La historia de Glass Marcano, una joven directora de orquesta que lucha por convertir su sueño en realidad sobreponiéndose a todas las adversidades.
Glass Marcano vendía fruta con su madre en modesto mercado de la provincia venezolana de Yaracuy, en el oeste del país. Había estudiado Derecho, pero su auténtica pasión era la música. Logró entrar en El Sistema, un famoso centro de formación de músicos venezolano que lleva medio siglo creando una gran escuela. Pero la pandemia la devolvió a su casa para ayudar a su familia.
Sin embargo, antes de que el coronavirus hiciera acto de aparición en el planeta, la vida de Glass había comenzado a cambiar. Gracias a Google encontró un concurso de dirección orquestal llamado ‘La Maestra’, organizado por la orquesta Paris-Mozart y la filarmónica de la capital gala. Después, convenció a sus amigos para que le prestaran los 150 euros que costaba la inscripción y se lanzó a la aventura.
Lo que no pensaba es que aquel sueño se iba a hacer realidad en mitad de la pandemia. Glass Marcano fue una de las elegidas para el concurso entre más de 200 perfiles que se presentaron, pero tenía un problema más: cómo llegar hasta París. Habló con la embajada española y la francesa, movió todos los contactos que fue capaz de encontrar y consiguió un vuelo en un pasaje humanitario que trasladaba a Madrid a españoles atrapados en Venezuela.
El sueño hecho realidad
El concurso que iba a celebrarse en marzo se aplazó a septiembre por la pandemia y Glass, después de haber ganado algo de dinero ayudando a su madre, puso rumbo a su sueño. Sus movimientos habían dado sus frutos y, tal y como explica a la BBC, incluso sorprendieron a quienes no la conocían: «Una funcionaria francesa me dijo en el aeropuerto: Hija, ¿quién es usted? Ni siquiera con el presidente recibimos tantos correos para que lo monten en un avión como recibimos con usted».
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Días después, Glass llegaba a París dispuesta a cumplir su sueño: «En muchas ocasiones sentí que no estaba en la realidad. Era una experiencia nueva para mí, estaba impresionada de todo, me sentía que estaba en otro planeta. No es fácil y aún más si lo tienes que hacer en un idioma que no es el tuyo. Personas del jurado me dijeron que estaban sorprendidos de que hubiera llegado a la semifinal con tanto nivel en la competición».
Glass Marcano no ganó el concurso, pero logró un premio especial. Ahora, ha decidido quedarse en París para seguir formándose y labrarse un futuro en una profesión difícil y en la que los hombres copan casi todos los puestos disponibles: «Nunca pasó por mi mente que quería representar a las mujeres. Yo quería ser directora para volverme loca en el podio. La mujer en la música se inclina más a ser instrumentista de orquesta que directora, pero quien quiera ser directora debe trabajar para hacerlo. Yo desde que quise serlo nunca se me salió eso de la cabeza».
FUENTE: www.elconfidencial.com
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