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Ni tallas grandes ni muy pequeñas, el siguiente fenómeno serán las modelos ‘in between’

La modelo del momento se llama Jill Kortleve y su físico está entre una talla grande y lo que se ha considerado normativamente una talla estándar en la moda; al mismo tiempo, los ‘e-commerce’ cada vez solicitan a las agencias más chicas de la 40 ó 42. El último bastión de la diversidad corporal empieza a ser una realidad

Hace dos años, en pleno auge del movimiento body positive en las redes sociales, surgía una demanda que un artículo de PopSugar ilustraba bien: Why It’s Time to Celebrate «Average-Size» Women [Por qué es hora de celebrar a las mujeres de ‘talla media’]. La autora, Gemma Cartwright, escribía lo siguiente: “Me han llamado gorda y gordita más veces de las que me gustaría mencionar. Me vería ridícula con la ropa que veo que llevan muchas bloggers de moda. Pero tampoco encajo como tal en la comunidad de tallas grandes. Han descrito la forma de mi cuerpo de ‘normal’ a ‘tamaño Adele’ (todas las comparaciones con Adele son aceptadas con gratitud). Cuando estás entre dos lados muy diferentes de una industria, encontrar tu lugar es difícil”. Con estas palabras, en plena construcción y difusión de esa narrativa tan positiva para la aceptación corporal de tantas mujeres, se planteaba la visibilización de aquello que queda en el medio, la escala de grises, la aparente tierra de nadie: lo que hay entre las tallas pequeñas –que, hasta hace unos años, eran las únicas que se aceptaban en las pasarelas y campañas de moda– y las tallas grandes. Casualmente, esa talla media que suele abundar en la realidad social era olvidada u obviada por el sector. Las ‘ni gorda ni delgada’ eran invisibles.

Hablar de retail es diferente y, a la vez, tiene su propia agenda a resolver. En tiendas comerciales, habitualmente cuentan con tallas de vestir de la 36 a la 40, el problema es que el sistema de tallajes no es universal y, pese a los esfuerzos llevados a cabo por resolverlo, una 38 en una tienda puede ser muy diferente en materia de centímetros con su homóloga en otro establecimiento. En términos de representación en la industria de la moda –cuyo imaginario se forja a través de pasarelas y campañas comerciales que invaden Internet y marquesinas en la calle–, esa talla media resulta una novedad. Y como sucede con muchos pasos adelante que solo tratan de ser más inclusivos y justos con la realidad, resulta sorprendente que se trate de algo nuevo, que no se haya planteado antes y que, incluso, no seamos conscientes de su ausencia histórica hasta que hemos empezado a verlas por un tímido pero definitivo giro de guión en la industria –como pasó cuando vimos por primera vez una serie entera protagonizada por modelos treintañeras en Zara–. Porque hemos crecido asumiendo que la moda, que buscaba ser aspiracional sobre todas las cosas, entendió que la aspiración de todas las mujeres era una talla inalcanzable para muchas. Cuando el relato ha cambiado, ahora, la aspiración es aceptarse a una misma.

Sin embargo, es en estos tiempos cuando la moda entera se ha propuesto compensar los desequilibrios del pasado, en sintonía con tantas industrias que están trabajando por ser más justas y representativas. Y parece que esas tallas ‘en el medio’ que hasta ahora quedaban invisibilizadas van a protagonizar un boom que, mientras escribimos estas líneas, se está gestando. Consultadas por Vogue.es, fuentes de la industria del modelaje coinciden en que el siguiente fenómeno será el de las modelos in between o de talla media. “En esta categoría entrarían modelos desde una talla 38 ó 40 a 42 y, muy importante, también se busca mucha personalidad. El constante debate sobre las tallas y lo que la moda debe transmitir ha llevado a esto y, de alguna manera, se ha entendido que el público lo demanda y que tiene sentido que funcione en términos de ventas: esas tallas apelan a la mayor parte de la población. Empiezan a solicitarlas mucho desde los e-commerce«, declara este insider, que prefiere no revelar su nombre. Hace unos años se asomó la posibilidad con algún caso aislado como el de la modelo Myla Dalbesio –que se hizo popular por un anuncio de Calvin Klein Underwear– o Barbara Palvin, de quien se habló como la modelo curvy de Victoria’s Secret cuando, en realidad, se trataba de una in between. Su caso es el de una talla media antes de que éstas se consideraran como tal. La firma de lencería trataba de resolver su deuda con la diversidad corporal con la decisión errónea de considerar la de Barbara, una talla grande. “No es la clásica size 0 de las pasarelas, pero tampoco entra dentro de lo que es una clásica plus-size, así que es lógico que pueda tener un potente comeback como modelo in between”, valora esta fuente de la industria de las modelos.

Otra modelo que sigue sus pasos es Effy Kaethner, a quien vimos en el desfile de Etam y Ganni. Pero, seguro, habrá muchas más. Nombres antes descartados –también olvidados, retirados prematuramente…– porque no encajaban ni en un extremo ni en el otro, ahora, saldrán a la luz y tendrán su lugar en una industria que, cada día, está más comprometida con la diversidad corporal. Y pese a que recibamos con entusiasmo la llegada de las modelos in between en la moda, todo apunta a que el futuro será libre de etiquetas. Modelos y punto.  Así lo vaticina nuestra fuente, que termina: “Aunque este boom es inminente, creo que todas estas categorías se irán desmontando y desapareciendo poco a poco”.

Fuente: vogue.es