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París 2024: polémica en el boxeo femenino

La boxeadora italiana Angela Carini abandonó a los 46 segundos su pelea contra la argelina Imane Khelif, quien quedó en el centro de la polémica por fallar las pruebas de género.Debido a su elevado nivel de testosterona, la AIB la vetó en 2023, pero el COI dio su aprobación para este torneo. Su oponente afirmó que nunca había recibido un golpe tan fuerte.

El boxeo femenino está inmerso en un intenso debate, el cual se intensificó este jueves con el debut de la argelina Imane Khelif. Su participación en París se volvió controvertida, ya que en el campeonato mundial de 2023 fue descalificada por no superar un análisis de elegibilidad de género. Aunque con nuevos criterios se permitió su participación en esta ocasión, su primer combate estuvo marcado por la polémica, ya que su oponente, la italiana Angela Carini, se retiró a los 46 segundos de haber comenzado la pelea.

Khelif no es trans. Pero, a pesar de que ya habían competido durante muchos años a nivel amateur, su presencia en París y la de la taiwanesa Lin Yu-ting –ambas mujeres cisgénero- provocó una gran controversia por el alto nivel de testosterona que presentaron. Lin, por ejemplo, ganó los campeonatos mundiales de la Asociación Internacional de Boxeo (AIB) en 2018 y 2022, pero el organismo rector la despojó de su medalla de bronce del certamen del año pasado debido a que aseguró que no cumplió con requisitos de elegibilidad no especificados en lo referente a un análisis bioquímico.

Ya un poco más tranquila, pero aún con algunas lágrimas, Carini aseguró que abandonó la pelea como consecuencia del intenso dolor en la nariz luego de recibir los primeros golpes. “Nunca en mi vida me habían golpeado tan fuerte. Me rompe el corazón porque soy una peleadora”, dijo la italiana. “Mi papá me enseñó a ser una guerrera. Siempre he subido al ring con honor y siempre he sido leal a mi país. Y esta vez no pude porque no podía seguir”. Carini, quien tenía una mancha de sangre en su pantalón, aseguró que no darle la mano de la argelina no fue un acto deliberado ni un mensaje político. “Sentí mucho dolor en la nariz, y con la madurez de una boxeadora, dije ‘hasta aquí llegué’, porque no quería y no podía terminar la pelea”, argumentó.