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Sean Connery: cuál fue la causa de su muerte

Al día siguiente del fallecimiento del actor de 90 años, habló la viuda, Micheline Roquebrune, “la verdadera chica Bond”.

Micheline Roquebrune, la viuda de Sean Connery, que murió este sábado a los 90 años en las Bahamas, reveló que el actor sufrió en los últimos meses de demencia senil y que falleció en su cama tranquilo y en compañía de su familia.

En declaraciones publicadas por el diario británico Daily Mail, Roquebrune explicó que, debido a la enfermedad, «ya no era vida para él. Últimamente era incapaz de expresarse por sí solo».

La viuda, de origen franco-marroquí y que fue la segunda esposa del actor escocés que popularizó al superagente James Bond, consideró que su marido fue «un estupendo modelo de hombre» y que ambos compartieron «una vida maravillosa».

Sean Connery y su mujer, Micheline Roquebrune, en 2004. (AFP).

Sean Connery y su mujer, Micheline Roquebrune, en 2004. (AFP).

«Al menos murió mientras dormía y fue muy pacífico. Estuve con él todo el tiempo y simplemente se apagó. Es lo que quería, irse sin hacer ruido», dijo Roquebrune, quien es considerada «la verdadera chica Bond».

Para su viuda, «va a ser muy difícil sin él, pero no podía durar para siempre y se fue en calma».

Connery y Roquebrune se casaron en Gibraltar en 1975, cinco años después de haberse conocido en un torneo de golf, deporte al que ambos eran muy aficionados.

El actor ya había estado casado con Diane Cilento, con quien tuvo a su hijo Jason.

Nacido como Thomas Sean Connery en Edimburgo, Escocia, el 25 de agosto de 1930, en una familia humilde, con padre católico y madre protestante, el actor primero pensó en ser jugador de fútbol, pero dejó de lado esa idea cuando a los 18 años medía 1,90 metro y no sabía cuánto iba a seguir creciendo.

Sean Connery, en 1966.

Sean Connery, en 1966.

Con 20 años y aprovechando su estatura y su físico trabajado (practicaba pesas y fisicoculturismo) se presentó en varios concursos y logró el tercer puesto en el de Mister Universo. Ya empezaba a llamar la atención.

Por entonces, también era muy frecuente que se peleara a las trompadas con los miembros de distintas pandillas de Edimburgo. Se fue ganando fama de hombre duro, algo que más tarde, le vendría muy bien para sus papeles de recio en muchas de sus películas.

Resignó su idea de ser futbolista cuando se dio cuenta de que, alrededor de los 30 años, ya no podría ser jugando profesionalmente. «Por eso elegí ser actor y fue una de las decisiones más inteligentes que tomé en mi vida», aseguró.

Se alistó en la Marina Real Británica, de la que lo licenciaron por problemas de salud. Fue modelo en una escuela de arte y participó como actor secundario en una puesta del musical South Pacific, primero en Edimburgo y luego en una gira por las islas británicas.

En 1954 llegó al cine en pequeños papeles, hasta que tres años después el director Cy Enfield, que lo había visto en el escenario, se obsesionó con él y lo incluyó en su película Hell Drivers, en la que tuvo por primera vez un papel de cierta relevancia.

Antes de llegar a El satánico Dr. No, su pico de popularidad, hizo muchos trabajos para la televisión británica.

La serie Bond siguió con Dedos de oro (1964), de Guy Hamilton, Operación Trueno (1965), de Young, Solo se vive dos veces (1967), de Lewis Gilbert, Los diamantes son eternos (1971), de Hamilton, y Nunca digas nunca jamás (1983), de Irvin Keshner, su despedida del personaje luego de 12 años sin asumir el rol.