Se trata de Irmgard Furchner, una antigua secretaria de un campo de concentración nazi, de 96 años de edad, que se dio a la fuga en Alemania antes del juicio en el que debía ser juzgada por complicidad en el asesinato de más de 10.000 personas.
La ilusa reacción de la mujer sorprendió a todos cuando detectaron que la silla de la acusada estaba vacía. Las autoridades comenzaron su búsqueda y fue encontrada horas después en un geriátrico.
«La acusada se dio a la fuga (…) y se ha lanzado una orden de arresto», había anunciado el presidente de la Corte, 20 minutos después de la hora prevista para el inicio del juicio en la ciudad de Itzehoe, en el norte de Alemania.
«Abandonó su hogar (para personas de la tercera edad) esta mañana. Tomó un taxi«, precisó una vocera del tribunal, Frederike Milhoffer.
Lo curioso es que la reacción también sorprendió a su abogado, Wolf Molkentin, que sí estaba presente en la sala, pero no hizo ninguna declaración.
Irmgard Furchner, que en el momento de los crímenes que se le imputan tenía entre 18 y 19 años, debía ser la primera mujer involucrada en el nazismo en ser juzgada desde hace décadas en el país.
Este juicio debía preceder al de un centenario, un exguardia del campo de concentración nazi de Sachsenhausen, cerca de Berlín, que comenzará dentro de una semana.
Hasta ahora, Alemania nunca había juzgado a exnazis tan ancianos.
Se debía llevar a cabo además en vísperas del 75º aniversario de la condena a muerte por ahorcamiento en Núremberg de 12 de los principales dirigentes del Tercer Reich.
La acusación reprocha a la nonagenaria haber participado en el asesinato de detenidos en el campo de concentración de Stutthof, en la actual Polonia, donde trabajaba como dactilógrafa y secretaria del comandante del campo, Paul Werner Hoppe, entre junio de 1943 y abril de 1945.
Unas 65.000 personas murieron en el campo, cerca de la ciudad de Gdansk, entre ellos «prisioneros judíos, partisanos polacos y prisioneros de guerra rusos soviéticos», según la fiscalía.
El abogado Christoph Rückel, que representa desde hace años a los sobrevivientes de la Shoah, asegura que «ella se encargó de toda la correspondencia del comandante del campo».
«También mecanografió las órdenes de ejecución y deportación y puso sus iniciales», aseguró a la cadena regional pública NDR.
Tras un largo procedimiento, la justicia estimó en febrero que la nonagenaria era apta para comparecer pese a su edad avanzada. Pero las vistas judiciales deberían limitarse a unas horas diarias.
Setenta y seis años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la justicia alemana sigue buscando a excriminales nazis aún vivos.
Distintas fiscalías alemanas examinan actualmente ocho casos que implican en particular a exempleados de los campos de Buchenwald y Ravensbrück, indicó la Oficina central para la aclaración de crímenes del nacionalsocialismo a la AFP.
En los últimos años, varios procesos tuvieron que ser abandonados por la muerte de los sospechosos o su incapacidad física para comparecer ante los tribunales.
Pero aunque Alemania ha condenado en los últimos diez años a cuatro exguardias o empleados de los campos nazis de Sobibor, Auschwitz y Stutthof, ha juzgado a muy pocas mujeres implicadas en la maquinaria nazi, según los historiadores.
La justicia ha analizado los casos de al menos tres otras empleadas de campos nazis, especialmente otra secretaria que trabajaba en Stutthof, pero ésta murió el año pasado antes de que el proceso terminara.
La fiscalía de Neuruppin, cerca de Berlín, examina actualmente el caso de otra mujer empleada en el campo de Ravensbrück, según la oficina central con sede en Ludwigsbourg.
También será juzgada por “complicidad en intentos de asesinato”.
Se espera que unas 30 partes civiles, la mayoría procedentes del extranjero, acudan a las audiencias, que podrían extenderse al menos hasta junio de 2022. No se han divulgado muchos datos sobre la acusada, que hasta ahora no ha comparecido por los cargos de que se le acusa.
Pero, según el abogado Christoph Rückel, que representa desde hace años a supervivientes de la Shoah, ella “administró el conjunto de la correspondencia del comandante del campo”. Además, “también escribió a máquina las órdenes de ejecución y de deportación y estampó sus iniciales”, declaró a la cadena regional pública NDR.
Sin embargo, según su abogado, Wolf Molkentin, Furchner ignoraba la suerte exacta que corrían los detenidos, y explicó que los responsables nazis solían utilizar términos “codificados”, de forma que “una secretaria no podía descodificarlos”
Mujeres procesadas
Hasta la fecha, se han procesado pocas mujeres implicadas en el horror nazi. Es por esto, que el juicio reviste de una importancia particular. De hecho, unas 4.000 mujeres trabajaron como guardias en los campos de concentración, según los historiadores, pero pocas fueron juzgadas después de la guerra.
Entre las que respondieron por delitos cometidos durante el Tercer Reich figura la guardia del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau Maria Mandl, apodada «la bestia feroz», quien fue colgada en 1948 tras su condena a muerte por un tribunal de Cracovia.
Entre 1946 y 1948, en Hamburgo, 38 personas, entre ellas 21 mujeres, comparecieron ante los jueces militares británicos por haber trabajado en el campo de concentración de Ravensbrück, especialmente reservado a mujeres.
La jurisprudencia que dejó la condena en 2011 de John Demjanjuk, un guardia del campo de Sobibor en 1943, a cinco años de cárcel, permite ahora procesar por complicidad en decenas de miles de asesinatos a cualquier auxiliar de campo de concentración, desde un guardia a un contador.
Vía: clarin.com
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