Prensa y espectáculos

Ester Expósito, nueva imagen del éxito: “Soy rotundamente feminista”

La joven actriz remata un año de infarto con dos estrenos simultáneos: ‘Alguien tiene que morir’ y ‘Veneno’
A sus 20 años, arrastra millones de fans en redes sociales y defiende un físico explosivo que triunfa en la alfombra roja

Pocas actrices han conseguido tanto en tan poco tiempo. Ester Expósito, pequeño formato, grandes ojos, mirada felina, boca rotunda, porte elegante y cabeza bien organizada, se ha convertido, a sus 20 años, en el rostro imprescindible del momento. Con 25 millones de seguidores en su cuenta de Instagram, gracias a la sinuosa Carla de ya incuestionable serie Élite, que matan por comentar lo que lleva puesto, tiene un puñado de películas en su haber, a las que unirá estas navidades la comedia Mamá o papá, junto a Paco León. Remata un año de infarto estrenando a la vez dos series: la que sobre la célebre Veneno ha realizado la bicefalia conocida como los Javis y Alguien tiene que morir, a las órdenes de Manolo Caro, director de la colorida La casa de las flores. Sobre todo esto tiene mucho que decir y lo hace con la facilidad de una excelente conversadora, a la que no le falta nunca la palabra que busca.

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Con la que tienen liada en la serie de Caro ¿bastará con que muera solo uno; el que ‘tiene que morir’?

(Risas) No lo tengo claro. Pero creo que igual no es suficiente. Cuando Manolo me habló de este proyecto, hace más de un año, y me contó la historia, cómo sería el personaje, y quiénes estaríamos en el reparto le dije que sí al momento y le agradezco infinito que me haya dado la posibilidad de trabajar con gente a la que admiro tanto. Son personajes de varias generaciones y culturas, en una historia de la postguerra española, en plenos años cincuenta, que ha sido capaz de reunir en un relato lleno de recovecos. Y el guion me pareció sublime.

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Representa un personaje con muchas capas…

Los que más me gustan. Este es impulsivo, emocional, irracional, que no analiza las cosas antes de hacerlas. Si siente algo o piensa algo, va a por ello. Todo es fruto de su inmadurez y de que forma parte del bando privilegiado; del que salió vencedor de la guerra y puede hacer prácticamente lo que le de la gana, siempre que no se salga mucho de las normas de lo que se espera de una chica adinerada. Está acostumbrada a tenerlo todo y, por lo tanto, es bastante caprichosa y no se plantea las consecuencias de sus actos, no es empática, no se pone en la piel de los demás…

Mi personaje en ‘Alguien tiene que morir’ es muy atractivo: impulsiva, emocional, irracional. Lo tiene todo”

Un bombón de personaje…

Es que, además, la lía parda. Tiene una doble cara; por un lado es curiosa y tiene ganas de experimentar, pero luego delante de los adultos mantiene esa imagen de mujer florero, complaciente, toda sonrisas de cara a la galería, que era lo que se presuponía que debía una mujer joven en aquella época si pretendía casarse bien que, en este caso, como en tantos y tantos, es su gran aspiración. Es muy atractivo.

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¿La entiende bien?

Por supuesto, aunque no tiene nada que ver conmigo. Soy rotundamente feminista. Eso no es matizable. El feminismo persigue, básicamente, la igualdad entre hombres y mujeres, Cuanto más mayor soy, más me doy cuenta de lo necesario que es seguir luchando por esto a un nivel real y practico, en el día a día.

En ‘La Veneno’, le corresponde representar un personaje real: la periodista Machús Osinaga. ¿Eso tiene un valor añadido?

No lo creo. Tal vez sí. Lo que pasa es que te lo preparas de diferente manera. En este caso, viendo videos de Esta noche, cruzamos en Mississipi. Y hay algunos de ella estupendos en los que se nota la soltura que tenía y lo bien que se apañaba en cualquier situación. Me he sentido especialmente identificada con ella porque cuando eres muy joven, pero espabilada, hay gente que te percibe como una amenaza. A mí me ha ocurrido alguna vez algo cercano a eso. Por eso, y por trabajar con los Javis que no pueden ser más divertidos a la vez que entregados al trabajo y más centrados, me apunté al proyecto sin pensarlo dos veces.

Me apunté a ‘Veneno’ sin pensarlo dos veces, en parte por trabajar con ‘los Javis’ que no pueden ser más divertidos a la vez que entregados al trabajo

¿Se ve más heroína o más villana?

¡Uf! Villana. ¡Ay, no lo sé! Villana. Lo son por algo. Las heroínas suelen ser mucho más planas. Son buenecitas porque sí. Las malas lo son por algo. Desde niña las veía en el cine y quería ser como ellas, porque se nutren de la escala de grises. Para ellas, las cosas no son blancas o negras. Son más interesantes de jugar. Hasta te pueden caer bien si eres capaz de comprenderlas. Y cambian con más facilidad. No me gusta pensar en esos personajes en términos de negativo/positivo. Me gustan los que no son ni buenos ni malos. Prefiero que tengan un poco de todo. Y es lo que me ha caído hasta ahora. He tenido la suerte de poder interpretar personajes con diferentes colores y matices.

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La Carla de ‘Elite’, a la que le debe su popularidad, es así…

Exacto. Es el ejemplo perfecto de la dualidad que me encanta. Hace cosas estupendas y luego la caga malamente. Es mejor persona de lo que parece; admiro su empeño en proteger a los suyos y me gusta que sufriera aunque lo escondiera bajo una coraza de hielo. Una villana, que no lo es tanto.

Y que le ha traído 25 millones de seguidores en la red social de las fotos, ¿Es una gran responsabilidad?

En absoluto. Podría serlo; podría agobiarme y medir cada comentario para no meter la pata ni empujar a nadie a compartir mi opinión. Pero no tengo twitter, que es donde está la polémica. A los que me siguen en Instagram les agradezco que estén atentos a mi carrera y que me manden su cariño todos los días. Para mí es una herramienta de expresión y de trabajo, además. Un pequeño escaparate de una parte de nuestra vida. Pero tengo muy claro que lo que ahí se muestra no es la realidad, ni puede serlo porque, para empezar, nadie sube una foto cuando tiene un día malo, llorando como si no hubiera un mañana. Sólo compartimos lo bueno, claro. Nunca estamos ni igual de guapos que en Instagram ni igual de felices. Yo no quiero sentirme obligada a subir una foto de todo lo que hago. Sería una tremenda esclavitud. Me lo tomo más relajado, de lo contrario, si fuera obligación, no lo disfrutaría.

Para mí Instagram es una herramienta de expresión y de trabajo, pero no tengo Twitter, que es donde está la polémica”

Le ha dado algún disgustillo…

Es lo normal, cuando eres un personaje público y además si eres mujer, porque esto de que aparezcan medios cuestionando si tu belleza es o no natural o te has hecho no se cuántas operaciones, a ellos no les pasa, solo a nosotras. Yo no tengo nada en contra la cirugía estética, pero sí de que se use mi imagen para ganar clicks en páginas web donde se insertan titulares directamente falsos, inventados y por tanto imposibles de comprobar o contrastar. Que me usen para fomentar determinadas  operaciones es un engaño. Y me lo he encontrado en cuentas de supuestos profesionales o de centros de estética. Como es falso que me haya operado, en el fondo no me importa tanto porque yo se muy bien cuál es la realidad, pero me enfada que se engañe a la gente utilizando mi imagen. Total, que me piqué.

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¿Le preocupa la adicción al móvil de la que nos vienen avisando?

Es muy peligrosa. Algunos días es lo último que miro antes de dormir y lo primero que reviso nada más despertar, como la mayoría. Sobre todo la gente de mi edad. Y claro, si lo piensas, nos perdemos tantas cosas por estar todo el día enganchados… Hay veces que me autorregulo y me obligo a dejarlo cuando pienso que he estado demasiado rato, más de lo que considero sano. Intento controlarlo y meterme en la cabeza que no es más que una herramienta muy útil y no el único entretenimiento.

Por otro lado, ahora es como si hubiese un ‘paparazzi’ en cada esquina…

Como si no tuviésemos suficiente con los de verdad. Hay quien piensa que, cuando eres actor o actriz esto de que cualquiera te pueda hacer una foto te lo dan con el uniforme y eso no es así. Generalmente, el que te roba una foto no valora ni el talento ni la calidad de lo que puedas haber hecho; sólo quiere poder enseñar en el móvil al famoso de turno. Es como un efecto colateral negativo de esa cantidad de seguidores que llegan a tu vida cuando trabajas en una serie de éxito para una plataforma de alcance internacional. A muchos les interesa tu trabajo y a otros solo que eres conocida. En la calle pasa igual. Soy muy afortunada de contar con los primeros, y lo que hacen los segundos, me guste o no, no lo puedo evitar. La realidad es que ahora es más fácil que te quedes sin privacidad.

Mi conexión con la moda es natural y desenfadada. Me interesa la elegancia, pero siempre con un toque sexy”

Hablemos de otras fotos: las que se hacen en la alfombra roja. La mayoría valora su buen gusto. ¿Cree que ha encontrado su estilo?

Mi conexión con la moda es natural y desenfadada; no me he formado, pero es un mundo que me interesa. Lo considero otra forma de expresión, como el maquillaje o la peluquería. Me gusta jugar con las tres cosas hasta dar con un look que, de alguna forma, diga algo sobre mí. No todo es frivolidad en este campo. Cuento con un equipo increíble que me apoya en estos juegos, con el que me siento muy cómoda. Me interesa la elegancia, pero siempre con un toque sexy. Disfruto mucho de ese rato de arreglarme y prepararme para mostrarme en un acto público. Eso sí considero que tiene que ver con mi profesión.

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Look FENDI  Omar Ayyashi

¿Le ha venido bien para su lanzamiento su apariencia, su belleza?

No lo sé. Para mi sí es importante, pero no es algo que valore o en lo que me fije a la hora de elegir un personaje. Eso nunca es una prioridad porque ahí desaparece Ester y tiene que fluir otra persona con las características de quien me hayan encargado. No sé si me ha ayudado, pero, en cualquier caso, en este oficio la imagen siempre ha importado mucho, quizá más en el caso de las mujeres, y creo que debería darse menos alcance a esto y más al trabajo duro, a la determinación, a la formación, a la constancia a la hora de ir de casting en casting para que te digan que no. Yo no llegué aquí, me vieron la cara y vino todo de golpe. Eso no es así.

Ni la fama ni el éxito son de color de rosa, pero no me puedo quejar porque muy pocas actrices podemos vivir de nuestra profesión”

Tanto éxito, tan joven ¿Creo que lo está gestionando bien?

A veces te hace alguna jugada. Nada es de color de rosa; ni la fama ni el éxito, pero tampoco me puedo quejar. Es una profesión en la que muy pocos podemos vivir de nuestro trabajo. Que encima te vaya bien es todavía más difícil. Me siento muy afortunada de poder trabajar en proyectos que estoy eligiendo con cuidado, que me llenan y en la que tengo el privilegio de trabajar con gente muy interesante de la que aprender. Hay cosas que echo de menos de mi vida anterior y hay días en los que me cago en todo, como todo el mundo, pero no es justo que me queje cuando tengo la suerte de dedicarme a mi pasión y de poder elegir mis personajes, porque esto no suele ser así. Y puedo rechazar los proyectos que no me llenan o que no les encuentro la chispa o incluso descansar una temporada si estoy saturada. Claro que se nota la presión; que te gustaría salir un día a la calle y que nadie te reconociese, o no sentirte en medio de esta exposición tan tremenda, pero, al final, si hago balance, me compensa y mucho.

¿Ambiciosa?

No lo creo. Pretendo vivir de esto siempre y poco más. Quiero hacer más cine, sólo llevo tres películas, volver a hacer teatro como cuando era adolescente y que es algo que te hace crecer una barbaridad como actriz. Como es una profesión, nunca se deja de aprender. Quiero llegar todo lo alto que pueda y procurar tener una trayectoria impecable pero no me planteo objetivos específicos, la verdad.

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Como además ahora no hay que irse a Hollywood para que te conozcan en medio mundo…

Exacto. En cualquier caso, nunca he tenido ese objetivo. Si surge algo, por supuesto, pero como si sucede en cualquier otra parte. Tengo ganas de trabajar fuera de España, siempre y cuando sea un proyecto de calidad con personajes retadores y provocadores. Pero no me voy a mudar a ningún sitio aunque quiero conocer todos los tipos de producciones y de culturas.

No me diga que desde pequeñita quería ser actriz…

(Risas) Si ya sé que lo decimos todos, pero es una realidad para mí. Lo que sí tengo claro es que no ha habido ningún momento de mi vida en el que quisiera dedicarme a otra cosa que no fuera ser el vehículo para que se cuenten historias. Desde niña he hecho teatro y, aunque mis padres no me dejaron presentarme a pruebas de pequeña porque querían que tuviera una infancia normal, cosa que les agradezco, siempre me han apoyado y cuando tuve una cierta madurez y podía compaginar mis estudios con éste empeño mío, conseguimos representante y fui haciendo cositas pequeñas hasta que con 17 llegaron dos películas seguidas: Tu hijo y Cuando los ángeles duermen. Y luego Élite y sin parar hasta ahora. Están siendo años muy dulces a nivel profesional. Meteóricos. Una locura feliz.

Lamentablemente todavía la mayoría de las historias son sobre hombres y para hombres y a nosotras nos quedan papeles que giran a su alrededor”

¿No piensa en ocasiones que lo que puede limitarla ahora mismo en su juventud?

Sin duda, pero creo que esa enfermedad se pasa. Con 20 años el registro de personajes es limitado y más si eres mujer. Lamentablemente todavía la mayoría de las historias siguen siendo sobre hombres y para hombres y a nosotras nos quedan papeles satélites que giran a su alrededor. Eso tiene que cambiar. Me gustaría ver a más mujeres armando relatos que nos coloquen en el centro de la escena, trabajando en todos los niveles. Hasta ahora he tenido suerte y los he podido eludir, pero todos sabemos que ahí hay territorio casi virgen porque una gran parte del mundo femenino está por contar.

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Look de EMPORIO ARMANI. Salones OLIVIER THEYSKENS  Omar Ayyashi

¿Estar viviendo una situación tan compleja como la actual le está sirviendo de algo?

Quiero pensar que a un intérprete todo le sirve, pero está siendo muy duro. Supone un cambio muy drástico en nuestras vidas. Yo llevaba un ritmo tremendo; sin parar. No estaba preparada para encerrarme en casa y no trabajar. Eché de menos a mucha gente, como todos, pero bueno ahora que podemos salir a la calle y trabajar en entornos controlados todo es mejor, aunque no veo el momento de que termine. Siento una enorme impotencia cuando pienso en s las familias que lo están pasando mal no solo por la enfermedad; por lo económico también. Me angustia pensar hasta dónde va a llegar todo esto y que, al menos, nos permita a todos hacer nuestro trabajo y sobrevivir de forma digna.

Al final, sorprende la capacidad de adaptación del ser humano…

Que es lo que nos ha salvado siempre y nos ha hecho evolucionar. Sin embargo, sería muy importante que en los momentos difíciles pudiéramos demostrar que eso de que “la unión hace la fuerza” es una gran verdad. Debería haber sido mucho mayor. En cualquier caso, es una de las cosas más admirables del ser humano: cómo es capaz de resurgir a pesar de todo.

Fuente: lavanguardia.com