Todos tenemos medicamentos en casa. Ibuprofeno, aspirina o paracetamol suelen ser los más comunes. Generalmente, no requieren receta y pueden aliviarnos un dolor de cabeza o un resfriado común, aunque lo ideal es no automedicarnos.
Pero si tenemos niños, perros, gatos o cualquier otra mascota en casa, en casa debemos tener mucho cuidado con estos medicamentos, ya que pueden ser muy tóxicos para ellos y causarles, incluso, la muerte. Y no porque se traguen un blister entero. Una sola pastilla puede ser letal. Por ello, debemos manternos fuera de su alcance, manipularlos con cuidado y, por supuesto, no utilizarlos en ellos si pensamos que tienen dolor, fiebre o cualquier otro síntoma. Dos expertos nos explican por qué son tan peligrosos los fármacos humanos para nuestras mascotas y qué debemos hacer si nuestro peludo se traga una pastilla por accidente.
¿Por qué los perros o gatos no pueden tomar muchos de los medicamentos de los humanos?
«Hay medicamentos que compartimos, pero hay otros muchos que no debemos ni siquiera pensar en dárselos. La fisiología del perro y del gato es diferente a la humana y la forma de metabolizar los medicamentos varía. Es decir, cuando ingerimos los medicamentos, deben pasar por una serie de mecanismos para que sean efectivos y posteriormente se puedan eliminar de nuestro cuerpo. Los animales no tienen los mismos mecanismos que nosotros, por lo que hay ciertos medicamentos que no son capaces de metabolizar y eliminar y que por este motivo pueden ser muy perjudiciales», nos explica Ana Anglada, de Anaga Centro Veterinario en Madrid (www.anagavets.es)
Ernest Vives, veterinario de AniCura Mediterrani Hospital Veterinario (www.anicura.es) advierte de que medicar a perros y gatos con medicamentos específicos para humanos por parte de sus propietarios es una práctica habitual y puede comportar efectos indeseados. En algunos casos fatales.
«En nuestro centro atendemos con frecuencia intoxicaciones por haber administrado medicamentos para humanos a nuestras mascotas. Suele tratarse de signos digestivos como vómitos o diarrea, pero, en algunos casos, nos llegan mascotas con signos mucho más graves que deben tratarse como una verdadera urgencia. Esto suele ser debido a que los medicamentos para personas en muchos casos no son aptos para perros y gatos, bien por su principio activo, por su excipiente o por su mecanismo de absorción», alerta.
En otros casos, donde el medicamento sí podría usarse, las concentraciones para personas no suelen coincidir con las necesidades de los animales, por lo que se tiende a sobre dosificar, con el perjuicio correspondiente para nuestra mascota. «Las concentraciones a las que se comercializan son 10 veces superiores de la que le correspondería, por ejemplo, a un perro de 15kg», señala Ernest Vives.
Por todo esto, coinciden ambos especialistas, nunca se deben administrar medicamentos para humanos a nuestros animales sin consultar antes al veterinario y, como decíamos, no debemos automedicarles.
¿Cuáles son los más peligrosos para ellos?
En general, los antiinflamatorios de medicina humana son los medicamentos más peligrosos. Pero no son los únicos, por eso siempre hay que preguntar al veterinario. «Y ya no solo depende de si son peligrosos o no los pueden metabolizar, sino que en un momento determinado por el cuadro clínico que pueda tener el animal puede ser incluso perjudicial y provocarle en casa un empeoramiento», previene la veterinaria de Anaga Centro Veterinario. Por ejemplo, «el primperan en un perro que vomita, si no hemos descartado cuerpos extraños por ejemplo, puede ser perjudicial. O ciertos colirios ya que si no hemos descartado una úlcera en el ojo, pueden incluso provocar la perforación».
Esta toxicidad, ¿es una cuestión de dosis o de los principios activos?
De las dos cosas. El principio activo puede no metabolizarse y dificultar la excreción. Y las dosis pueden ser nocivas. No solo porque las dosis de los medicamentos de humano sean mayores y no apropiadas para nuestras mascotas, «sino porque hay situaciones en las que el metabolismo o la eliminación del fármaco está afectada (por ejemplo en problemas hepáticos, renales, etc) y se acumula y produce efectos tóxicos o secundarios», explica Ana Anaga.
¿Qué puede pasarle si por accidente se toma los siguientes fármacos?
Son los más comunes en nuestros botiquines y, algunos de ellos, muy peligrosos para nuestras mascotas.
Antiinflamatorio: dependiendo de cuál sea, puede producir úlceras digestivas, daño renal, incluso, en algunos casos en los que se produzca sobredosis (carporfeni, ibuprofeno) puede producir alteraciones del sistema nervioso, con ataxia, convulsiones y coma.
Paracetamol. Es muy muy tóxico en gatos, incluso, con una dosis única. Produce alteraciones hepáticas y sanguíneas. Es una urgencia muy grave, que si se trata a tiempo puede que no derive en complicaciones posteriores.
Aspirina. Depede de la dosis. Puede variar desde problemas digestivos, incluyendo vómitos, diarreas, sangrado digestivo, a complicaciones mayores como perforación intestinal y peritonitis, hipertermina, taquipnea (respiración acelerada), deshidratación, convulsiones, coma y edema pulmonar no cardiogénico. Es especialmente tóxico en hembras preñadas.
Omeprazol. Solo ocurriria toxicidad en dosis muy elevadas. De hecho, es uno de los fármacos que se usa habitualmente en mascotas.
Ansiolítico. En dosis altas puede producir ataxia, desorientación, debilidad, hipotermia, vocalizaciones, excitación. En dosis bajas, sedación.
Antidepresivo. Dependerá del antidepresivo, por ejemplo, la fluoxetina (Prozac) y tambien de la dosis como los ansioliticos, desde una sedación a un síndrome serotoninérgico que incluye dilatación de pupilas (midriasis), taquicardia, hipertensión fiebre, hiperreflexia, temblores, convulsiones, desorientación, excitación, agitación.
¿Son peligrosos los complementos alimenticios?
Otra duda que nos puede surgir es si los preparados de tila, valeriana, que podemos tener en casa para reducir el estrés o la melatonina, para lograr un descanso más reparador puede suponer un riesgo para nuestras mascotas si llegan a tragárselo por accidente. Tanto Ana Anglada como Ernest Vives nos aclaran que no suponen un riesgo. Eso sí, «siempre y cuando se utilicen para las situaciones que realmente se necesitan y siempre a la dosis recomendada por el veterinario», resalta la veterinaria.
¿Qué debemos hacer si nos damos cuenta de que ha ingerido un medicamento?
«Si nos damos cuenta de que nuestro perro o gato ha ingerido accidentalmente alguno de nuestros medicamentos o presenta signos clínicos al habérselo administrado nosotros, lo mejor será acudir al veterinario», señala Ernest Vives de AniCura Mediterrani Hospital Veterinario. «Hay casos en los que se necesitará un intervención y en otros no», añade Ana Anglada. Por ello, lo primero que debemos hacer en ponernos en contacto con el especialista.
¿Podemos administrar vomitivos caseros?
No debemos. El agua oxigenada ha sido ampliamente utilizada para inducir el vómito, pero no es recomendable. «Los riesgos frente a los beneficios son mayores. Incluso hay ciertos tóxicos en los que el vómito no se recomienda. También hay razas en las que inducir el vómito puede ser contraproducente como pueden ser las braquicefálicas. No solo en estos casos, sino que se puede producir una neumonía por aspiración al intentar forzar a la mascota a tomar el agua oxigenada, e incluso podemos causar graves problemas digestivos», advierte la especialista.
¿Qué tratamiento se administra en el centro veterinario?
Existen diferentes abordajes según el fármaco ingerido. Por ejemplo, «puede ser necesario provocar el vómito con medicación, o utilizar antídotos en función de lo que haya ingerido, también se le puede administrar tratamiento sintomático u hospitalización para ver evolución, así como tratamientos más intensivos en casos más graves. En cuanto al pronóstico, dependerá mucho del fármaco, la dosis y los síntomas que presente. Puede que desde un pronóstico bueno a la muerte», explica Ana Anglada.
Por tanto, debemos tener mucho cuidado con los medicamentos que utilizamos y mantenerlos siempre fuera del alcance de nuestras mascotas, así como de los niños. Y no automedicarles ni automedicarnos.
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