Psicología y coaching

Los 5 beneficios psicológicos de cultivar la humildad

Estos son los principales beneficios psicológicos de cultivar la humildad en el día a día.

Pocos conceptos usados en Psicología dan lugar a tantos malentendidos como el de “humildad”. Algunas personas creen que ser humilde es ser alguien tímido; otras creen que consiste en tener un bajo nivel de autoestima; y hay quien incluso cree que tiene que ver con vivir conformándose con pocos recursos materiales, rozando la pobreza.

En realidad, la verdadera humildad está más llena de matices y varía mucho de un individuo a otro, ya que se fundamenta en procesos psicológicos complejos, relacionados con el pensamiento abstracto y el autoconcepto (es decir, lo que sabemos acerca de nosotros mismos). En este artículo veremos en qué consiste, dando un repaso a los beneficios de ser humilde.

¿En qué consiste cultivar la humildad?

Cultivar la humildad es uno de los procesos más importantes del desarrollo personal. Consiste en adoptar una determinada mentalidad al valorar las propias cualidades, logros y errores, teniendo en cuenta tanto los factores de nuestro entorno que nos ayudan a alcanzar nuestras metas como el papel que juega la suerte en lo que nos ocurre.

De este modo, las personas humildes tienen una visión más completa de los factores que hay detrás de los resultados que consiguen al trabajar, al relacionarse con los demás, y en definitiva, al impulsar el propio desarrollo personal. Esto las predispone a no obsesionarse con intentar ser algo que no son, ni a pretender dar la imagen de que son otra persona. Y esto tiene implicaciones tanto en la gestión de las emociones como en la manera de mantener relaciones personales.

Humildad

Los beneficios de potenciar la humildad

Estos son los principales beneficios de cultivar la amistad en el día a día.

1. Ayuda a crear relaciones más simétricas y equitativas

Las personas humildes no tienden a buscar un rol de dominación en las relaciones, dado que asumen que la ecuanimidad es un valor positivo en prácticamente todos los contextos y relaciones personales. Eso hace que no tomen decisiones de manera unilateral de manera poco justificada tanto en el ámbito de la pareja como en las amistades, en los trabajos en equipo, etc.

2. Ayuda a conectar mejor con las personas

Algunas personas confunden la humildad con la baja autoestima, pero en realidad, ambas cosas tienen poco que ver. De hecho, si algo caracteriza a las personas humildes, es que por lo general no sienten la necesidad de demostrar nada a nadie, algo que no suele ocurrir en quienes no tienen una buena opinión de sí mismos y por lo tanto necesitan “compensar” eso al interactuar con los demás.

Como la humildad nos lleva a desprendernos de la necesidad de ofrecer una faceta idealizada de nosotros mismos, las relaciones personales que surgen de ella son más auténticas, porque se basan en la honestidad.

3. Nos evita caer en la trampa de las luchas de ego

Buena parte de los conflictos que experimentan las personas tienen más de ficción que de choque de intereses real. A veces, dos personas empiezan a ponerse a la defensiva simplemente por malentendidos, por creer que deben competir sin tener razones para ello, por bromas que son tomadas demasiado en serio… En definitiva, se da lugar a una lucha de egos que se refuerza a sí mismo como un círculo vicioso en el que, en realidad, ninguna de las dos personas desea estar.

La humildad ayuda a mantener la cabeza fría en esta clase de situaciones y a no asumir de buenas a primeras que a la menor señal de provocación o de cuestionamiento hay que enzarzarse en una pelea.

4. Predispone a ir aprendiendo y mejorando

La humildad ayuda a ser muy consciente de las propias limitaciones e imperfecciones, pero no desde un punto de vista pesimista o dramático.

Por eso, a las personas humildes se les da bien ir notando sus propios progresos al aprender o mejorar en algo.

5. Protege de los problemas de estrés por perfeccionismo excesivo

La humildad pasa por asumir que uno mismo no puede estar exponiéndose constantemente a metas extraordinarias, por lo que protege de la frustración y el desgaste psicológico por estrés. Por paradójico que parezca, esto permite lograr resultados impresionantes a largo plazo, ya que la curva de aprendizaje puede ir subiendo de manera consistente y sin interrupciones.

Fuente: www.psicologiaymente.com