de directoras generales. Si bien cada nueva mujer es una victoria, la suma total muestra un panorama preocupante: de las 500 personas en puestos de jefatura ejecutiva que lideran las empresas con mayores ingresos, menos del 7 % son mujeres.
Si se analiza la mano de obra en su conjunto, la brecha de género en la participación en el mercado laboral entre las personas adultas en edad de plenitud laboral (de 25 a 54 años) se ha estancado en los últimos 20 años. La mejor educación que reciben las mujeres no ha contribuido mucho a modificar la segregación ocupacional, que está profundamente arraigada en los países desarrollados y en desarrollo. Las mujeres siguen realizando una parte desproporcionada del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. En los países en desarrollo, esto incluye tareas arduas como la recolección de agua, cuya responsabilidad recae en las mujeres y niñas que habitan en el 80 % de los hogares sin acceso al agua.
Cultura y ciencias
El Premio Nobel, que se otorga anualmente como reconocimiento de logros intelectuales y académicos, ha sido entregado a más de 900 personas durante el transcurso de su historia, desde 1901 hasta 2019. Sólo 53 de esas personas galardonadas han sido mujeres: 19 en las categorías de física, química y fisiología o medicina. Marie Curie se convirtió en la primera mujer galardonada con el Premio Nobel en 1903, cuando ella y su esposo recibieron juntos el Premio Nobel de Física. Ocho años después, se le otorgó a ella sola el Premio Nobel de Química, lo que la convirtió en la única mujer de la historia en ganar dos veces este Premio. Si bien las mujeres han formado parte de distintos descubrimientos científicos a lo largo de la historia, apenas un 30 % de quienes investigan en el mundo y un 35 % de los y las estudiantes de áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y/o matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) son mujeres.
Periodismo
El progreso está prácticamente detenido si se considera la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito de los medios de comunicación. Según el estudio más importante sobre la caracterización, participación y representación de mujeres en los medios de comunicación, que abarcó 20 años y 114 países, sólo el 24 % de las personas que se escuchan, leen o ven en la prensa escrita, la televisión o la radio son mujeres. También existe un techo de cristal para las periodistas mujeres en los artículos e informes de la prensa escrita y la televisión: al año 2015, sólo el 37 % de las historias son de autoría femenina, y esta cifra no ha cambiado en 10 años. Pese a la promesa de democratización de los medios digitales, la baja representación de las mujeres en los medios de comunicación tradicionales también se ve reflejada en los medios digitales: las mujeres son sólo un 26 % de las personas que redactan noticias y tuits periodísticos en Internet. Sólo un 4 % de los artículos periodísticos tradicionales y digitales desafían abiertamente los estereotipos de género. Entre otros factores, los estereotipos y la considerable subrepresentación de las mujeres en los medios tienen un papel crucial en la formación de actitudes dañinas, de falta de respeto y violencia contra las mujeres.
Las mujeres en el entretenimiento
Al igual que otros medios de comunicación, el cine y la televisión influyen considerablemente en las percepciones y actitudes culturales respecto del género, y son fundamentales para modificar la narrativa de la agenda por la igualdad de género. Sin embargo, un análisis de películas famosas en 11 países reveló, por ejemplo, que el 31 % de los personajes con líneas de diálogo eran mujeres y que sólo el 23 % de las películas tenían una protagonista mujer, una cifra que se asemeja mucho al porcentaje de mujeres cineastas (21 %).
La grave subrepresentación de las mujeres en la industria cinematográfica también es flagrante en los premios a las películas más aclamadas por la crítica: en los 92 años de historia que tienen los Premios Oscar, sólo cinco mujeres han sido nominadas en la categoría Mejor Director; de las cinco, sólo una ganó el premio (Kathryn Bigelow). Jane Campion, por su parte, sigue siendo la única mujer directora de cine que ganó el premio más importante y prestigioso del Festival de Cine de Cannes, la Palme d’or, en sus 72 años de historia. Las únicas otras mujeres que recibieron este galardón (en forma conjunta) fueron las actrices Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux, junto con el director de la película, Abdellatif Kechiche. Si una imagen vale más que mil palabras, el mensaje vale por un millón: para cambiar las nociones estereotípicas de género y visibilizar las realidades de las mujeres, necesitamos más mujeres en el cine, tanto delante como detrás de la pantalla.
Las mujeres en el deporte
El deporte puede inspirar cambios y romper los estereotipos de género, y eso es lo que las mujeres están haciendo hace décadas: demostrar que son igual de capaces, resilientes y fuertes que los hombres, no sólo a nivel físico sino también estratégico, como líderes e innovadoras (consejo de la Generación Igualdad: mira el partido de tenis de Billie Jean King que cambió la historia, la “Batalla de los sexos”).
En la actualidad, las mujeres están mucho más visibilizadas que nunca en el deporte: se espera que, por primera vez en la historia, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tengan una representación equitativa de hombres y mujeres en competencia. A título comparativo, sólo 22 mujeres (un 2,2 %) de un total de 997 atletas compitieron en los Juegos Olímpicos de la era moderna, por primera vez, en 1900. Hombres y mujeres competirán en casi todas las categorías del deporte, con una excepción: la gimnasia rítmica y el nado sincronizado son eventos sólo de mujeres, mientras que la lucha grecorromana es un evento únicamente de hombres, aunque las mujeres pueden competir en lucha libre.
Pese al progreso, las mujeres siguen excluidas de ciertos deportes en algunas partes del mundo y se les paga mucho menos que a los hombres en sueldos y premios monetarios a nivel mundial. ONU Mujeres está trabajando para equilibrar la situación de las mujeres y niñas, por ejemplo, mediante alianzas con el Comité Olímpico Internacional y con Marta Vieira da Silva, Embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres y mayor goleadora histórica de la Copa Mundial Femenina de la FIFA.
Fuente: Comité Olímpico Internacional (información a 2020); FIFA (información a 2019)
Artes culinarias
Pese a que a las mujeres se les asignan roles estereotípicos en la cocina del hogar, los puestos más prestigiosos en la industria de los restaurantes les son relativamente ajenos a las chefs mujeres. Como se detalla en el documental A Fine Line, las mujeres suelen tener que superar situaciones de discriminación activa y sortear una cultura que no sólo glorifica la masculinidad, sino que también aprueba tácitamente el acoso. Las mujeres enfrentan desafíos muy grandes cuando ingresan al negocio de los restaurantes: horarios de trabajo extensos, impredecibles e inflexibles, políticas familiares y de cuidado poco amigables, y bajos salarios. Las cifras coinciden con la historia: en la actualidad, menos del 4 % de la totalidad de chefs con tres estrellas Michelin (la clasificación más alta que se puede obtener) que aparecen en la conocida guía de restaurantes son mujeres.
Fuente: www.unwomen.org
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