La periodista ha escrito un libro en el que refleja su compromiso con la defensa del medio ambiente
Vos ¿qué harías para salvar el planeta? Con esta clara y directa pregunta ha querido plasmar sus inquietudes la periodista Isabel Jiménez en un libro, que no es sino un ensayo comprometido con el medioambiente. Todos podemos poner nuestro granito de arena, y ella ha decidido que, al margen de con sus hábitos en su vida diaria, era buena idea recopilar lo que piensa en esta obra que ha publicado recientemente la editorial Aguilar. Es de sobra conocida su faceta como abanderada del movimiento No Plastic, así como su papel de fundadora y copropietaria de Slow Love, una plataforma de moda sostenible, junto a su amiga y colega de profesión Sara Carbonero. La autora centra su primer libro en la contaminación por este material y ha hablado con nosotros sobre su compromiso con la defensa del medio ambiente.
¿Qué la llevó a escribir este libro?
Hace unos años conocí a los fundadores de una start up española que habían patentado a nivel mundial la pajita comestible. Tenían un discurso tan entusiasta y tantas ganas de cambiar las cosas, de verdad, que me hicieron replantearme cómo afrontaba yo el problema. Me preguntaron cómo podían generar un movimiento que cambiara los hábitos de consumo para proteger el planeta y me sumé al proyecto, casi sin darme cuenta. Ahí empezó toda esta aventura.
¿En qué momento se dio cuenta de que era necesario plasmar en un libro sus reflexiones sobre un problema que nos afecta a todos?
Es un problema de tal magnitud que creo que mucha gente no hace más porque piensa que no importa, que no tendrá efecto lo que pueda hacer a nivel individual para mejorar la situación del planeta. Este libro sirve para tener una visión global del problema, ver qué se está haciendo y qué podemos hacer. No he querido escribir un informe o un estudio sobre el plástico con datos, ni mucho menos. El lector se va a sorprender porque se va a encontrar un libro en el que hablo de música, de moda, de cosmética, te va a transportar a recuerdos de la infancia y siempre con una visión optimista de que estamos a tiempo de mejorar, de encontrar una solución entre todos y de que se pueden hacer muchas cosas. Invita, desde luego, a reflexionar mucho.
¿Siempre ha estado concienciada acerca de la importancia del cuidado del medio ambiente?
Soy una persona muy ligada al mar y desde hace años estoy muy preocupada por la situación en la que están nuestros mares y océanos. Imagina estar en un paraíso como es Phi Phi Island en Tailandia y encontrarlo todo lleno de restos de plástico, envases, bolsas de patatas. Cuando me ocurrió esto y, con la plataforma que tengo por mi trabajo, mi obligación era hacer algo e intentar cambiar las cosas.
¿Cómo podemos, en nuestro día a día, aportar nuestro granito de arena para un planeta más sostenible?
Lo primero es ser consciente del problema y de que como consumidor tenemos un poder enorme a la hora de cambiar las cosas. No es necesario decir voy a cambiar mis hábitos de forma radical de un día para otro… genial, si se hace así, pero se puede empezar por un gesto puntual como reducir al máximo el plástico a la hora de hacer la compra, elegir siempre la opción más sostenible, que no siempre es posible, o tratar de reciclar correctamente en casa. E ir sumando hábitos poco a poco. Como digo en el libro, en unos meses puede que haya lectores que tengan mucho más que enseñarme a mí.
¿Es una asignatura que deberíamos enseñar a los niños desde pequeños, en casa o en la escuela?
Por supuesto. La educación es clave y una de las soluciones para el cambio. Los jóvenes están mucho más concienciados de lo que nos creemos y también tienen voz en este libro. Hay, incluso, influencer green en redes sociales que son un ejemplo para las nuevas generaciones. Pero el colegio debería concienciar desde el minuto uno. Hablamos de su futuro y deben saber cómo protegerlo.
Otra de sus pasiones es la moda, ¿piensa que el futuro de la moda está ligado a la sostenibilidad?
Totalmente y el sector poco a poco lo va entendiendo. Uno de los capítulos del libro habla, precisamente, de la industria de la moda… de la historia de Stella McCartney, que es apasionante por su vinculación a la sostenibilidad desde los años 80 y de cómo parte del sector tiene un firme compromiso de cambio en el que ya trabajan a nivel global muchas marcas de la mano de la Fundación Ellen MacArthur.
¿Cuáles son, en su opinión, las alternativas al plástico convencional?
Hay que pensar que el plástico como material a día de hoy es irremplazable en muchos ámbitos (en el sanitario, en la automoción, en la tecnología). No se trata de renunciar al plástico por completo ni volver al pasado. Las soluciones pasan por tener un consumo responsable, acabar con el plástico de un solo uso que tiene una vida útil de minutos o de horas y que no tiene ningún sentido y, lo fundamental, es cambiar entre todos el modelo de economía lineal actual (el comprar, usar y tirar) a un modelo de economía circular (reutilizar, reparar, reciclar, rediseñar, recuperar…). Los recursos que tenemos no son ilimitados y eso es lo que tenemos que tener más claro.
Además se están desarrollando alternativas de muchos productos cotidianos que son compostables o biodegradables (ojo, que lo biodegradable también tiene que pasar por una planta de procesado, no desaparece en la naturaleza). La cuestión es que si tenemos la oportunidad, apostemos por este tipo de alternativas.
¿Piensa que estamos realmente concienciados del impacto del plástico en el medio ambiente?
Este iba a ser el año del plástico y la COVID-19 se cruzó en el camino. Sinceramente y por lo que me han contado los expertos a los que he entrevistado, tanto Juan Verde (ex asesor de Obama y experto mundial en economía sostenible) o la propia organización WWF sí que existe esa conciencia y ese movimiento. La cuestión ahora es generalizarlo y promover alternativas reales.
Queda mucho camino por recorrer, ¿qué mensaje les diría a las empresas y los gobiernos?
Pues te sorprendería como me sorprendió a mí qué gobierno o países están haciendo más en este sentido que otros. Y Europa, que parece abanderar el movimiento antiplástico, está haciendo muy poco con respecto a otros países. Yo me sorprendí mucho con China, creí que Estados Unidos con Trump en la Casa Blanca estaría a años de luz de nosotros y hay Estados que nos llevan una grandísima ventaja. ¿Qué les diría? Que hay que analizar bien qué están haciendo y qué no otros países y adoptar ya todas las medidas que estén funcionando. El modelo actual está acabado, los recursos son finitos y hay que reinventarse, tanto empresas como instituciones.
¿Piensa que al ser un rostro mediático, muy popular entre los telespectadores, puede ayudar a concienciar sobre este problema que nos afecta a todos?
Eso espero. De hecho, siento que es un poco mi obligación.
Acabamos con la pregunta que da título al libro: ‘Y tú, ¿qué harías para salvar el planeta?’ ¿Qué haría Isabel Jiménez?
Escribir un libro que trata de concienciar con sentido común a los que a priori obvian el problema o directamente creen que su cambio de hábitos no va a servir para cambiar las cosas. Y, por supuesto, trato de ser coherente en casa y en mi vida con lo que he aprendido estos meses y he reflejado en el libro.
Vía hola
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