Ecología

Nuestro planeta: Cuando la naturaleza parecen efectos especiales

Nuestro planeta’, una delicia visual excepcional con unas calidades increíbles y un trabajo tras las cámaras hercúleo, que invita al espectador a una profunda reflexión sobre el impacto que nuestra forma de vida tiene sobre la Tierra.

Dividida en ocho capítulos de una hora de duración, la serie narrada por David Attenborough -mucho mejor que Penélope Cruz, véanla en versión original-, es un alegato en defensa de la protección natural de los ecosistemas frente al calentamiento global, pero también una experiencia visual impresionante, con secuencias de una calidad verdaderamente sorprendente. Tanto, que hay momentos fílmicos que parecen CGI, gracias a un trabajo apuntalado por una paciencia infinita y rodado con la última tecnología de ultra alta definición.

La ambiciosa serie ha sido realizada en colaboración con Silverback Films, compañía dirigida por Alastair Fothergill, responsable de otras grandes obras documentales como Planeta Tierra y Planeta azul, y la organización WWF.

¿Cómo se rodó Nuestro Planeta?

Por cada minuto de montaje final, los profesionales detrás de Nuestro planeta grabaron una media de 300.

Después de ver los primeros episodios, con esos travelling increíbles que siguen a los depredadores entre la maleza, macros infinitos, especies nunca captadas antes o comportamientos sorprendentes, uno no puede dejar de preguntarse sobre el trabajo profesional detrás de algo tan magnífico.

Podría simplificar la respuesta dándoles cifras: 4 años de trabajo, 3.375 días de grabación en 60 países, 400.000 horas de imágenes de cámaras trampa, 6.600 vuelos de dron, 911 días en el mar, 2.000 horas de buceo, 600 trabajadores, más de 200 viajes… Pero el trabajo realizado por los profesionales detrás de las cámaras va mucho más allá.

Cuando acaben de disfrutar la serie, sumérjanse en el making off de una hora para ver con verdadera admiración el proceso de grabación de algunas de las imágenes más difíciles de conseguir, como los dos inviernos pasados en Rusia para captar solo unos minutos, escondidos más de 800 horas, en relevos de seis días completos, en un habitáculo más pequeño que una caseta de obra. O las técnicas de iluminación nocturna bajo el agua de la Polinesia Francesa, con una especie de pequeños torpedos cargados de luces, para grabar a los tiburones de caza por el arrecife.

Un trabajo verdaderamente admirable y loable, que nos muestra una cara de la naturaleza que ojalá podamos seguir viendo.

FUENTE: Expansion.com