Hay que desprenderse de los cronómetros y disfrutar cada orgasmo, como si fuera la última
“Lo bueno dura poco”, es una máxima popular que en toda su extensión se les puede aplicar a los orgasmos, pero en realidad poco se habla de su duración.
Lo que sí es común son los calificativos como breve, rápido y hasta instantáneo, pero pocos se han dado a la tarea de cuantificarlos en términos de tiempo.
Pues bien, es hora de entender que el tiempo requerido para alcanzar ese cénit de los polvos donde se blanquean los ojos, depende de muchos factores; sin embargo, su duración está casi estandarizada tanto para hombres como para mujeres, de acuerdo con algunos estudios.
Para la muestra está que en la Universidad de Minnesota, unos investigadores concluyeron que en el orgasmo ocurren una serie de contracciones que pueden variar de 5 a 15, con una intensidad muy alta que en conjunto duran entre 20 y 30 segundos, al punto de que infieren que ese es el tiempo promedio del goce máximo del sexo con buen final.
Claro que se aceptan algunas diferencias individuales que dependen de lo que ocurre después de dichas contracciones, pues para algunos estos sacudones regulares son la experiencia orgásmica primaria.
A estos los han denominado orgasmos tipo I, que son los más frecuentes, pero hay personas en las que dichas contracciones se pueden mantener por otros 30 segundos o más y son los llamados orgasmos tipo II.
Ahora, si bien estas mediciones aplican por igual tanto en hombres como en mujeres, otros estudios han demostrado que en los señores, este momento apoteósico dura en promedio 8,7 segundos y en las mujeres 11 segundos, lo que no deja de ser una especie de compensación, en razón a que si bien para los hombres les resulta más fácil alcanzar un orgasmo, las mujeres lo disfrutan por más tiempo.
Otro estudio publicado en ‘Psichology Today’ reitera que no hay mucha diferencia con respecto al género y que si hay algunas modificaciones depende más de las personas.
Y en ese sentido, solo queda desprenderse de los cronómetros y, así sea por segundos, disfrutar cada llegada, como si fuera la última.
FUENTE: EL TIEMPO, COLOMBIA
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