Viajes y turismo

«Me quiero ir a vivir afuera»: cómo decidirlo y qué trámites tenés que hacer

Mucha gente que conocemos se fue a hacer una experiencia o a vivir en el exterior. Y quizás, a través de los relatos de estas personas, fantaseamos pensando cómo sería nuestra vida en otro lugar, pero hacerlo realmente conlleva procesos legales, migratorios y también emocionales que debemos atravesar. Al final, de lo que se trata es de tomar una decisión y, como toda decisión, implica un movimiento, adentro y afuera de una misma. Lo importante es construir internamente un porqué, un deseo, una meta, ya que, si no, solo te quedas con lo amargo del «irte», con la «huida», y todos, aunque vaya mutando, necesitamos una zanahoria que perseguir.

MIGRACIÓN EMOCIONAL

Crédito: Collage de Agustín Galickas.

Si cada persona es un mundo, cada proceso también lo es. Por eso está bueno saber el porqué, porque se puede transformar en el primer motor de la migración. Tenerlo presente es clave para no caer en los mismos lugares mentales y emocionales aun en otro sitio físico.

Otra variable es el con quién. Puede ser con una misma, en pareja, en familia, y eso ya cambia el panorama: no es lo mismo buscar para una que para dos o para cuatro, ni estar en el día a día sola y con la cabeza rumiante que con otros. Los lazos, los lugares que frecuentemos, las rutinas que nos planteemos, van a ser diferentes según el momento de la vida en que estemos y con quién estemos.

Otra variable es el por cuánto tiempo. Podemos irnos con o sin fecha de regreso: si es por un trabajo de dos años, no es lo mismo que desmontar la vida acá con la premisa de un cambio «para siempre». Sin embargo, una tiene que ser bondadosa consigo misma y darse la oportunidad de «ir viendo»: aun con fecha de regreso, ese movimiento puede ser para siempre, así como también aun sin fecha de regreso este retorno puede aparecer como otro comienzo. Si estamos fijadas con una o la otra, el camino va a ser muy duro de transitar; en cambio, si nos damos la libertad de ir masticando qué nos va pasando, qué vamos deseando, qué vamos sintiendo, ese recorrido va a ser mucho más satisfactorio.

Crédito: Collage de Agustín Galickas.

Cambiar de residencia de forma permanente o semipermanente implica no solo los trámites de visado, sino una listita que se puede empezar a planificar estemos donde estemos:

  • Visa de residencia: dependiendo del país adonde quieras ir, tendrá una política de migración diferente. Tené en cuenta que podés hacer un viaje para «tantear el terreno»; en casi todos los países, la residencia como turista son 3 o 6 meses y solo en unos pocos se exige visa de turista -como en Canadá o Estados Unidos-. Entrá a la web del consulado del país al que quieras ir para averiguar los requisitos, o podés también informarte desde la red argentina de embajadas y consulados. Los consulados argentinos brindan asistencia, orientación y contención a los ciudadanos argentinos en el exterior en casos de emergencias, urgencias y eventualidades y representan a los organismos nacionales del Estado en el mundo para trámites legales y administrativos. El primer paso es la visa-residencia y, con eso, podés hacer los trámites de cambio de domicilio para votar en el exterior y también, en muchos casos, pasar los aportes que hiciste en Argentina para que se te computen.
  • Validación de títulos: no solo porque te los pueden pedir en la búsqueda laboral, sino porque una nunca sabe si va a querer volver a las aulas, te conviene apostillar tu título secundario o universitario/terciario. Es un trámite con costo por título, así que podés empezar por los principales. Una vez que tu título tiene la «Apostilla de La Haya», significa que está verificado por el Tribunal Internacional de Justicia de las Naciones Unidas y, por ende, tiene validez en todos los países que conforman la ONU. Si estás en CABA, vas al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto: cancilleria.gob.ar. Si estás en el interior, el Ministerio estableció un convenio con el Consejo Federal del Notariado Argentino (CFNA), para que los Colegios de Escribanos del país lo puedan hacer: cfna.org.ar/colegios.
  • Trabajo: algunos países te piden una carta de invitación de una empresa para poder tramitar la visa de trabajo. Si sos una expatriada, este paso se te facilita al 100% porque las empresas suelen contratar un estudio de abogados para los traslados internacionales de empleados. Pero no te achiques: si es por tu cuenta, podes buscar trabajo por Linkedln o contactos locales y luego generar los papeles.
  • Bancarización: siempre te conviene al viajar tener una tarjeta a mano porque soles tardar un tiempo en poder tramitar la bancarización en el país de origen (si vas con trabajo o conseguís rápido, esto se acelera). Cada banco y país tiene otros requisitos y, por eso, además del banco tradicional, te recomendamos indagar sobre qué monedas o sistemas de pago virtuales usan en ese país que sean formas de pago mucho más veloces y online, como Paypal o MercadoPago.

En la vida cotidiana

  • Barrio y movilidad: es importante indagar sobre la movilidad en la ciudad de destino. El tráfico y el acceso y seguridad del transporte público son clave y definirán mucho tu cotidianeidad. Tomarse una semana para andar por la ciudad probando los transportes es ideal. Sobre la base de cómo sea el sistema de transporte de la ciudad, el tráfico y las distancias, te recomendamos como segundo paso buscar dónde vivir. Como backup, bajate el mapa offline de la ciudad en Google Maps y también alguna aplicación de taxis para que te sientas más segura de que, si te perdés, siempre está este atajo.
  • Escolaridad de los chicos: es un punto clave si te mudás en familia. Es súper importante que empieces a indagar por Internet, con conocidos que vivan allá y recomendaciones de personas del ámbito de la educación en las que confíes y que sientas que entienden qué tipo de educación buscás para tus hijos.
  • Curso de idioma: una buena manera de sumergirnos en el país al que vamos es tomar un curso de idioma con gente que esté en la misma situación, así, de paso, podés socializar. Si ya sabés el idioma, lo único que te falta es el argot local, que lo vas a ir aprendiendo. Si no es una lengua, te recomendamos que igual te metas a algún curso que te interese: es una buena manera de empezar a entender la ciudad y conocer gente con tus mismos intereses.
  • Grupos de Whatsapp/Facebook: los grupos de expatriados -ya sea por WhatsApp o por Facebook- abundan y vas a encontrarlos en cualquier ciudad. Está bueno porque encontrás testimonios y ayuda de gente que estuvo o está en tu posición. Además, se suelen organizar eventos, comidas y hasta podés hacerte amigos. Muchas veces se crean «minigrupetes argentinos». Ojo, tiene una doble cara: está bueno mantener la «patita argenta», pero si ya vas a vivir en otro país está genial conocer gente local y hacer un mix. Otro dato es que las embajadas, además de ayudarte con trámites, suelen organizar eventos para la comunidad argentina. Buscá tu embajada en FB.

Working Holiday visa

Si lo que querés es hacer una experiencia en el exterior por tiempo limitado, hay países que ofrecen una visa de un año para trabajar o visados de tiempo determinado para estudiar. Esta «working holiday visa» te permite trabajar y viajar durante 12 meses y entrar y salir del país las veces que quieras. El rango de edad va de los 18 a los 30 o 35 años, dependiendo del país. Pero si tenés más de 35, te recomendamos averiguar otras visas de trabajo, voluntariado o estudio, ya que esta no es la única modalidad. Algunos países permiten extender la visa por un tiempo extra de un par de meses (Nueva Zelanda) o incluso un año (Australia). Otros ejemplos: en Francia dan 900 visas de este tipo por año; en Alemania, Dinamarca e Irlanda el proceso es sencillo, solo se dificulta por la cantidad de gente que la pide. Tenes que averiguar la fecha de inscripción, una página con mucha info es www.yomeanimoyvos.com, donde podes averiguar mucho más sobre el país que te interese.

¿Qué aprendiste de la experiencia?

  • Nati Zubeldía, emprendedora. Se fue con su familia a México en enero de 2018. «Mudarse fue para mí muy revelador. Con mi familia creamos un hogar con la misma impronta y también rearmé mi vida laboral: al principio, la dejé en segundo plano para apostar a que mis hijos se adaptaran y poco a poco la fui retomando».
  • Delfina Grossi, Sales manager. Inglaterra es su 7° país de residencia. «Con mi marido nos acompañamos mutuamente y buscamos expandir los horizontes de los dos a la vez. A diferencia de muchas parejas, en nuestro caso ‘uno no sigue al otro’ sino que confluyen varios factores que generan el movimiento».
  • Violeta Galanternik, socióloga y periodista. Vivió 3 años en México. «Me fui por amor, me conecté muchísimo conmigo misma y entendí que lo que una lleva consigo es lo experiencial, los afectos y las metas personales. Y los escenarios del mundo funcionan como un espejo para mirarnos hacia adentro».

Fuente: lanacion.com.ar

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