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Por qué una Navidad en Nueva York puede ser una de las mejores experiencias de tu vida

Siempre le podemos echar la culpa a Macaulay Culkin. Probablemente fue él quien nos metió en la cabeza que en ninguna ciudad del mundo se vive la Navidad como en Nueva York. Y si no fue él, quizá fue Meg Ryan en ¿tienes un E mail? Podemos irnos incluso más atrás en la historia del cine, y pensar que Natalie Wood y Maureen O’Hara nos metieron en la cabeza que en las avenidas y calles de Nueva York en esa época del año ocurren milagros.

Digamos que el cine y la televisión, en general, pueden tener la culpa de que idealicemos tanto Nueva York en una de las épocas en la que más turistas tiene, en la que más difícil es moverse incluso por sus aceras más anchas, las de la Quinta Avenida. Y aun así, si nunca has ido a Nueva York en Navidad, estás perdiéndote una de las experiencias de tu vida. ¿Por qué?

  1. Porque It’s the most wonderful time of the year! Una ciudad que siempre va tan deprisa, que pocas veces se para a disfrutar de lo que ofrece, en estas fechas, sí lo hace. Los neoyorquinos sí se paran a mirar a su alrededor, las nuevas luces, las nuevas vidrieras ¡Sonríen!
  2. Porque la Navidad en Nueva York empieza en cuanto pasan Thanskgiving y el Black Friday, es decir, la última semana de noviembre y eso supone más de un mes y medio de espíritu navideño en sus calles (y en sus tiendas).
  3. Porque podría caer la primera gran nevada  del año en esas fechas. Y una Navidad con nieve es un sueño si no vives en sitios fríos. Y algo obligatorio si vives en lugares tan o más fríos.
  4. Porque patinar sobre hielo (y helándote) mientras cae la noche en Central Park es una experiencia tan romántica para poder compartir en pareja y tan divertida para poder hacerlo también en familia.
  5. Porque una visita a Dyker Heights, el barrio de Brooklyn con más luces de Navidad por metro cuadrado del mundo, revivirá el espíritu navideño del grinch más verde. Los vecinos se gastan una imposible cifra en renovar cada año su decoración (y pagar la factura de luz de la temporada), una extraña y entrañable competición que empezó entre ellos hace más de 30 años y deberías disfrutar con un chocolate caliente para llevar. Y si Dyker Heights te queda lejos, los escaparates de Macy’s y las tiendas de la Quinta Avenida son un buen sustituto, y mucho más elegante.
  6. Porque solo en Nueva York y en Navidad puedes subirte a un rooftop y ver el Empire State metido en un iglú transparente mientras te bebes una sidra caliente, o un cóctel de Martini y whisky especiado, para entrar en calor.
  7. Por los villancicos pop que cantan los voluntarios de Salvation Army. Vestidos de Papa Noel o no, cantan y bailan a veces solo acompañados de una campanilla. Y, de repente, los neoyorquinos a su paso dejan de ser tan serios y altivos.
  8. Porque la ciudad huele a Navidad. Y te preguntarás, ¿a qué huele la Navidad? A abetos pequeñísimos, como los que venden en puestos callejeros para llevarte a casa, o gigantes, como el de Rockefeller Plaza que siempre es visita obligatoria.
  9. Porque las tiendas de ropa de segunda mano se llenan de sweaters  feos de Navidad. De colores rojos, blancos y verdes, con grandes elfos, hasta con adornos colgantes. Y sí, también tienes los mercadillos con souvenirs bonitos.
  10. Porque existe un lugar en el que la Navidad se extiende hasta mayo: Rolf’s. El restaurante alemán de Gramercy Park que pone decoración navideña del suelo al techo, mucha, muchísima, y ahí la deja hasta que llega el calor a la ciudad.
Fuente: www.traveler.es

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