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La relación con mi cuerpo llegó a su mejor momento

Es admirable que quieras estar bien contigo misma, pero no sacrificando tu salud física y emocional.

A medida que crecemos, pareciera que una de las palabras que más impacta en las mujeres es ‘dietas’. Con el tiempo probamos algunas, nos obsesionamos con otras, nos decepcionamos, iniciamos cada lunes… Y así cumplimos un ciclo interminable de frustraciones en el que paga los platos es nuestro cuerpo.

Qué diferente sería nuestra realidad si todo el tiempo que invertimos en aprender a llevar esos regímenes insostenibles a largo plazo, lo dedicáramos a mejorar nuestra relación con la comida o a fortalecer el amor propio para no caer en la tentación de dañarnos para pretender encajar en las expectativas de terceros o alcanzar referencias irreales.

Debemos dejar ir creencias sobre la comida, privarnos de disfrutar de aquello que nos hace feliz, entender que no hay un solo patrón de cuerpo perfecto y eliminar los fantasmas mentales que nos rondan al momento de la alimentación.

Cuídate pero desde un lugar donde prevalezca el amor propio por encima de todo.- Instagram @ashleygraham.

Cómo decirle adiós a dietas restrictivas para comer sano y rico

El primer paso en este proceso de tregua con la comida es tomar la decisión (de verdad) de que quieres alimentarte de forma saludable por tu salud (y también está bien por tu cuerpo), pero sin que esto implique tener un régimen militar en el cual haya un discurso de alimentos “prohibidos”, que “engordan”, donde se hará un solo “cheat meal” y si no lo haces a rajatabla, no sirve.

En otras palabras, saber que puedes comer de todo, pero en las porciones y con las frecuencias correctas, además de motivarte a hacer los platillos como más te motiven en sabor y presentación, aprovechando la gran facilidad de herramientas que tenemos para aprender recetas (gracias, TikTok).

Cuando se hacen dietas restrictivas, hay un sentimiento de culpa que no te deja en paz y que te hace vulnerable a caer en las garras de trastornos alimenticios como la bulimia. Te cohíbe de disfrutar de eventos sociales, te hace propensa al temido efecto rebote y te hace víctima de una fuerte ansiedad.

Ninguna talla te hace más o menos hermosa.- Instagram @jordanrokus.

Por eso, más que dietas, pensemos en el proceso como un estilo de vida, porque la alimentación siempre estará allí y debemos conciliarnos con ella sí o sí por nuestro bienestar.

Adáptalo a tu realidad, tus gustos, posibilidades económicas (porque no, no hay que ser millonarios para comer bien), y entiende que si te comes ese postre que anhelas no pasa nada, la siguiente comida la vuelves a hacer más saludable y continúas tu camino.

Para hacerlo sostenible, hay que hacerlo flexible, divertido y fácil. No te obligues a comer aquello que no te gusta. No te quedes sin ahorros por comprar una proteína en polvo. No hagas recetas elaboradas a diario. No te prohíbas nada.

Sí es posible lograr tus metas con un régimen alimenticio menos restrictivo, acompañado de actividad física y tu bienestar mental y emocional te darán ese fuerte impulso para transformarlo en un equilibrio positivo para tu vida que realmente sea para siempre.

https://www.nuevamujer.com/

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