El amor por el ambiente, más precisamente, por los océanos del mundo y los animales que allí habitan, llevó a una estudiante de 12 años a construir un robot detector de plásticos. La creación de Anna Du apunta a encontrar aquellas diminutas partículas que escapan la visión normal, pero que contaminan en gran manera estos ecosistemas. “Un día, cuando estaba en el puerto de Boston, me di cuenta de que había muchos plásticos en la arena, traté de recoger algunos, pero parecía haber muchos más, y parecía imposible limpiarlo todo”, recuerda.
La niña diseñó un vehículo operado remotamente que detecta microplásticos en las aguas a través de la utilización de infrarrojos, tecnología que no solo es más económica, sino que también permite a los científicos diferenciar estos plásticos de otros materiales no peligrosos que se encuentran en los océanos sin la necesidad de enviarlos a pruebas de laboratorio. “Espero poder mapear espacialmente dónde se están acumulando los microplásticos”, anhela.
Se trata de un invento sumamente importante para enfrentar la realidad de nuestras aguas a nivel mundial. De hecho, recientemente fue nombrada finalista en el 2018 Discovery Education 3M Young Scientist Challenge debido a la magnitud de su proyecto. Allí trabajará a la par de científicos e ingenieros de 3M, con quienes terminará de darle forma a esta prometedora máquina.
“Algunos peces pueden consumir los microplásticos y esos peces se incorporan a la cadena alimentaria, en todo el ecosistema mundial y, en última instancia, terminarán en nuestros platos, causando potencialmente un gran problema de salud a medida que las toxinas se acumulan en nuestros cuerpos. En el futuro, con mi ingeniería, espero poder salvar a la gente con todos mis inventos”, concluye la niña.
Fuente: EcoInventos
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