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En plena crisis nace un actividad que generará cientos de empleos y miles de millones: así es la «revolución verde»

El cannabis tiene más usos aparte del recreativo. Las aplicaciones industriales y medicinales de la planta prometen transformar el mercado mundial

ecién estamos viendo el inicio de la película. Así resume Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina de Cannabis (ArgenCann), la sensación del sector: el desarrollo en tiempo real de un nuevo mercado, envuelto en una maraña de regulaciones –y viejos prejuicios–, donde (casi) todo está por hacerse.

La visión coincide con la del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien el martes encabezó el Primer Congreso Internacional Cannabis y Desarrollo Productivo. Lo definió como un «sector nuevo» que permitirá crear «10 mil puestos de trabajo o más».

«En cinco años será otro mundo, cuando las grandes farmacéuticas se involucren. Será un commodity: habrá un montón de empresas produciendo cannabis como ya hay un montón produciendo soja», visualiza Facundo Garretón, presidente de BlueBerries Medical Corp, que acaba de recibir una inversión de u$s8 millones.

Gastón Morales, presidente de Cannava, coincide en que «esto recién se está desarrollando» y remarca  que «el redescubrimiento del fenómeno científico y medicinal está sucediendo hoy en una escala global y aún hay mucho por descubrirse».

El mercado va a la par. Las multinacionales se interesan cada vez más por el uso industrial del canabidol (CBD), sustancia que posee propiedades medicinales, y el tetrahidrocannabinol (THC), la más conocida y presente en la planta, causante de los efectos psicoactivos.

Entre las interesadas se destacan las tabacaleras; Constellation Brands (dueña de la cerveza Corona) que producirá bebidas con THC; e incluso PorscheVolvo y BMW usan cáñamo (fibra textil) en sus autos.

En plena crisis nace un actividad que generará cientos de empleos y miles de millones: así es la "revolución verde"

Avances

Si bien la historia del cannabis es larga, su capítulo legal apenas tiene unas décadas y no está completo. Estados Unidos, uno de los principales consumidores, todavía no tiene una ley federal, pese a que está legalizado el uso medicinal en 37 estados y en 18 para consumo recreativo. Sólo ese mercado representará u$s45.000 millones.

Uruguay fue el primer país del mundo en legalizar la marihuana con fines medicinales, recreativos e industriales, en 2013. Canadá lo siguió cinco años después. Colombia reglamentó el uso y producción medicinal en 2017 y en julio habilitó la exportación de flores secas. Paraguay, Chile, Perú, Ecuador y México también avanzaron en el uso medicinal.

En Argentina, en tanto:

  • Se aprobó el uso medicinal en 2017, pero la reglamentación original era limitada –el autocultivo quedaba afuera– y en noviembre volvió a ser reglamentada
  • Se creó el Registro del Programa Cannabis (Reprocann), que autoriza el cultivo controlado bajo prescripción médica para uso propio, terceros o ‘solidario’ a través de organizaciones civiles
  • El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, presentó en junio el proyecto «Ley Marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial»
  • En julio, el Gobierno consiguió la media sanción en el Senado y aguarda que la promulgue Diputados

«Las posibilidades de exportación que proyectamos son u$s1.000 millones, asumiendo un marco regulatorio distinto al actual y el envío al mundo de artículos medicinales, alimentos, bebidas, productos fitoterápicos y veterinarios, y suplementos dietarios», señala Fazio.Pablo Fazio, CEO de Pampa Hemp y presidente de ArgenCannPablo Fazio, CEO de Pampa Hemp y presidente de ArgenCann

ArgenCann estima que hay 650.000 usuarios de cannabis medicinal y 17.000 inscriptos en el Reprocann. Según una encuesta de la cámara, el 90% de los médicos nunca recetó medicamentos a base de cannabis, contra el 52% de las personas dispuestas a utilizarlos.

«Hay una enorme cantidad de pacientes y usuarios que se acercan a los médicos, pero por temas regulatorios, hay muchas dificultades de acceso. Se genera un cuello de botella: como los médicos no prescriben, mucha gente recurre al autocultivo o al mercado informal«, señala el empresario.

Fazio es usuario de cannabis medicinal y cree que el mercado lentamente se irá poniendo en marcha. «En cuanto haya oferta de productos legales, trazables, de calidad y confiables, que se puedan adquirir en la farmacia a un precio razonable y lo cubra la obra social, ¿vas a comprar por Internet o al vecino que lo hace en el fondo de la casa?».

«Analizamos los aceites y no son estables: comprás cinco frasquitos del mismo proveedor y todos tienen cosas distintas. Encontrás que el 99% es aceite de oliva o que tienen un porcentaje alto de THC. Es importante que se regule para que haya productos de calidad«, advierte Garretón.

Según Desarrollo Productivo, en el país ya hay unas 22 iniciativasque se extienden desde el norte hasta la Patagonia. Salvo en Mendoza, la mayoría tiene una fuerte impronta gubernamental, a través de convenios público-privados o sociedades estatales.

De hecho, el emprendimiento de Fazio, Pampa Hemp, cerró el primer acuerdo público-privado con el INTA Pergamino y está acondicionando invernaderos en la Estación Experimental Agropecuaria para empezar con la germinación de plantas en agosto y tener los primeros resultados antes de fin de año. En esta primera etapa, el objetivo es elaborar materia prima para uso farmacéutico.Facundo Garretón, CEO de Blueberries Medical Corp.Facundo Garretón, CEO de Blueberries Medical Corp.

Pero el contexto actual no facilita el desarrollo de una industria a gran escala, ya que -según Fazio- el sector espera «más certidumbres sobre cuáles serán las condiciones de acceso a esas licencias por parte de los emprendimientos, Pymes o empresas que quieran venir a la Argentina».

Por su parte, Gastón Morales, presidente de Cannava S.E., ve a la empresa como un instrumento estratégico para «transformar la matriz productiva de Jujuy», haciendo una «transición de los cultivos de caña de azúcar y tabaco, tomando al cannabis como un modelo complementario«.

«No nos quedamos con un modelo de economía primaria, sino que la provincia busca un esquema de desarrollo científico, tecnológico y productivo con alto valor agregado«, remarca. Y añade que el plan de Jujuy es «hacer primero un desarrollo fuerte estatal para después abrir la cancha a los privados«, ya que le parece un sistema de expansión y abordaje mucho más virtuoso.

Cannava es uno de los proyectos más antiguos y avanzados a nivel nacional. En septiembre comenzará a distribuir su primer producto de grado farmacéutico –un aceite en soluciones orales de 30 ml. al 10% de CBD– de forma gratuita en hospitales públicos para personas ya registradas en el sistema provincial.

En octubre lo comercializará bajo receta en las farmacias de Jujuy para pacientes con patologías comprendidas en la Guía de Manejo Clínico de Cannabis Medicinal que aprobó la provincia, como epilepsia refractaria, tratamiento del dolor, afecciones del sistema digestivo y trastornos de ansiedad, entre otras.

Morales reconoce que ya están negociando con mercados de Europa, América Latina e India exportar tanto el ingrediente farmacéutico activo como el producto final. Entre junio y julio de 2022, la firma será la primera del sector en vender al exterior.

Cannava nació en 2018 a instancias del gobernador Gerardo Morales, padre de Gastón, y hace dos años comenzó la plantación en la Finca El Pongo, un terreno estatal de 35 hectáreas que estará completamente cultivado en noviembre. La extracción e industrialización se producen en el complejo de biotecnología en el que se produjeron los primeros lotes de aceite.

El plan es ampliar la producción agrícola de 35 a 200 hectáreas. Actualmente emplea a unas 100 personas, pero podría generar hasta 2.000 puestos una vez concretado el salto a escala industrial.

Yvy Life Sciences, empresa que Garretón fundó en Uruguay, también tiene un proyecto de Investigación y Desarrollo en Argentina, si bien aún no consiguió autorización para importar la genética.

Aunque ya invertía en el sector de ciencias de la vida desde 2017 (cuando era diputado por Cambiemos) notó la gran demanda mundial insatisfecha de productos medicinales en base a cannabis. 

«Al ver cómo se estaba estructurando en América Latina, detecté una oportunidad gigante. Había personas que sabían mucho de la planta, otros que sabían de campo, pero pocos sobre el negocio y cómo integrar una cadena de valor productiva. Por mi experiencia con mercados regulados (en 2000 fundó InvertirOnline) sé cómo lidiar con el marco regulatorio e industrias complejas», comenta.

Además de Uruguay, Yvy Life Sciences está presente en Colombia y Canadá. En tierras orientales, se enfoca en el sourcing: registro de genética, semillas, plantas madres, venta de plantines, esquejes, clones. Desde allí exportan la materia prima –especialmente flores y genética– a Europa.Gastón Morales, de Cannava SEGastón Morales, de Cannava SE

Blueberries cotiza en la Bolsa Canadiense pero tiene su sede en Colombia, donde realiza la extracción e industrialización de los productos, especialmente aceites, que se exportan a laboratorios de Europa y América Latina (Brasil y Perú, por ejemplo) para su fraccionamiento.

El objetivo es la integración vertical de la cadena: en Uruguay y Colombia se hace la producción; en Colombia la extracción y procesamiento. También analiza desarrollar una fábrica en México y Brasil. Finalmente, a través de la plataforma online Dr. Gea, planea comercializar sus productos en la región.

Al que quiere verde, que le cueste

Cada parte del cannabis genera nuevas y tentadoras oportunidades de negocio, ya que se aprovecha todo el vegetal:

  • Plantas y flores: compuestos activos para uso medicinal y recreativo
  • Tallo: textiles de consumo de consumo e industrial, papel y pulpa para aislamientos
  • Semillas: alimentos y aceites para higiene y cosmética (shampoo, jabones, maquillaje) o productos industriales (pinturas, barnices, solventes)

Pero las potencialidades contrastan con la realidad de un mercado altamente regulado, que también necesita una fuerte innovación en tecnología y una capacitación laboral. Después de todo, como dice Fazio, es difícil encontrar profesionales con 20 años de experiencia.

Además, este sector enfrenta un complejo entramado de regulaciones que rigen la oferta y la demanda, tanto a nivel internacional como local. «Todos son trámites: con el INTA, el Ministerio de Salud, el Inase (Instituto Nacional de Semillas), Senasa, ANMAT. Es la naturaleza de esta actividad», afirma Fazio.

En el mismo sentido, Garretón señala que, si bien en Europa hay una gran demanda, «al exportar algún producto a base de cannabis tenés muchas restricciones dependiendo de cada país«.Te puede interesar

«En la Argentina saldrá la leypero todo dependerá de cómo se regule la producción: si hay licencias para genética, cultivo, extracción, manufactura. A quién le vas a vender todo lo que producís si esa demanda también está regulada», concluye.

FUENTE: www.iprofesional.com

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