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Las mujeres al volante corren con desventaja en el automovilismo deportivo

NUEVA YORK.- Hace unos años, Jackie Heinricher , una piloto de carreras profesional y ejecutiva en una empresa de biotecnología, se dispuso a crear un equipo enteramente conformado por mujeres pilotos estelares. Sabía que crear el equipo adecuado costaría millones de dólares, pero dijo que confiaba en que las empresas con propietarios mujeres, dirigidas por mujeres o interesadas en venderles sus productos a las mujeres, harían todo lo necesario para solventar los costos del equipo.

«Yo pensaba que a esta altura el auto estaría cubierto de publicidades de tampones y de soluciones vaginales o cosas similares», dice Heinricher. «Pero lo cierto es que no picó nadie.»

En cambio, el equipo encontró su mayor apoyo en Caterpillar , el fabricante de maquinaria de construcción. Ese financiamiento fue suficiente para que Jackie echara a rodar su sueño, y a fines de enero de 2019, Heinricher Racing debutó en la clase Gran Turismo Daytona de autos de carrera de la Asociación Internacional de Deportes de Motor. En los 50 años de existencia de la asociación, el equipo fue el primero en completar una temporada utilizando exclusivamente mujeres al volante , y en octubre terminó la temporada posicionado entre los diez mejores.

El día que perdió a sus pilotos

Sin embargo, en septiembre, cuando Heinricher visitó Caterpillar para ajustar los planes para esta temporada, le dijeron que la empresa había decidido dejar de auspiciar al equipo. Mientras preparaba la temporada 2020, Heinricher corrió contrarreloj para encontrar un patrocinador y mantener al equipo en pie. Pero otro propietario cautivó a sus pilotos y Heinricher pasó a ser sólo la única mujer propietaria de un equipo y, al menos en esta temporada, ni siquiera irá al volante.

Jackie Heinricher, piloto profesional y dueña de un equipo, el Heinricher Racing, que tuvo sólo pilotas
Jackie Heinricher, piloto profesional y dueña de un equipo, el Heinricher Racing, que tuvo sólo pilotas Crédito: Hilary Swift/The New York Times

Las carreras de autos han transitado un largo camino desde la década de 1970, cuando los hombres amenazaban con boicotear las carreras si a las mujeres se les permitía competir. Al volante, en los boxes o en los equipos de ingeniería hay mujeres altamente calificadas, y nunca fueron tan numerosas como ahora. Pero la siempre difícil tarea de encontrar patrocinadores para financiar los 3 a 6 millones de dólares necesarios para los equipos de automovilismo resultó ser una barrera para las mujeres, que con frecuencia son tratadas más como señuelos de marketing que como competidoras serias.

«Señuelos», dice Heinricher. «Odio esa palabra.»

Heinricher dice que buscó crear un equipo integrado en su totalidad por mujeres «para demostrar que pueden competir cabeza a cabeza con sus homólogos masculinos y ganar si tienen el apoyo adecuado». Eso debería haber atraído a los patrocinadores. Entre las pilotos estaba Katherine Legge , que ostenta un palmarés en Laguna Seca, un prestigioso circuito en el norte de California. También estaba Simona De Silvestro , que obtuvo una victoria en la IndyCar Series, que incluye las 500 millas de Indianápolis.

Y por supuesto, también estaba Heinricher, la fundadora y presidenta de BooShoot, pionera de la producción comercial de bambú. Heinricher fue la primera mujer en competir en el Lamborghini Super Trofeo. En 2017, junto a Pippa Mann fueron el primer equipo integrado por mujeres en participar de la serie Trofeo, donde alcanzaron la tercera posición en la carrera semiprofesional.

A fines de enero de 2019, el equipo Heinricher Racing debutó en la carrera anual de resistencia Rolex 24 de Daytona. Allí compitieron los primeros equipos íntegramente compuestos por mujeres en 1966, cuando dos equipos de damas condujeron pequeños Sunbeam Alpines celestes para una petrolera patrocinadora que las llamó «las doncellas motorizadas sin anillos».

Simona De Silvestro (izquierda) y Katherine Legge caminan hacia una sesión de autógrafos en Daytona
Simona De Silvestro (izquierda) y Katherine Legge caminan hacia una sesión de autógrafos en Daytona Crédito: Hilary Swift/The New York Times

Una de esas pilotos, Janet Guthrie , se convertiría en la primera mujer en competir en las 500 Millas de Daytona y en las 500 de Indianápolis. Pero la campaña de 1966 «fue vergonzosa», dice Guthrie en una entrevista telefónica, porque con esos autos tan poco competitivos, las mujeres no tenían la más mínima chance de aspirar a obtener un resultado digno. Los equipos compuestos totalmente por mujeres llegaron último y antepenúltimo, pero delante de 26 autos que no lograron terminar la carrera.

Un ardid fue formaba parte del «marketing inteligente»

En ese entonces, utilizar a las mujeres como un ardid para captar la atención se consideraba parte de un «marketing inteligente». Pero en una fecha más reciente, en 2016, Bernie Ecclestone, el entonces director ejecutivo de la Fórmula 1, le dijo a la cadena de televisión canadiense TSN que una piloto «no sería tomada seriamente». Eso ocurrió años después de que Danica Patrick hubiera ganado una carrera de IndyCar y alcanzado la pole position en las 500 de Daytona. Patrick, que se retiró en 2018, contaba con muchos patrocinadores y una intensa atención mediática, pero gran parte de eso se debía más bien a su atractivo físico que a su talento al volante.

Danica Patrick, la más famosa de las corredoras
Danica Patrick, la más famosa de las corredoras Crédito: EFE

La industria del automovilismo ha intentado combatir la impresión de que no es amistosa con las mujeres creando comisiones y programas de diversidad, pero no ha conseguido un cambio considerable. En junio último, por ejemplo, la solicitud de Heinricher Racing para obtener una plaza en Las 24 horas de Le Mans , uno de los eventos más prestigiosos del mundo, fue rechazada.

Cuando en una entrevista de la BBC le preguntaron el motivo de esa decisión, Michelle Mouton, presidenta de la Comisión de Mujeres del organismo regulador de las carreras, señaló: «La respuesta que me dieron es que sólo puede haber un equipo de mujeres».

Kessel Racing, el equipo elegido, fue ensalzado como un ejemplo de lo igualitario que se había vuelto el automovilismo. Un artículo en el sitio web de Le Mans se titulaba «Kessel Racing demuestra que el automovilismo no es sólo para los hombres».

Más tarde, en un e-mail, Caterpillar le dijo a Heinricher que una de las razones de la terminación de la relación con su equipo fue la imposibilidad de participar en Le Mans. «En Le Mans invitaron a competir a un equipo integrado en su totalidad por mujeres, así que esa ya no es una primicia que podamos llegar a promocionar», decía el e-mail.

Las organizaciones que regulan Le Mans negaron que haya habido discriminación sexual, y Heinricher desestimó públicamente esas declaraciones. «Llámenlo sexismo, llámenlo discriminación, llámenlo como quieran, pero lo cierto es que no nos dejaron entrar», le dijo Heinricher a la BBC.

En las entrevistas, Heinricher analiza cuidadosamente lo que dice, consciente de que demasiada sinceridad podría jugarle en contra, ya que necesita encontrar patrocinadores. Incluso, mostró reservas para ser entrevistada para este artículo y dijo que no quiere que «esto se vuelva una controversia».

Caterpillar no respondió las múltiples solicitudes para emitir comentarios respecto a su decisión de desligarse del equipo de Heinricher. Pero las 11 horas de carencia de patrocinadores resultaron demasiado costosas para Heinricher: sus mujeres pilotos fueron contratadas por otro equipo para esta temporada.

Jackie Heinricher (57) corre en en Daytona Beach, Florida, en 20192019.
Jackie Heinricher (57) corre en en Daytona Beach, Florida, en 20192019. Crédito: Hilary Swift/The New York Times

Heinricher sigue siendo la única mujer dueña de un equipo de la Asociación Internacional de Deportes de Motor , uno de los principales organizadores de carreras de automovilismo, y el mes pasado Exxon Mobil ingresó en el equipo, aunque todos los pilotos ahora serán hombres .

Sostiene Heinricher que se mantiene impertérrita en su intención de incorporar a más mujeres en las primeras filas del automovilismo. Ahora está formando a Loni Unser , la descendiente de 22 años de la cuarta generación de la dinastía Unser, que esta temporada compite en carreras de bajo nivel.

«Lo que quiero es sumar verdaderos talentos», dice Heinricher. «Tengo los ojos puestos en jóvenes pilotos femeninas, pero no basta con ser mujer piloto: hay que ser una mujer piloto que gane».

Fuente: the New York Times

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