Pareja

El arte de seducir desde la confianza y la buena autoestima

La autoconfianza y la autoestima son conceptos de carácter psicológico que influyen mucho a la hora de conocer gente nueva.

Cuando además lo que buscamos no es solo tener una conversación entretenida con alguien sino ligar, la relevancia de estos dos aspectos resulta incluso mayor. Aquí veremos algunas ideas clave para saber fomentarlas en este ámbito de la vida.

La autoconfianza y la autoestima en su expresión a la hora de seducir

Sería un error pensar que las personas que tienen problemas por actuar con confianza al ligar sufren este problema por tener baja autoestima o por no creer en sí mismas en un sentido global. De hecho, es muy habitual encontrarse con personas que por lo general confían en sus capacidades en contextos a los que se enfrentan casi cada día, como los estudios o el trabajo, pero que a la vez flaquean al mostrar autoconfianza en situaciones concretas a las que se enfrentan de maneras menos frecuente, como por ejemplo al intentar ligar los fines de semana.

Y es que la autoestima y la autoconfianza no son elementos totalmente homogéneos, sino que tienen varias facetas y pueden llegar a cambiar dependiendo de la situación a la que nos expongamos. Muchas personas tímidas se muestran confiadas al hablar frente a un público acerca de un tem que les fascina y conocen bien, y a la vez, quien suele resultar popular puede llegar a mostrarse inseguro y vulnerable si le toca hablar frente al público sobre algo que no conoce bien.

Esto significa que para potenciar nuestra soltura en un ámbito de la vida social, hay que trabajar en ese ámbito, y no en otro cualquiera.

Así pues, para el caso que nos ocupa, lo fundamental es desarrollar autoconfianza y patrones de comportamiento que fomenten la autoestima específicamente en el contexto de la seducción. Desde luego, trabajar la autoestima en un sentido global, ante la vida en su totalidad, es importante y contribuye a hacer que las interacciones sociales sean, normalmente, más fluidas y agradables.

Sin embargo, no hay que quedarse en eso, que puede ser usado como excusa para no tener que “salir de la zona de confort” y empezar a desarrollar habilidades comunicativas basadas en conocer gente y, por qué no, también la seducción. Dado que este tipo de retos se dan específicamente en un tipo de interacción social, el modo de superarlos debe estar centrado, también, en esta clase de experiencias sociales, y no en otras. Dicho de otro modo, las claves de desarrollo de autoconfianza y autoestima deben estar vinculadas al acto de romper el hielo, mostrar interés, hacerse valer ante personas que no conocemos y, en general ligar. Veamos varias ideas al respecto.

4 claves comunicativas para expresar una autoconfianza seductora al ligar

Estas son varias claves psicológicas fundamentales que debes tener en cuenta para ir ganando soltura y autoconfianza a la hora de ligar.

1. Potencia tu autoconfianza desde la improvisación

Memorizar frases “prefabricadas” a la hora de ligar es un error. Como máximo, de vez en cuando puedes usar una para romper el hielo e iniciar una conversación, pero una vez estés dentro del diálogo propiamente dicho, lo que importa es la fluidez y las habilidades sociales aplicadas en el momento, no las frases ocurrentes leídas en un libro o en Internet. Seducir es entre otras cosas saber adaptarse, responder a los focos de interés que os unen a ambos y hacer que se genere un clima confortable, que resulte cómodo.

Por supuesto, improvisar de esta manera es más complejo que aplicar una secuencia de pautas que podamos seguir paso a paso. Sin embargo, si bien este hecho complica las cosas, a la vez aporta otro elemento que contribuye a hacerlo todo más sencillo, y que veremos en el siguiente punto.

2. La autoconfianza se demuestra asumiendo la imperfección de la comunicación

En el fondo, la capacidad de crear conversaciones técnicamente perfectas es mucho menos seductora que la actitud de confianza en uno mismo que está presente al asumir que la conversación tendrá momentos prescindibles o directamente absurdos. Allí donde se muestra la autoestima y el carisma está en aceptar que lo importante no es la corrección técnica, sino las sensaciones y emociones estimulantes que aparecen en el diálogo.

De hecho, obsesionarse con no cometer fallos no solo mantiene nuestra mente dividida en varios frentes (y por lo tanto más vulnerable a quedarse en blanco), sino que además denota fragilidad, porque de esta manera parece que nos escudemos en esa sucesión de palabras y gestos.

Las personas con más capacidad de ligar dan por sentado que a veces se producirán malentendidos o intercambios de ideas que no informan demasiado, pero pueden llegar a convertir esto en una muestra de actitud, e incluso en experiencias divertidas y que se prestan a la broma. Debido a esto, es habitual que al seducir funcione el hecho de intentar realizar acciones ridículas: la propia intención de hacer eso y mostrar que lo hacemos siendo conscientes de lo absurdo que resulta hace que, paradójicamente, no resulte ridículo.

3. El miedo al rechazo se basa en una ilusión

Esto no significa que el miedo al rechazo no exista; al contrario, es un fenómeno muy real y cuya aparición (en mayor o menor grado de intensidad) no es rara ni siquiera en las personas a las que se les da mejor ligar. La cuestión es que por un lado, como hemos visto, no hay que luchar por eliminar de nuestra mente el miedo al rechazo, y por el otro, hay que tener claro que este no se basa en hechos que tengan la capacidad de revelarnos verdades muy incómodas acerca de quiénes somos.

El miedo al rechazo tiene que ver con la anticipación de las implicaciones angustiosas de que alguien muestre desinterés en nosotros, y esto es algo que puede ocurrir perfectamente: no existen motivos por los que dar por supuesto que todo el mundo nos encuentra fascinantes. Pero… ¿realmente esto dice algo muy malo sobre nuestra identidad? Si nos rechazan es, en la gran mayoría de los casos, porque no nos conocen bien; por algo buscamos acercar posiciones.

Por otro lado, difícilmente una sola interacción o serie de unas pocas interacciones con alguien nos van a aportar un reflejo realista sobre quiénes somos. El autoconcepto, nuestra idea del “Yo”, en realidad se construye a lo largo del tiempo y a través de centenares de experiencias. Que alguien diga “sí” o “no” llegado un punto de la conversación realmente no nos va a romper los esquemas desde los que analizamos quiénes somos, por mucho que a veces pueda resultar frustrante.

4. Sin práctica no hay progreso

Finalmente, saber todo lo anterior no sirve de mucho si no se pone en práctica. Para desarrollar las habilidades sociales y de gestión emocional necesarias para ligar hay que aplicarlas a la realidad. Por eso, mucha gente acude al psicólogo para obtener no solo la teoría, sino también una serie de pautas para comprometerse con este proceso de cambio e ir realizándolo de manera eficaz y evitando frustraciones innecesarias, empezando con lo que funciona para “principiantes” y terminando por los retos más ambiciosos.

Fuente: www,psicologiaymente.com