Viajes y turismo

Bajo los cielos del mundo: Punta del Este, Uruguay

Cada vez que planifico un viaje estoy llena de ilusiones y expectativas sobre lo que voy a encontrar en ese nuevo sendero elegido. No soy viajera de shopping y si hay algo que disfruto de los caminos es interactuar y dejarme sorprender por la gente del lugar, conocer su idiosincrasia, sus costumbres, leyendas, todos esos pequeños detalles que enriquecen y siempre encuentro fuera de lo planificado. Y como las emociones son las que quedan grabadas en nuestra mente, concluyo cada uno de mis viajes mirando al cielo y agradeciendo la oportunidad de haber conocido otro destino que formará parte de una nueva historia Bajo los Cielos del Mundo.

Luego de haber visitado diferentes playas por los distintos rincones del planeta, puedo afirmar que los atardeceres frente al mar en Punta del Este son únicos e irrepetibles. Este año la pandemia ha modificado mis planes para visitar nuevamente esa hermosa ciudad, pero nada impide que me traslade con mis recuerdos. Cierro los ojos y siento el calor del tibio atardecer que acaricia mi cara, dejándome caer en esa atmósfera que sólo se vive en las tardes esteñas.

Situado en el departamento de Maldonado, este exclusivo balneario conocido actualmente como la St. Tropez de Sudamérica, supo ser una desolada península abatida por los vientos oceánicos. Sus limitados medios de acceso no acobardaron a las clases altas argentinas y uruguayas a convertir esa villa de mar en un pujante destino turístico donde se emplazan grandes hoteles, modernas urbanizaciones y chacras de ensueño.

De esta manera lo reconoce la historiadora Yvette Trochon cuando dice que fueron “las élites argentinas, seguidas por las uruguayas, las que lideraron el desarrollo de Punta del Este”. También afirma que el arribo de la clase media argentina y su estilo fue modificando el paisaje, ya que desplazaron las antiguas casas por edificios de departamentos extremadamente cuidados.

Espacios naturales en Punta del Este.

El famoso artista uruguayo Carlos Páez Vilaró, también destacó el rol de los argentinos en el desarrollo de Punta del Este: “Su buen gusto y empuje resultaron vitales en el momento de las transformaciones”. Fue una clase media ostentosa, que copió el gusto de sus predecesores, la que a fines de los ’80 impulsó el crecimiento de la ciudad, por lo que al día de hoy continúa siendo considerado un balneario exclusivo y con estilo. Todo se encuentra ordenado y limpio, se cuida el detalle y se respetan las líneas urbanísticas frente a toda la costa.

Playa de Montoya, la de mayor convocatoria de adolescentes.

Los adolescentes y las familias se reparten entre las costas de las playas Brava y Mansa. La primera, elegida por los jóvenes, es conocida por sus playas de oleaje furioso. Desde allí se puede divisar la Isla de Lobos y es allí donde se encuentra emplazada la famosa “Mano de Punta del Este”, monumento cuyo nombre original es “Hombre emergiendo a la vida”. Por lo contrario, la Mansa es la playa elegida por las familias, con un mar muy tranquilo y playas amplias, y resulta perfecta para nadar y emprender largas caminatas.

Como dijo Carlos Páez Vilaró: «El buen gusto y el empuje de los argentinos fue vital en el momento de las transformaciones».

Localizado en la zona sur del departamento de Maldonado se encuentra La Barra. Siendo en su origen un pueblo de pescadores, actualmente se pueden visitar galerías de arte y el mercado de pulgas. Es también el centro neurálgico de la vida nocturna, donde se encuentran los mejores bares y discos de la temporada.

Además en La Barra se puede disfrutar de la playa de Montoya. Extensa, con un mar peligroso con grandes olas, es una playa llena de vitalidad, ya que es la que más convoca a jóvenes y adolescentes. A ellos se los puede ver en grupos charlando muy divertidos, planificando la noche o practicando alguna actividad deportiva.

 Atardeceres relajados junto al mar.

Charlando por las tardes con gente que se dedica al turismo, pude saber que en tiempos normales la temporada dura todo el verano, aunque el flujo de ricos y famosos comienza desde fines de diciembre hasta la primera semana de enero, cuando abandonan la ciudad esteña para continuar sus vacaciones en el frío invierno europeo o norteamericano.

Sobre el final del sol de marzo quienes continúan llegando son los brasileños, que aportan color y alegría a una ciudad que comienza por esas fechas a sentir el fin de la temporada.

Detalles cuidados y líneas urbanísticas respetadas frente a la costa.

Si pensás viajar a Punta del Este, no podés dejar de ir a Punta Ballena, una península rocosa donde se encuentra la legendaria Casa Pueblo. Allí podrás visitar la galería de arte de Páez Vilaró donde se exponen sus pinturas, cerámicas y esculturas.

Disfrutando las playas de Punta del Este.

Luego de construir su casa sobre los acantilados, Páez Vilaró continuó con sus actividades artísticas desde las terrazas de esta mítica casa donde reunía al jet set en grandes fiestas privadas, codeándose con gente como Pablo Picasso, Fidel Castro o Marlon Brando. Allí funcionó su segundo taller, ya que previamente en la década del ’50 comenzó a trabajar en una torre de agua abandonada en la Parada 3.

Playa La Brava.

El principal legado del artista uruguayo permanece allí, como un regalo especial a los miles de visitantes que se acercan a ver sus obras y que contemplan desde las terrazas que alguna vez caminó el artista, un atardecer que solo se vive en las tardes esteñas. 

Casa Pueblo en Punta Ballena.

Fuente: parati.com.ar