No más de 5 gramos de sal al día. Esa es la recomendación de la Organización Mundial de la Salud y que la mayor parte de nosotros incumplimos. No nos quedemos con la sal que usamos a la hora de preparar los alimentos; muchos de los productos que encontramos en los supermercados vienen con una importante cantidad de sal añadida como es el caso de la charcutería, los quesos curados o las conservas. ¿Qué reacción ocasiona en nuestro organismo el exceso de sal? La sal sobrante debe ser liberada por los riñones, que reciben una carga extra de trabajo. Se recomienda beber mínimo litro y medio de agua al día para limpiar los riñones y reducir el riesgo de cálculos renales.
La vigilancia sobre la sal que consumimos, sea de forma directa o añadida, es especialmente importante en el caso de los hipertensos ya que este exceso de sodio provoca una constricción de los vasos sanguíneos que aumenta la presión arterial.
El cuerpo nos manda señales que nos ayudan a advertir el exceso de sal en nuestra dieta. La primera señal es, lógicamente, la sensación de tener siempre sed. Es especialmente importante que vigiles tu hidratación ya que de otra forma alterarías el necesario equilibrio de minerales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Otro efecto fácil de advertir es un aumento de peso, ya que la sal provoca la retención de líquidos lo que podremos advertir en la báscula.
A nivel físico, el exceso de sal puede ser el causante de dolores de cabeza (la sal hace que los vasos sanguíneos del cerebro se dilaten), de problemas de sueño (vigila especialmente prescindir de la sal en las cenas) y de que puedas tener la cara hinchada al levantarte de la cama (la sal hace que el líquido se retenga entre las células y los tejidos puedan hincharse).
Fuente: www.sportlife.es
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