La mochila emocional, si no se trabaja para vaciarla, repercute en las siguientes relaciones.
Hola. Había conocido a un chico justo antes del aislamiento y parecía que nos entendíamos muy bien en muchos niveles, que había mucha conexión y complicidad, que compartimos aficiones, gustos, etcétera. Pero poco a poco, al irnos conociendo más, todo empezó a cambiar. Ahora estoy viendo una faceta de él que desconocía: está inseguro, le da miedo el compromiso, duda de todo, y me hizo escenas que creo que no debo aguantar. Hasta llegó al punto de plantearme la separación, pero luego se arrepintió. Lo hablamos y me comenta que su ex le hizo mucho daño, lo engañó, y nunca se sintió querido como esperaba. Con eso se entienden muchas cosas de sus actitudes actuales, pero no sé qué debo hacer, qué papel tengo que tener y hasta dónde tengo que aguantar. Espero que me puedas ayudar porque estoy hecha un lío. Gracias.
Todos tenemos un pasado y unas vivencias que tienen asociadas unas determinadas emociones. El problema surge cuando esa carga emocional no se ha trabajado, digerido y ubicado bien, porque entonces sigue en nuestra mochila e, inevitablemente, nos impedirá avanzar y afectará a la siguiente relación que tengamos.
Si no aprendemos a vaciar esa mochila de las experiencias negativas, se generará una toxicidad y un peso que soportar que repercutirá en nuestro estado anímico y en nuestras relaciones.
Cada experiencia vivida nos deja una huella de una u otra manera, tenemos marcas en la piel, pero lo importante y lo que provocará la diferencia es qué hacemos con ellas: las podemos usar para crecer o para justificar lo que no sabemos afrontar y gestionar.
En consulta se ve, en muchos momentos, cómo una parte de la pareja justifica y defiende sus conductas disfuncionales con los traumas y malas vivencias del pasado. Por ejemplo: “soy inseguro y te controlo porque en mi pasado me han engañado”. No debería ser así. Esto lo que muestra es que no se ha hecho un proceso emocional ni la gestión necesaria para pasar del trauma al aprendizaje.
Del trauma, al aprendizaje
1. Aceptación
Lo primero que recomiendo a la parte de la pareja que lleve la carga emocional es que revise la mochila y reflexione sobre lo que lleva dentro. Aunque no lo creamos, gran parte de las reacciones y del estado emocional del día a día tiene que ver con lo que soportamos a nivel emocional. Por incómodo y complicado que resulte, se debe analizar qué hay dentro y aprender a aceptarlo. Ese es el primer paso, la aceptación, pero hacen falta dos más.
2. Soltar peso
El segundo es aprender a vaciar la mochila soltando todo el peso del pasado: aceptar los errores, identificar las emociones y buscar el camino para resolverlas. Muchas veces hace falta un apoyo externo para superar las vivencias negativas, la ayuda de un psicólogo.
3. Compartir con la pareja
Y el tercer paso es compartir esas vivencias con la persona que te acompaña, tu pareja. Ésta también tiene derecho a ser consciente de lo que puede afectar y condicionar la relación. No acostumbramos a tener presente que el pasado y el cómo lo tengamos ubicado afecta al ahora.
El papel como pareja: ser apoyo, no terapeuta
Pero es importante también el papel que asuma la pareja. Puede ser un apoyo, pero no debe encargarse ni responsabilizarse de eso, porque ahí empieza la toxicidad.
Cuando la pareja toma el trabajo emocional del otro, se hace responsable y asume un papel de educador, maestro, psicólogo que no le toca, generando una dinámica disfuncional en la relación.
Y vos, ¿cómo llevás tu mochila emocional?
Por Núria Jorba, para La Vanguardia.
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